Carrie y las chicas están de vuelta. Las mismas que hicieron del Cosmopolitan el trago fetiche de las ejecutivas en el happy hour y convirtieron a los zapatos Manolo Blahnik en bien de primera necesidad. La película, basada en la serie de 1998 y referida a las columnas de Candace Bushnell, está dirigida por Michael Patrick King, uno de los directores habituales de los capítulos transmitidos por la cadena HBO. "Sex and the city" versión 2008 tiene a Carrie buscando departamento para asentarse junto a Big; a Miranda viviendo una pesada rutina matrimonial; Samantha como asistenta de su pareja Smith Jerrod en Los Angeles, y a Charlotte disfrutando de su hija pequeña traída desde el Oriente. Todo casi tan ideal como cuando terminó la serie durante el 2004. El punto de inflexión es la propuesta de matrimonio que le hace Big a Carrie y cómo el naipe, para bien o para mal, se comienza a desordenar en la vida del resto de las amigas. El gran villano de esta historia es el editor de la película, porque la letanía de estas cuatro chicas en Nueva York se extiende innecesariamente. Pero hay que coincidir en que el buen pulso de King consigue que el relato nunca se desplome. Es más, la historia resultará ser un deleite para las fanáticas de la serie, incluso los que nunca la hayan visto por televisión, la disfrutarán. Nueva York pocas veces ha sido filmada con tanta belleza como acá, y el estilo de las cuatro solteras está elevado a niveles exorbitantes (Carrie se cambia 80 veces de ropa a lo largo del filme). Con minutos de más y todo, "Sex and the city" se yergue como una comedia romántica eficiente, donde destacan las interpretaciones de Chris Noth (Mr. Big), Jennifer Hudson ("Dreamgirls") como la asistente de Carrie, y Candice Bergen como la editora de "Vogue". Todo y más de lo que se podría esperar de un capítulo extra–larga duración. El cóctel está servido y todo hace pensar que habrá una segunda ronda.