No conocía a la mujer cuya historia inspiró la película y tampoco quiso leer guión alguno. Aceptó el papel sin hesitar en medio del primer almuerzo al que fue invitada para hablar del proyecto por la productora Norma Heyman y por Bob Hoskins, que además de ser el productor se convertiría en su compañero en los papeles protagónicos.
A quienes conocen a Judi Dench y saben cómo se comporta en estas circunstancias semejante actitud no les llamó la atención. Es más, se hubiesen sorprendido si hubiera reaccionado de alguna otra forma cuando le ofrecieron encarnar en "Mrs. Henderson presenta" a la rica aristócrata que dejó su sello en la historia teatral londinense cuando adquirió, en 1931, una pequeña sala conocida como The Windmill. "
Llevo 48 años haciendo las cosas así. No me gusta leer. Sé que es algo arriesgado, pero es la clase de riesgo que me gusta. Me agrada esa clase de peligro", dijo Dench sobre algunos hábitos perseverantes, que en este caso la llevaron otra vez hasta el mismísimo umbral del Oscar, aunque perdió en esta oportunidad contra la clara favorita, Reese Witherspoon.
Viuda, rica y aburrida, y a la vez tocada por el dolor de haber perdido a su único hijo en la Primera Guerra Mundial, Laura Henderson decide adquirir el teatro, ubicado en el corazón del barrio londinense del Soho, pero un primer y escaso éxito no justificaba semejante inversión. Hasta que el mánager que la aristócrata contrata para llevar adelante el proyecto, Vivian van Damm (encarnado en el film por Hoskins), apuesta fuerte con una propuesta que parece irresistible: el teatro abierto las 24 horas con shows musicales en los que aparecen, por primera vez en la capital inglesa, mujeres sin ropa. Completamente desnudas, pero también inmóviles, como si formaran parte de cuadros de naturaleza viva, tal como lo exigían las rígidas normas de los censores de la época.
El film se asoma al vínculo entre Henderson y Van Damm (que se llevan como perro y gato, pero unen fuerzas para no claudicar en el proyecto) en un tiempo agitado para una Londres que observa inquieta la cercanía de la Segunda Guerra Mundial, durante cuyo desarrollo el Windmill es el único teatro que mantiene abiertas las puertas. Cuando conoció los primeros detalles de la vida de Laura Henderson, Dench se sintió muy afectada. Y esa reacción debe de haber ocupado un lugar preferencial entre las razones que llevaron a la actriz, como dijimos, a aceptar el papel sin dudar casi ni un instante. Pero, fiel a sus hábitos, tampoco quiso sobredimensionar las aparentes coincidencias entre el punto de partida del film -que se abre en 1937, cuando la mujer asiste al velatorio de su esposo- y la propia historia personal reciente de la actriz, viuda desde 2001, tras el fallecimiento del actor Michael Williams, esposo de Dench durante 40 años.
"Yo no tomo a un personaje y me pregunto qué parte de él se parece a mí. Tampoco me pregunto si ese personaje me agrada o me cae antipático. Todo lo que puedo decir es que en la escena en que Laura Henderson se escapa en un bote para llorar en privado su dolor no necesité a nadie que me dijera de dónde provienen esas lágrimas", dijo durante una entrevista con The New York Times News Service. Sin embargo, parece haber más coincidencias de las que a primera vista aparecen entre personaje e intérprete.
"Ahora que pienso a la vez en Laura y en mi propia vida, espero reaccionar con tanta energía a los golpes de la vida como lo hizo ella. Laura no se rindió y no quiso conformarse con una vida cómoda entre pinturas y joyas. En la medida en que envejezco, más percibo y aprecio la energía que hay en personas como Laura, que no se dejó golpear por la viudez, por la burocracia y por tantas otras cosas", prosigue Dench, que cumplió 71 años en diciembre pasado y acaba de perder la oportunidad de convertirse en la ganadora del Oscar con más edad desde que Jessica Tandy, a sus 80 años, obtuvo la estatuilla a la mejor actriz por "Conduciendo a Miss Daisy", en 1989.
Dench elogió el sentido irónico del humor del que hace gala su personaje ("Algo que no se esperaba de una persona tan rica y respetable como Laura Henderson"), habló del sentido del desnudo en el cine ("Aquello que se sugiere es mucho más excitante que el hecho de mostrar todo o ver directamente a una pareja en la pantalla haciendo el amor") y reconoció que se mete a menudo en problemas por reírse más de la cuenta. Ahora vuelve a estar comprometida en una película de James Bond como M, la jefa de 007.
En "Casino Royale", que se presenta como un quiebre en la historia cinematográfica del héroe, Dench quedó como única sobreviviente del "elenco estable" de personajes que acompañan al agente secreto con licencia para matar, cuyo nuevo rostro es motivo de discusiones permanentes. "Odio a todos los que atacaron a Daniel Craig. Filmamos juntos en Praga y en las Bahamas y pude comprobar que es un actor muy bueno, que seguramente traerá algo nuevo y muy estimulante para el personaje", dijo sin pelos en la lengua, fiel a los hábitos que nunca cambia