Anoche, en el final de la segunda temporada de "Lost", una importantísima revelación dependía de un ejemplar de la novela de Charles Dickens "Nuestro amigo común" (quienes no deseen conocer más detalles hasta la repetición del capítulo, el sábado próximo, por AXN, deberían detenerse aquí).
En un flashback, Desmond (Henry Ian Cusick), el personaje que los televidentes de la serie conocen como "el hombre que vivía dentro del refugio", le confiesa a un guardiacárcel que siempre lleva el libro con él porque quiere que sea lo último que lea antes de morir. Más tarde, en la isla, cuando Desmond cree que es el fin, encuentra dentro de la novela una carta de Penny, el amor de su vida. Su misiva lo impulsa a emprender una misión suicida para salvar la isla y, queda implícito, probablemente al mundo también.
En una visita reciente a Nueva York, Damon Lindelof y Carlton Cuse, los productores ejecutivos de "Lost", comentaron que la idea de la lectura final de "Nuestro amigo común" surgió de las declaraciones del escritor John Irving, que confesó en una entrevista que "lo estaba guardando para el final". Además de homenajear al autor de "El mundo según Garp", los productores querían hablar de Dickens por razones mucho más personales.
"Dickens escribía historias por entregas para los diarios. Siempre nos preguntamos cuánto de lo que pasaba semana a semana estaba planeado de antemano y cuánto era simplemente improvisación sobre la marcha. Gracias a este programa, respetamos su talento cada vez más", dice Cuse.
Aún más llamativo que la audiencia de "Lost" en los Estados Unidos (más de quince millones de espectadores cada semana) es la devoción absoluta que profesan por la serie. El programa inspira interminables discusiones en Internet y estimula la participación de sus televidentes en sus misterios e intrigas (que juegan en línea el popular programa multiplataforma "Lost Experience").
La hora de la verdad
Cuando Cuse y Lindelof comenzaron a escribir el final de la segunda temporada de la serie sabían que un gran número de los fanáticos se habían sentido muy defraudados por cómo había terminado la primera. La gran vuelta de tuerca entonces fue el secuestro del pequeño Walt (Malcolm David Kelley) a manos de los siniestros habitantes de la isla, los Otros, que viven allí desde antes de que se estrellara el avión en el que viajaban los protagonistas del ciclo. Los guionistas se esforzaron por evitar que el secuestro de Walt se filtrara en Internet, por lo que decidieron referirse a él como "el bagel", por el popular panificado neoyorquino (el de este año fue "el jalá", o pan trenzado). Pero la captura del niño no fue lo último que pasó en el cierre de la primera temporada: el místico Locke (Terry O’Quinn) y el práctico Jack (Matthew Fox) se asomaron a las profundidades de un misterioso refugio subterráneo que el primero había descubierto al comienzo de la serie. Los fanáticos se molestaron: ¿qué podría haber dentro de esa escotilla que había llevado cuatro meses descubrir?
Cuando se emitió el final por TV, Lindelof estaba en Hawaii, a punto de casarse: “Las quejas en Internet comenzaron a crecer, y nosotros les prestamos mucha atención a esas cosas. Pocos días después, teníamos en claro que a todos les molestó que no se viera qué había debajo de la escotilla”.
Los productores ejecutivos de “Lost” suelen comparar a su serie con los libros de Harry Potter. Quieren que cada temporada plantee ciertos misterios y los resuelva, mientras construye el interrogante central, que es lo que atrapa a la audiencia y que concluirá sólo con el final del programa, tal y como ocurre en las novelas de J. K. Rowling. “Este año todo giró alrededor del escondite. Y fuimos muy cuidadosos en responder a una gran cantidad de preguntas en el final.”
Apretando el botón
El episodio de anoche resolvió dos importantes enigmas de la serie, que, según se descubrió, estaban relacionados. El primero: ¿qué pasaría si se dejara de ingresar los números y apretar el botón? (Ocurriría una enorme explosión que, si no fuera por la rápida intervención de Desmond, hubiese logrado que la Tierra se tragara a sí misma, según explica Cuse.) El segundo: ¿qué hizo estrellar el avión en el que viajaban los protagonistas? (Una falla del sistema de la isla luego de que Desmond saliera de la base subterránea y no volviera a cero el contador de la válvula que se encuentra allí.)
