Hay quienes verán "Sólo un sueño", el esperado reencuentro de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet diez años después, como una continuidad de su taquillero amor en "Titanic". En aquel filme, interpretan a unos soñadores cuyas vidas se frustran por culpa de un iceberg gigantesco. En esta película, que dirigió Sam Mendes, el marido de la hoy espléndida Kate, repiten el papel de soñadores: en los años 50, ven su futuro saboteado por la conformidad, el miedo y la sensación de autoaborrecerse. Es como si Jack y Rose hubieran podido escapar, pero igual no tuvieran un final feliz.
Sin duda, ese enfoque se le ocurrió a Mendes: "No voy a decir eso, pero ¡tú puedes!", dice con una sonrisa medio diabólica. Pero no, él no tomó la dirección obvia. Eso sería ensuciar la historia cinematográfica y este realizador no está para eso: "Sólo un sueño", que debuta en febrero en Perú, le valió a Winslet un Globo de Oro como Mejor Actriz, y su director, un inglés de 43 años, educado en Cambridge y con cara de niño, se ha convertido en un poeta distinguido de los suburbios estadounidenses.
Primero con "Belleza americana", ahora con "Sólo un sueño", y pronto con una nueva cinta (una comedia) sobre el matrimonio: "Away we go", original de Dave Eggers y su esposa, Vendela Vida, que sigue la historia de una joven pareja mientras viajan por el país en busca del mejor lugar para criar a su futuro hijo. De todos modos, Mendes no está de acuerdo: "No creo estar obsesionado con el suburbio, aunque definitivamente me siento atraído por las dinámicas familiares, y por las dinámicas entre padres e hijos y hombre y mujer. Las encuentro muy fascinantes y realizables", afirma el director, quien se define como "definitivamente obsesionado" por los personajes que están perdidos y que tratan de encontrarles sentido a sus vidas.
"Sólo un sueño" complica la mente. Es como un flashback postraumático para quienes han experimentado las dificultades del matrimonio: "En medio de ello está este dolor, este deseo de hacerlo funcionar. Ésta es una película de personas que quieren permanecer unidas y que son incapaces de hacerlo", dice el director. Basado en la novela de 1961 de Richard Yates, el filme está situado en la era de los hombres con trajes de franela gris, que tienen a su esposa esperando en los suburbios. El filme sugiere, con una cada vez más inconsolable April Wheeler (Winslet), que dejen esas vidas insoportables y se vayan a París. El plan en primera instancia hace que su marido Frank (DiCaprio) se enamore de nuevo, pero a la larga lo asusta.
"Yo diría que ella es una de las grandes heroínas femeninas", afirma Mendes. "Es la única persona en la película lo suficientemente adulta para enfrentar la verdad. Ésta no es una película sobre una mujer que quiere ir a París. Es una película sobre una mujer que quiere su vida de vuelta, y que aún recuerda los sueños que alguna vez tuvo".
Fue Winslet, su esposa desde hace cinco años, quien lo acercó a "Sólo un sueño". Ésta es la primera vez que trabajan juntos, y el director dice que se sorprendió con la feroz ética de trabajo de su mujer: "Estaba consciente de que ya la cohibiría en las escenas matrimoniales, así que muchas veces me escondí en una esquina. Después la miraba en alguno de los monitores".
Algunas veces, asegura, ni siquiera reconocía a su esposa al verla en esas pantallas: "Su cara era distinta a la que tiene en casa. No hubo envejecimientos, ni mucho maquillaje, pero no era Kate. Era otra persona. Es por una forma muy sutil de posesión que ella tiene".
La familia de Mendes, que incluye a Kate, a su hijastra Mia de 8 años y a Joseph, el hijo de ambos que tiene 4 años, vive desde hace poco en Nueva York. La pareja se asegura de que uno de los dos esté siempre con los niños: "Normalmente nos coordinamos para que uno de nosotros los acueste en la cama o los lleve al colegio. Nos gusta estar sobre ellos. No tenemos niñera: son nuestros hijos".
Sin duda, ese enfoque se le ocurrió a Mendes: "No voy a decir eso, pero ¡tú puedes!", dice con una sonrisa medio diabólica. Pero no, él no tomó la dirección obvia. Eso sería ensuciar la historia cinematográfica y este realizador no está para eso: "Sólo un sueño", que debuta en febrero en Perú, le valió a Winslet un Globo de Oro como Mejor Actriz, y su director, un inglés de 43 años, educado en Cambridge y con cara de niño, se ha convertido en un poeta distinguido de los suburbios estadounidenses.
Primero con "Belleza americana", ahora con "Sólo un sueño", y pronto con una nueva cinta (una comedia) sobre el matrimonio: "Away we go", original de Dave Eggers y su esposa, Vendela Vida, que sigue la historia de una joven pareja mientras viajan por el país en busca del mejor lugar para criar a su futuro hijo. De todos modos, Mendes no está de acuerdo: "No creo estar obsesionado con el suburbio, aunque definitivamente me siento atraído por las dinámicas familiares, y por las dinámicas entre padres e hijos y hombre y mujer. Las encuentro muy fascinantes y realizables", afirma el director, quien se define como "definitivamente obsesionado" por los personajes que están perdidos y que tratan de encontrarles sentido a sus vidas.
"Sólo un sueño" complica la mente. Es como un flashback postraumático para quienes han experimentado las dificultades del matrimonio: "En medio de ello está este dolor, este deseo de hacerlo funcionar. Ésta es una película de personas que quieren permanecer unidas y que son incapaces de hacerlo", dice el director. Basado en la novela de 1961 de Richard Yates, el filme está situado en la era de los hombres con trajes de franela gris, que tienen a su esposa esperando en los suburbios. El filme sugiere, con una cada vez más inconsolable April Wheeler (Winslet), que dejen esas vidas insoportables y se vayan a París. El plan en primera instancia hace que su marido Frank (DiCaprio) se enamore de nuevo, pero a la larga lo asusta.
"Yo diría que ella es una de las grandes heroínas femeninas", afirma Mendes. "Es la única persona en la película lo suficientemente adulta para enfrentar la verdad. Ésta no es una película sobre una mujer que quiere ir a París. Es una película sobre una mujer que quiere su vida de vuelta, y que aún recuerda los sueños que alguna vez tuvo".
Fue Winslet, su esposa desde hace cinco años, quien lo acercó a "Sólo un sueño". Ésta es la primera vez que trabajan juntos, y el director dice que se sorprendió con la feroz ética de trabajo de su mujer: "Estaba consciente de que ya la cohibiría en las escenas matrimoniales, así que muchas veces me escondí en una esquina. Después la miraba en alguno de los monitores".
Algunas veces, asegura, ni siquiera reconocía a su esposa al verla en esas pantallas: "Su cara era distinta a la que tiene en casa. No hubo envejecimientos, ni mucho maquillaje, pero no era Kate. Era otra persona. Es por una forma muy sutil de posesión que ella tiene".
La familia de Mendes, que incluye a Kate, a su hijastra Mia de 8 años y a Joseph, el hijo de ambos que tiene 4 años, vive desde hace poco en Nueva York. La pareja se asegura de que uno de los dos esté siempre con los niños: "Normalmente nos coordinamos para que uno de nosotros los acueste en la cama o los lleve al colegio. Nos gusta estar sobre ellos. No tenemos niñera: son nuestros hijos".