A veces, es sólo cuestión de hacerse la fama: años después de que "The West Wing", hijo dilecto de la presidencia de Clinton, fuera tildado de "Disneylandia de la política" por los republicanos, el drama "Commander in Chief" -que Sony estrenará en nuestro país el mes próximo- es acusado por estos días en revistas conservadoras como The National Ledger de ser parte de un siniestro complot para propulsar la candidatura presidencial de Hillary Clinton.
Centrado en la vida de Mackenzie Allen (Geena Davis), ex rectora universitaria sin afiliación política que se convierte en la primera mujer presidenta de los Estados Unidos cuando el primer mandatario republicano muere a causa de un accidente vascular, "Commander in Chief" ya es la serie nueva más vista de su país. Por supuesto, eso sólo puede significar problemas.
Para empezar, su creador, director y guionista Rod Lurie (responsable además de "Line of Fire" y el film "La conspiración", en el que Joan Allen interpretaba a la primera vicepresidenta de su país), acaba de ser reemplazado en la conducción de la serie por el veterano Steven Bochco ("Policía de Nueva York") a causa de los serios retrasos en la producción del programa.
Una decisión tan infrecuente en la industria televisiva de ese país que el mundo paranoico de los blogs no dudó en apuntar a las simpatías políticas de Lurie y las algo descabelladas coincidencias entre la presidenta Allen y la senadora Clinton. "Mackenzie Allen seguiría siendo presidenta en TV aun si Hillary no existiera", sostuvo Lurie. Nada casualmente, la primera dama se encuentra en Hollywood recaudando fondos de actores y titanes de la industria (la semana próxima lo hará en el concierto de U2 en Washington, DC).
Algo que seguramente será tomado como una confirmación por los partidarios de una conspiración liberal: Naomi Wolf, en el británico The Guardian, opinaba que, más que un programa, "Commander in Chief" era "pornografía política, y de la más adictiva".
Centrado en la vida de Mackenzie Allen (Geena Davis), ex rectora universitaria sin afiliación política que se convierte en la primera mujer presidenta de los Estados Unidos cuando el primer mandatario republicano muere a causa de un accidente vascular, "Commander in Chief" ya es la serie nueva más vista de su país. Por supuesto, eso sólo puede significar problemas.
Para empezar, su creador, director y guionista Rod Lurie (responsable además de "Line of Fire" y el film "La conspiración", en el que Joan Allen interpretaba a la primera vicepresidenta de su país), acaba de ser reemplazado en la conducción de la serie por el veterano Steven Bochco ("Policía de Nueva York") a causa de los serios retrasos en la producción del programa.
Una decisión tan infrecuente en la industria televisiva de ese país que el mundo paranoico de los blogs no dudó en apuntar a las simpatías políticas de Lurie y las algo descabelladas coincidencias entre la presidenta Allen y la senadora Clinton. "Mackenzie Allen seguiría siendo presidenta en TV aun si Hillary no existiera", sostuvo Lurie. Nada casualmente, la primera dama se encuentra en Hollywood recaudando fondos de actores y titanes de la industria (la semana próxima lo hará en el concierto de U2 en Washington, DC).
Algo que seguramente será tomado como una confirmación por los partidarios de una conspiración liberal: Naomi Wolf, en el británico The Guardian, opinaba que, más que un programa, "Commander in Chief" era "pornografía política, y de la más adictiva".