
El director Michael Bay ha pasado por su propia transformación, y si bien no fue tan dramática como las que suceden en su nueva película, todo indica que esta vez pasará una temporada más tranquila y soleada que la última vez que estrenó una película.
Cuando Bay terminaba de preparar su anterior filme, no la estaba pasando nada bien. El año era 2005 y la película era La isla. Bay se peleaba con DreamWorks sobre la campaña de publicidad, el público no parecía entender el significado del título de la película (no había ninguna "isla" en La isla) y el drama antiutópico de 125 millones ¿protagonizado por Ewan McGregor y Scarlett Johansson¿ se estrenaba detrás de grandes éxitos de taquilla que terminaron por opacarla.
La isla estaba condenada. Recaudó 35.8 millones de dólares en los Estados Unidos, y si bien la película anduvo algo mejor en otros países, se lo consideró el primer fracaso comercial del director de Bad Boys I y II, La roca, Armaggedon y Pearl Harbor. El récord de victorias de Bay se había roto.

Bay no tenía ni guión ni elenco. Pero sí tenía una fecha de estreno: el 4 de julio de 2007. Cuando empezó a trabajar en Transfor mers no estaba demasiado familiarizado con los juguetes de Hasbro. Y sabía que su película tendría que estrenarse detrás de masivas secuelas de Piratas del Caribe, El Hombre Araña y Shrek. Pero Bay estaba convencido que podía sacar a flote una película sobre los Transformers. "Pensé que podía ser algo nuevo y diferente que yo podía hacer bien", dice ahora.
Pero al principio él no estaba muy convencido. "¿Por qué debería hacer yo esta película?", era algo que se preguntaba a sí mismo, a los guionistas y a los productores, Steven Spielberg (que tuvo la idea de hacer la película) y Lorenzo di Bonaventura. "Mis amigos me decían, '¿Por qué haces esta película? ¿Es un dibujo animado? ¿Qué es?' No entendían ¿dice Bay¿. Pero cada vez que pasaba más tiempo con los juguetes, más entendía los temas de la película."

Ese chico es Sam Witwicky (Shia LaBeouf, estrella de la próxima Indiana Jones 4) y el auto que su padre (Kevin Dunn) le compra es un Camaro de 1977. Como muchas de las máquinas del filme, el auto tiene una doble vida. Cuando un Transformer extraterrestre ataca una base militar norteamericana en Qatar comienza una batalla intergaláctica entre los buenos Autobots y los no tan buenos Decepticons. Poco tiempo después, Sam y su Camaro están metidos en esa épica batalla.

Una de las cosas más complejas era encontrarle el tono a la película. Por lo que se puede ver en un corte inicial, Transformers alterna entre una película de acción apta para adolescentes y un humor reminiscente del cine de Spielberg. "Creo que la gente se va a sorprender con la película ¿dice el realizador¿. Tiene mucho humor y corazón." De hecho, al estudio le gustó tanto lo que vio que, sin esperar el estreno, comenzó a trabajar en el guión para una secuela.
A Bay le quedaba todavía bastante trabajo que hacer en la película, como terminar efectos especiales y lidiar con un estudio que quería cortar unos minutos al primer corte del filme. Por su parte, el director no estaba conforme con el final y quería refilmar algunas escenas. Pero, más allá de ciertos detalles, la mayor parte del trabajo duro ya estaba terminado. En marzo, Bay mostró 28 minutos editados de la película en la convención de exhibidores de Las Vegas y la audiencia se mostró más que entusiasta con lo que vio. Otra "exhibición de testeo" sorpresiva se hizo poco después en Phoenix, Arizona, y los resultados de las encuestas le dieron mejor que los de Armaggedon.

¿Y qué es lo que siente con Transformers? Bay admite que está entusiasmado, pero tranquilo. Se da cuenta de que la película no es tan fácil de vender, especialmente al ser una de las pocas no secuelas en estrenarse en toda la temporada. "Seguimos siendo los tapados ¿cierra Michael Bay¿. Por lejos."