Es uno de los discursos más emotivos de los que se tiene memoria, pero cuando Tom Hanks ganó el Oscar por "Filadelfia", el actor cometió una impertinencia. Dedicó su triunfo a Rawley Farnsworth, su profesor de actuación en Oakland, California: "Uno de los más brillantes gays que he conocido". Farnsworth, que no compartía aquel dato con todo el mundo, se vio "sacado del clóset" por Hanks en un programa visto por 2 mil millones de personas.
El discurso más largo en la historia del premio Oscar lo dio Greer Garson en 1943, cuando ganó a la Mejor Actriz por "Rosa de abolengo". Sus agradecimientos duraron seis minutos.
El más corto es de Alfred Hitchcock en 1968, cuando sólo dijo "Gracias" por el premio Irving G. Thalberg. Pero también se lo pelean Clark Gable (en 1935, por "Sucedió una noche") y la diseñadora de vestuario Alexandra Byrne (en 2008, por "Elizabeth, la edad de oro").
Como un genuino adolescente sonreía Marlon Brando cuando ganó su primer Oscar en 1955 por "Nido de ratas". Sin embargo, cuando se llevó el segundo, por "El padrino" en 1973, la historia fue muy diferente. La activista indígena Sacheen Littlefeather (su nombre real era Marie Cruz) subió al escenario y, en nombre del actor, leyó una carta donde rechazó el premio debido al "pobre tratamiento a los nativos americanos en la industria cinematográfica".
Hay más. En 1978, cuando ganó el Oscar por "Julia", Vanessa Redgrave , una férrea defensora de la Organización por la Liberación de Palestina, proclamó que no sería "intimidada por una pequeña pandilla sionista cuyo comportamiento es un insulto a la estatura de los judíos en el mundo". Se escucharon abucheos en el público, pero la cosa no terminó ahí. Minutos después, el guionista Paddy Chayefsky, respondió: "Estoy harto de las personas que ocupan esta ceremonia para esparcir su propaganda. Me gustaría decirle a la señorita Redgrave que ganar un Oscar no es un momento clave en la historia, no necesita proclamación y un simple 'gracias' habría sido suficiente".
Otro que se ganó abucheos y aplausos fue Michael Moore , cuando ganó el Oscar por su documental "Bowling for Columbine" y, en plena ceremonia, le decía al entonces Presidente de EE.UU.: "¡Debería darle vergüenza, señor Bush!".
Tal vez lo hizo sin pensarlo mucho, citando a la misma película que ya le había dado el Oscar a Mejor Edición. Pero cuando James Cameron obtuvo la estatuilla a Mejor Director por la taquillera "Titanic", abrió los brazos y proclamó: "Soy el rey del mundo". Tal cual lo hizo Leonardo DiCaprio en la ficción. Sin embargo, el momento le jugó en contra. "Soberbio", "prepotente", fueron algunos de los adjetivos que se leyeron en la prensa norteamericana al día siguiente. Hoy postula por "Avatar".
Más que sus palabras -aunque los excesivos "¡Te amo!" para Tom Cruise son recordados hasta hoy-, el agradecimiento por el Oscar a Mejor Actor Secundario de Cuba Gooding Jr. , obtenido en 1997 por "Jerry Maguire", pasó a la historia por sus saltos y piruetas de felicidad, en el mismo escenario del Dorothy Chandler Pavillion. Otras piruetas inolvidables, las de Robert Benigni , cuando ganó Mejor Actor por "La vida es bella" en 1998