Como no saben cuántos años durará el programa, Lindelof y Cuse tienen que espaciar las revelaciones sobre su historia. “Si se responden demasiadas preguntas, la audiencia pierde interés. Por eso, teníamos que encontrar para el año próximo una intriga lo suficientemente interesante como para sugerir posibilidades y dejar ansiosos a los fanáticos”.
Sobre la tercera temporada, la escena del final a la que sus productores denominaron “jalá” ofrece un anticipo: en una coda que transcurre en un lugar desconocido, Penny, la millonaria novia del náufrago Desmond, es informada por un empleado de un hallazgo. La explosión ocurrida en la isla aparentemente la había hecho visible, al menos por unos momentos, ante quienes intentaban encontrarla.
¿El rescate de los náufragos será parte de la tercera temporada? Lindelof y Cuse declinaron responder, pero sí confirmaron que, si el segundo año de “Lost” se centraba en la escotilla, el tercero girará alrededor de los secretos de los Otros, liderados por el enigmático Henry Gale (Michael Emerson, quien pasará a formar parte del elenco estable). Cuse reveló que la próxima temporada ofrecerá las respuestas a las siguientes preguntas: ¿quiénes son los Otros? ¿cuántos son? ¿cuál es su historia? ¿qué están tratando de conseguir?
Además de servir como un adelanto de lo que vendrá, los minutos finales del episodio de ayer eran increíblemente importantes para la mitología de la serie en sí –dice Lindelof–, ya que fue la primera vez en las 49 horas que lleva el programa en el aire que “Lost” mostró una acción ocurrida fuera de la isla en tiempo presente, en lugar de los habituales flashbacks al pasado de sus habitantes antes del accidente: “Es momento de desmentir varias teorías acerca del programa: aquellos que crean que los protagonistas están en el purgatorio, o que son sujetos de un experimento deberán comenzar a buscar otras explicaciones para los misterios, ya que el mundo exterior existe, y se lo estamos mostrando”.
En un flashback, Desmond (Henry Ian Cusick), el personaje que los televidentes de la serie conocen como "el hombre que vivía dentro del refugio", le confiesa a un guardiacárcel que siempre lleva el libro con él porque quiere que sea lo último que lea antes de morir. Más tarde, en la isla, cuando Desmond cree que es el fin, encuentra dentro de la novela una carta de Penny, el amor de su vida. Su misiva lo impulsa a emprender una misión suicida para salvar la isla y, queda implícito, probablemente al mundo también.
En una visita reciente a Nueva York, Damon Lindelof y Carlton Cuse, los productores ejecutivos de "Lost", comentaron que la idea de la lectura final de "Nuestro amigo común" surgió de las declaraciones del escritor John Irving, que confesó en una entrevista que "lo estaba guardando para el final". Además de homenajear al autor de "El mundo según Garp", los productores querían hablar de Dickens por razones mucho más personales.
"Dickens escribía historias por entregas para los diarios. Siempre nos preguntamos cuánto de lo que pasaba semana a semana estaba planeado de antemano y cuánto era simplemente improvisación sobre la marcha. Gracias a este programa, respetamos su talento cada vez más", dice Cuse.
Aún más llamativo que la audiencia de "Lost" en los Estados Unidos (más de quince millones de espectadores cada semana) es la devoción absoluta que profesan por la serie. El programa inspira interminables discusiones en Internet y estimula la participación de sus televidentes en sus misterios e intrigas (que juegan en línea el popular programa multiplataforma "Lost Experience").
