La propuesta de Williams consistió en llevar al cine sólo el primer tercio de su exitosa novela Una Mujer Difícil (1998), y para el autor -que venía saliendo de la traumática experiencia de la adaptación de Las Normas de la Casa de la Sidra (1985)- resultó la mejor de las soluciones cinematográficas posibles.
"Mucha gente quería llevar al cine esta obra y las propuestas más arriesgadas consideraban empezar por el final. Sin embargo, la idea de Williams me resultó la mejor. Concentrarse en un espacio reducido de tiempo es mucho más atractivo que pretender llevar toda la novela al cine", comentó Irving poco después de terminado el rodaje.
Muy elogiada una semana antes de su estreno por el periódico The New York Times, Una Mujer Difícil (2004) es según el propio Irving la mejor adaptación que se ha hecho de una obra suya. Para ser justos, quizás ese sitial deba compartirlo con El Mundo Según Garp (1982), del talentoso George Roy Hill (Butch Cassidy, 1969).
Cuesta abajo
El propio escritor lo reconoce: Una Mujer Difícil es una película mucho más sombría y amarga que la novela. La razón es bastante simple: en la obra literaria los personajes tienen muchos años para poder reencontrarse y enfrentar sus culpas, mientras que el filme sólo se concentra en un episodio. Y bastante amargo, por lo demás.
En su trama, el escritor Ted Cole (Jeff Bridges) y su esposa Marion (Kim Basinger) viven una crisis matrimonial derivada en gran parte de la muerte de sus dos hijos mayores. Residentes en un acomodado sector de la costa este norteamericana, Ted y Marion casi no se ven y se turnan para cuidar en las noches a su pequeña hija Ruth (Elle Fanning).
Durante un verano, el egocéntrico Ted requiere los servicios de Eddie O'Hare (Jon Foster), un estudiante de secundaria que llega atraído por su propio interés en la literatura y la admiración que le rinde a Ted. En estas circunstancias, el chico conoce forzosamente a Marion, mujer aún más a la deriva que su esposo tras la muerte de sus dos hijos.
La novela de Irving desarrolla durante más de 600 páginas la historia de Ruth, quien aquí es sólo la pequeña hija de ambos. Al realizar el retrato fílmico de los padres de ella y de Eddie, el cineasta Tod Williams ha construido un filme melancólico y sutil, entregando una película que no sólo le debe a John Irving. Responde, además, a la especial vocación de un joven cineasta a tener en cuenta