Este año se cumplirán 110 años del cine comercial y ayer Olivia de Havilland cumplió 90 años, lo que la coloca entre las actrices que ha vivido la mayor parte de su vida relacionada con el séptimo arte.
Más allá de su longeva y lúcida vida, Olivia de Havilland es la única sobreviviente de una producción, hoy considerada por el American Film Institute la cuarta película en importancia de la historia del cine: "Lo que el viento se llevó" (1939), de Victor Fleming, donde interpretaba a Melanie Hamilton, papel que le permitió obtener una nominación al Oscar, como actriz secundaria.
Hija de padres ingleses, nació el 1o de julio de 1916, curiosamente en Tokio, Japón. Al año siguiente, nació su hermana, quien también seguiría la carrera cinematográfica con el nombre de Joan Fontaine. Un hombre de teatro, el austríaco Max Reinhardt, descubrió el talento de De Havilland a los 19 años en el papel de Hermia, en una función escolar de "Sueño de una noche de verano", de Shakespeare.
Los estudios de cine Warner Brothers le hicieron enseguida un contrato por siete años y la ensalzaron junto al rompecorazones de Hollywood Eroll Flynn, con quien rodó nueve películas: "Las aventuras de Robin Hood" (1938), "El capitán Blood" (1935), "La carga de la Brigada Ligera" (1936); "Esclavos de oro" (1939), "El hombre propone" (1938), "La vida privada de la vida de Elizabeth y Essex" (1939), "Caravana de audaces" (1940), "Thank Your Lucky Stars" (1943) y "Murieron con las botas puestas" (1941).
Con respecto a su coprotagonista, galán de aquellos tiempos, ella confesó que había tenido un apasionado enfrentamiento. Era difícil resistir a sus encantos... pero ella pudo, según se apresuró a afirmar.
De Havilland se convirtió en una de las estrellas más rutilantes de Hollywood y fue distinguida en dos ocasiones con el Oscar. En 1946 obtuvo el primero por "Lágrimas de una madre". Tres años más tarde, volvió a recoger la preciada estatuilla con "La heredera", de William Wyler, basada en la novela de Henry James "Washington Square".
Perfiles psicológicos
Pero De Havilland no era sólo conocida por sus dotes interpretativas. Tenía sus propias ideas, discutía con los estudios y pasó largas temporadas sin aparecer ante las cámaras. A lo largo de los años, interpretó variados personajes. Dio vida a una excéntrica neurótica en "Nido de víbora" o "Tras el espejo", donde simultáneamente da vida a dos hermanas gemelas. Daphné du Maurier la propuso para que protagonizara en 1952 la versión cinematográfica de su novela "Mi prima Raquel", que había sido un éxito mundial.
En los años 60 apareció y se abusó de De Havilland como reina del terror: aterrada en un ascensor que se había quedado atascado ("Diez horas de terror") o en un avión en riesgo ("Aeropuerto 77"). Junto a Bette Davis actuó en "Cálmate, dulce Carlota", que de vez en cuando se pone en televisión en las veladas dedicadas al cine de terror.
Tras su fracaso matrimonial con el escritor Marcus Goodrich, con quien tuvo un hijo, Benjamin Griggs, la gran dama del cine de Hollywood se retiró y vive en París, su país de adopción. Allí se casó con el exitoso periodista Pierre-Paul Galante, con quien tuvo a Gisèle. Tampoco ese matrimonio funcionó. Entretanto, llegó a los titulares un presunto affaire con el que fue primer ministro británico Edward Heath, que se quedó soltero toda su vida.
Más allá de su longeva y lúcida vida, Olivia de Havilland es la única sobreviviente de una producción, hoy considerada por el American Film Institute la cuarta película en importancia de la historia del cine: "Lo que el viento se llevó" (1939), de Victor Fleming, donde interpretaba a Melanie Hamilton, papel que le permitió obtener una nominación al Oscar, como actriz secundaria.
Hija de padres ingleses, nació el 1o de julio de 1916, curiosamente en Tokio, Japón. Al año siguiente, nació su hermana, quien también seguiría la carrera cinematográfica con el nombre de Joan Fontaine. Un hombre de teatro, el austríaco Max Reinhardt, descubrió el talento de De Havilland a los 19 años en el papel de Hermia, en una función escolar de "Sueño de una noche de verano", de Shakespeare.
Los estudios de cine Warner Brothers le hicieron enseguida un contrato por siete años y la ensalzaron junto al rompecorazones de Hollywood Eroll Flynn, con quien rodó nueve películas: "Las aventuras de Robin Hood" (1938), "El capitán Blood" (1935), "La carga de la Brigada Ligera" (1936); "Esclavos de oro" (1939), "El hombre propone" (1938), "La vida privada de la vida de Elizabeth y Essex" (1939), "Caravana de audaces" (1940), "Thank Your Lucky Stars" (1943) y "Murieron con las botas puestas" (1941).
Con respecto a su coprotagonista, galán de aquellos tiempos, ella confesó que había tenido un apasionado enfrentamiento. Era difícil resistir a sus encantos... pero ella pudo, según se apresuró a afirmar.
De Havilland se convirtió en una de las estrellas más rutilantes de Hollywood y fue distinguida en dos ocasiones con el Oscar. En 1946 obtuvo el primero por "Lágrimas de una madre". Tres años más tarde, volvió a recoger la preciada estatuilla con "La heredera", de William Wyler, basada en la novela de Henry James "Washington Square".
Perfiles psicológicos
Pero De Havilland no era sólo conocida por sus dotes interpretativas. Tenía sus propias ideas, discutía con los estudios y pasó largas temporadas sin aparecer ante las cámaras. A lo largo de los años, interpretó variados personajes. Dio vida a una excéntrica neurótica en "Nido de víbora" o "Tras el espejo", donde simultáneamente da vida a dos hermanas gemelas. Daphné du Maurier la propuso para que protagonizara en 1952 la versión cinematográfica de su novela "Mi prima Raquel", que había sido un éxito mundial.
En los años 60 apareció y se abusó de De Havilland como reina del terror: aterrada en un ascensor que se había quedado atascado ("Diez horas de terror") o en un avión en riesgo ("Aeropuerto 77"). Junto a Bette Davis actuó en "Cálmate, dulce Carlota", que de vez en cuando se pone en televisión en las veladas dedicadas al cine de terror.
Tras su fracaso matrimonial con el escritor Marcus Goodrich, con quien tuvo un hijo, Benjamin Griggs, la gran dama del cine de Hollywood se retiró y vive en París, su país de adopción. Allí se casó con el exitoso periodista Pierre-Paul Galante, con quien tuvo a Gisèle. Tampoco ese matrimonio funcionó. Entretanto, llegó a los titulares un presunto affaire con el que fue primer ministro británico Edward Heath, que se quedó soltero toda su vida.