La hora de la verdad
Cuando Cuse y Lindelof comenzaron a escribir el final de la segunda temporada de la serie sabían que un gran número de los fanáticos se habían sentido muy defraudados por cómo había terminado la primera. La gran vuelta de tuerca entonces fue el secuestro del pequeño Walt (Malcolm David Kelley) a manos de los siniestros habitantes de la isla, los Otros, que viven allí desde antes de que se estrellara el avión en el que viajaban los protagonistas del ciclo. Los guionistas se esforzaron por evitar que el secuestro de Walt se filtrara en Internet, por lo que decidieron referirse a él como "el bagel", por el popular panificado neoyorquino (el de este año fue "el jalá", o pan trenzado). Pero la captura del niño no fue lo último que pasó en el cierre de la primera temporada: el místico Locke (Terry O’Quinn) y el práctico Jack (Matthew Fox) se asomaron a las profundidades de un misterioso refugio subterráneo que el primero había descubierto al comienzo de la serie. Los fanáticos se molestaron: ¿qué podría haber dentro de esa escotilla que había llevado cuatro meses descubrir?
Cuando se emitió el final por TV, Lindelof estaba en Hawaii, a punto de casarse: “Las quejas en Internet comenzaron a crecer, y nosotros les prestamos mucha atención a esas cosas. Pocos días después, teníamos en claro que a todos les molestó que no se viera qué había debajo de la escotilla”.
Los productores ejecutivos de “Lost” suelen comparar a su serie con los libros de Harry Potter. Quieren que cada temporada plantee ciertos misterios y los resuelva, mientras construye el interrogante central, que es lo que atrapa a la audiencia y que concluirá sólo con el final del programa, tal y como ocurre en las novelas de J. K. Rowling. “Este año todo giró alrededor del escondite. Y fuimos muy cuidadosos en responder a una gran cantidad de preguntas en el final.”
Apretando el botón
El episodio de anoche resolvió dos importantes enigmas de la serie, que, según se descubrió, estaban relacionados. El primero: ¿qué pasaría si se dejara de ingresar los números y apretar el botón? (Ocurriría una enorme explosión que, si no fuera por la rápida intervención de Desmond, hubiese logrado que la Tierra se tragara a sí misma, según explica Cuse.) El segundo: ¿qué hizo estrellar el avión en el que viajaban los protagonistas? (Una falla del sistema de la isla luego de que Desmond saliera de la base subterránea y no volviera a cero el contador de la válvula que se encuentra allí.)
Como no saben cuántos años durará el programa, Lindelof y Cuse tienen que espaciar las revelaciones sobre su historia. “Si se responden demasiadas preguntas, la audiencia pierde interés. Por eso, teníamos que encontrar para el año próximo una intriga lo suficientemente interesante como para sugerir posibilidades y dejar ansiosos a los fanáticos”.
Sobre la tercera temporada, la escena del final a la que sus productores denominaron “jalá” ofrece un anticipo: en una coda que transcurre en un lugar desconocido, Penny, la millonaria novia del náufrago Desmond, es informada por un empleado de un hallazgo. La explosión ocurrida en la isla aparentemente la había hecho visible, al menos por unos momentos, ante quienes intentaban encontrarla.
¿El rescate de los náufragos será parte de la tercera temporada? Lindelof y Cuse declinaron responder, pero sí confirmaron que, si el segundo año de “Lost” se centraba en la escotilla, el tercero girará alrededor de los secretos de los Otros, liderados por el enigmático Henry Gale (Michael Emerson, quien pasará a formar parte del elenco estable). Cuse reveló que la próxima temporada ofrecerá las respuestas a las siguientes preguntas: ¿quiénes son los Otros? ¿cuántos son? ¿cuál es su historia? ¿qué están tratando de conseguir?
Además de servir como un adelanto de lo que vendrá, los minutos finales del episodio de ayer eran increíblemente importantes para la mitología de la serie en sí –dice Lindelof–, ya que fue la primera vez en las 49 horas que lleva el programa en el aire que “Lost” mostró una acción ocurrida fuera de la isla en tiempo presente, en lugar de los habituales flashbacks al pasado de sus habitantes antes del accidente: “Es momento de desmentir varias teorías acerca del programa: aquellos que crean que los protagonistas están en el purgatorio, o que son sujetos de un experimento deberán comenzar a buscar otras explicaciones para los misterios, ya que el mundo exterior existe, y se lo estamos mostrando”.