Según el diario "El Periódico", el cineasta cambió el guión original en el que el actor español Javir Bardem encarnaba un torero y lo convirtió en un pintor que trata de seducir a dos turistas norteamericanas, interpretadas por Scarlett Johansson y Rebeca Hall.
La actriz española Penélope Cruz desempeña el papel de ex novia de Bardem, muy celosa de la situación y de las extranjeras.
La primera semana de rodaje de la película de Woody Allen --cuyo nombre se desconoce-- estuvo rodeada del más absoluto secretismo, impuesto por el cineasta, hasta el extremo que ni siquiera los actores conocen el guión definitivo de un filme que entrará en la sala de montaje a partir del 23 de agosto, el último día de filmación.
A pesar del hermetismo, "El Periódico" difundió el sábado el argumento de la "carta de amor a Barcelona", que Woody Allen "reescribió hace unos meses por consejo de sus colaboradores catalanes".
Para evitar los tópicos habituales, los asesores aconsejaron dejar el tema del torero y convertirlo en pintor. El director norteamericano debió cambiar varias de sus ideas casi fijas, como la de querer rodar a ras de calle frente a La Pedrera de Gaudí, dejándose convencer de subir a la última planta y filmar desde allí.
Tampoco le gusta a Allen rodar de noche, según el diario, pero "acabó cediendo en la escena del correfoc (fiesta de petardos y fuego barceloneses) que grabó el jueves" ya que era imposible hacerlo de día, como pretendía el director.
En los momentos de filmación --para los únicos en los que Allen sale de su hotel donde reside con su mujer, sus hijos y las niñeras-- el director apenas habla con los actores, salvo con Scarlett Johansson, su musa, "con la que le gusta bromear de vez en cuando", relató El Periódico.
Siempre con su sombrero verde en la cabeza, para protegerse del fuerte sol de estos días en la ciudad condal, Woody Allen y su mujer, Soon Yi, se alojan con sus dos hijos, Brechet y Manzie Tio, en un apartamento del Hotel Arts que ocupa toda una planta.
También allí se hospeda su séquito, formado por las niñeras y algunos asistentes, que a veces asisten a los rodajes. Cuando acaba el rodaje, Allen "regresa rápidamente al hotel. No quiere saber nada más de la ciudad hasta el día siguiente, cuando vuelve a filmar en lugares emblemáticos. La suya es una manera distinta de ver Barcelona", concluyó el diario.
En declaraciones a micrófonos de radios y televisiones o en cartas a los directores de diarios, muchos ciudadanos, pero también realizadores y productores, comenzaron a elevar sus críticas por tanto "favoritismo" al director, para cuyas filmaciones se cortan calles, se cierran plazas y hasta se cortó el más tradicional paseo de los barceloneses: las Ramblas de los pájaros y las flores.