07 febrero 2008

Dirty Sexy Money

Ubicada en la cumbre de un rascacielos en Manhattan, la oficina del poderoso magnate Tripp Darling es moderna, iluminada y con una vista impresionante de la Gran Manzana. Pero eso es en la ficción, porque en la realidad ese edificio de Manhattan es un estudio de TV en California: esa impresionante vista es agregada en posproducción y no existe; en realidad allí hay poco glamorosos cables, mesas, vasos de café y la entrada al set.

El escenario pertenece a una de las nuevas series más exitosas de la temporada 2007-2008 en Estados Unidos, "Dirty sexy money", creada por el dramaturgo Craig Wright, y que debutará el 12 de febrero, a las 19:00 horas, por la señal de cable AXN.

Volviendo a raíces plantadas en los 80 con series como "Dinastía", este espacio presenta la caótica y sofisticada existencia de, según la ficción, la familia más adinerada de Nueva York, los Darling. Tripp y Letitia son los jefes del clan, interpretados por Donald Sutherland y Jill Clayburgh. Pero al centro de la historia está Nick George, interpretado por Peter Krausse ("Six feet under"), el abogado de la familia y encargado de tapar todos sus pecados y satisfacer todas sus necesidades.

Krausse dice: "Cuando logras juntar a un elenco extraordinario, y creo que éste lo es, tienes la posibilidad de contar muchas y muy buenas historias". Muchas, en efecto, porque los Darling son una familia extensa. El hijo mayor, Patrick (William Baldwin), tiene aspiraciones de llegar a ser senador, pero tiene un secreto: siente especial atracción por los transexuales y de hecho tiene un romance con uno; él está casado, claro. La historia de su personaje no sorprendió a Baldwin: "Soy de Nueva York, he estado alrededor de ese tipo de historias toda mi vida. Lo cierto es que fui capaz de apreciar cuán poco frecuentes son esas historias en televisión, y me gusta mucho ser el que la interpreta".

Otro hijo, el reverendo Brian Darling (Glenn Fitzgerald), es un sacerdote anglicano despiadado que incluso se resiste a reconocer a un hijo ilegítimo que la madre entregó en sus brazos. También está Karen (Natalie Zea), que va por su cuarto marido y que aparentemente está secretamente enamorada de Nick. El clan lo cierran los gemelos Juliet y Jeremy (Samaire Armstrong y Seth Gabel), celebridades juveniles al estilo Paris Hilton buscando su destino y presas fáciles de la prensa de farándula.

Pero, siguiendo con la tradición ochentera, no todo es como aparenta ser. "Letitia es muy misteriosa, y para mí lo fue desde que leí el guión del piloto", dice Clayburgh. Y agrega: "Nunca he estado segura hacia dónde se dirige; ahora ella está preocupada por un romance que tuvo y al mismo tiempo intenta mantener unida a la familia".

Donald Sutherland: "El dinero puede ser sexy"

"Nunca vi 'Dallas' ni 'Dinastía'. Estaba realmente en otra parte durante los 80". Donald Sutherland (72) impresiona no sólo por su estatura (1,93 metro), sino porque al hablar con casi un centenar de periodistas de todo el mundo lo hace con la tranquilidad de quien conversa con un amigo en el living de su casa. Sobre la comparación de su programa con aquellos emblemáticos ochenteros, él contesta con una broma. Pero cuando le preguntan sobre el interés de una estrella de cine como él en hacer programas de TV, se toma el tema con seriedad: "Me permite trabajar con un genio como Craig Wright y me permite tener 22 horas de un gran personaje por año. Craig te da la posibilidad de ir descubriendo pedazos de tu personaje y luego llevarlos a la pantalla".

"¿Es sexy el dinero?", le preguntan. "Pues nunca lo había pensado. Creo que hay ciertos aspectos del poder que se asocian al dinero. Digo, mira el caso de Bill Clinton, y te das cuenta de que el poder corrompe y te excita mucho. Así que visto desde ese punto de vista, sí, creo que el poder y el dinero pueden ser sexy".

Sobre su personaje no le gusta hablar en detalle: "Me encantaría hablarte de la ambigüedad de mi personaje, pero en ese momento deja de ser multidimensional y lo destruyo. Sí te diré que no es un hombre desviado. Él persigue la poesía de la verdad. Eso".


Fuente : El Mercurio