Con más de 350 vestidos, más de 200 pares de zapatos y 28 personas encargadas sólo del maquillaje, Nine es una superproducción que cuenta la historia de un hombre y sus mujeres. Un cineasta en depresión en plena crisis creativa, que lidia con su esposa (Cotillard), su amante (Cruz), otra antigua amante (Fergie), su musa (Kidman), la costurera de sus películas y confidente (Dench), una periodista de revista Vogue (Hudson) y su madre (Loren). Es el italiano Guido Contini, interpretado por Day-Lewis, y la trama está basada en el exitoso montaje que se estrenó en Broadway en 1982 y que, a su vez, estaba basado en 8 1/2, de Federico Fellini (1963).
El director Rob Marshall, el mismo de Chicago, se encargó de reunir a un elenco de primera línea. "Es la película más cara que he hecho en mi vida", dijo Loren. "He hecho más de 100 películas, pero nunca, nunca algo como esto", asegura el poderoso productor Harvey Weinstein, el mismo que estuvo tras El paciente inglés o Kill Bill y decenas de best sellers más y que quedó fascinado con Nine desde que vio al fallecido actor Raúl Julia en el papel de Guido, en el primer montaje en Broadway. Weinstein también produjo Chicago y después de esa película empezaron a buscar otro musical junto a Bob Marshall. En 2006 se decidieron por Nine. Y la lista de actrices convocadas comenzó a tomar forma.
Cada una hace un número. Cantando y bailando. Y Penélope Cruz fue la más extrema: hirió sus manos de tanto ensayar su coreografía con unas sogas y quedó llorando cuando se acabaron las filmaciones. Se hizo íntima amiga de Sofía Loren, otra que a pesar de su estatus se impresionó con el grado de perfección que logró el elenco.
SEXY Y ESTILIZADA
"Nine es sexy, sofisticado y estilizado", decreta la revista Variety en una de las primeras críticas. Mientras que Marshall confesó que "a veces me tenía que peñizcar" para darse cuenta del grupo de divas que tenía reunidas en los estudios de Shepperton, en Londres, donde se recrearon los antiguos estudios romanos de Cinecitta.
"Es asombroso que todas hayan querido estar, y pienso que aceptaron porque una película musical es algo especial, sólo se realizan de vez en cuando y cuando hay una, la gente que tiene talento quiere estar en ella", explicó el ex bailarín y coreógrafo de 49 años, que nuevamente se rodeó de la gente más talentosa. Como la diseñadora de vestuario Collenn Atwood, que ganó un Oscar por Memoria de una geisha (2004), la anterior producción de Marshall. O Peter Swords King, también ganador del máximo premio del cine, para que se hiciera cargo del peinado y el maquillaje y convirtiera a las actrices en esas mujeres de antaño como Monica Vitti o Brigitte Bardot. Con los ojos humeantes, la piel pálida y el pelo vaporoso. Muy, pero muy sensuales. Listas para la dolce vita.