La elegancia se lleva desde la cuna y hasta donde sea. Keira Knightley ingresa al salón del Hotel Park Hyatt, en Toronto, con gracia, charme y glamour, con un vestido de chifón gris, sin tirantes. Y eso que va a recibir a la prensa.
La inglesa de 23 años luce espléndida, con el maquillaje recién terminado que resaltan sus labios perfectos. El motivo es bien terrenal: presentaba La duquesa en su première americana, en la que se pone el corset que perteneció a Georgiana, la duquesa de Devonshire, a la cual despecha su marido (Ralph Fiennes) porque no puede darle un hijo varón, y el duque termina llevándose a la mansión, a la mesa y a la cama a la mejor amiga de la duquesa.
¿Los famosos de Hollywood se parecen a los aristócratas de otros tiempos?
No sé. Tal vez los miembros de la realeza tenían más guardias de seguridad
La Princesa Diana, precisamente, descendió de la duquesa de Devonshire. ¿Las similitudes entre ellas te ayudaron a trabajar tu interpretación?
No, en absoluto. Creo que tenía 11 años cuando Diana murió, y soy muy consciente de la imagen de ella, pero no soy realmente consciente de cuál es su historia. Y sería absolutamente incapaz de tomarla como referencia. No fue una inspiración para el personaje, esencialmente porque nos basamos en una biografía fantástica. Toda la información estaba ahí. La intención era definitivamente hacer una película sobre Georgina Devonshire, no sobre Diana.
De todas maneras, la publicidad de la película remarca, hace hincapié en las similitudes de los personajes reales.
Ahí ves la diferencia entre la gente de marketing y la gente que hace la película...
En fin, ya en los afiches de Piratas del Caribe habían agrandado su busto. Pero Keira insiste en que esta vez no pasó eso. "No recuerdo que nadie me preguntara si quería hacer un retoque para agrandar las tetas en el afiche. Me alegra que no lo hicieran", dice risueña.
¿Sabías algo sobre la duquesa?
Nunca había oído hablar de ella. El guión entró por mi puerta con tres grandes plumas blancas muy grandes de avestruz pegadas, y con una cinta dorada. Así me propusieron actuar en la película. Fue fantástico. Ella me pareció fabulosa. La idea de esta mujer que es políticamente tan influyente, ese ícono de la moda, esa fuerza de la naturaleza y que, sin embargo, a nivel íntimo es una mujer tan intensamente vulnerable, y está increíblemente sola. La combinación de esas dos cosas me resultó fascinante.
La obsesión que existía por aquel entonces con las celebridades, ¿se parece a la actual?
Me pareció llamativo que ese culto por las celebridades existiera hace trescientos años. Me atrapó la manera en que ella manipulaba su imagen justamente en el momento en el que se destrozaba su matrimonio.
Hablando de obsesión, tienes una en particular por los filmes de época.
Aparte de que ahora una película de época va de hace diez años hasta el comienzo de los tiempos... Personalmente, me encantan las películas de época. Me encanta poder escapar a una realidad completamente distinta. Lo que me gusta del cine es el completo escapismo. Y encuentro que esos trajes, esas pelucas me ayudan a olvidar mi vida y zambullirme en esas historias, un mundo fantástico de fantasía.
Al margen del miriñaque y el corset, en la escena en la que a la duquesa se le prende fuego la peluca, no utilizaste un doble...
El director Saul Dibb quería que la hiciera yo, pero la compañía aseguradora me dijo: ya hiciste la mitad de la película y si se quema de verdad, no vas a poder terminarla... O sea que lo que ves son todos gráficos realizados por computadora.
Siendo uno de los temas de fondo la infidelidad, no faltó en su encuentro con la prensa internacional la pregunta sobre si perdonaría a su pareja si la descubriera infiel. "No pienso contestar esa pregunta. Es ridícula", despachó.
Y se mostró igualmente firme en cuanto a tener un posible fracaso en su carrera. "Siempre me preocupo mucho. Pero mi posición es que hay que enfrentar el fracaso, porque hay veces en que las cosas no salen como uno lo esperaba, pero precisamente eso es lo excitante de mi trabajo como actriz".
Se sobrepuso a su dislexia, es rostro de una fragancia de Chanel, tiene debilidad por coleccionar zapatos y es fan del West Ham United, el equipo de fútbol en el que jugó Carlos Tevez. Y por su pasión por la actuación, que le viene de familia -es hija del actor Will Knightley y la autora Sharman Macdonald- dejó los estudios. ¿Lo siente como una deuda que tiene pendiente?
"No tengo idea. Honestamente, no sé. ¿Qué hago para expresarme? La actuación, supongo. No estoy segura de que sea para mi autoanálisis. Tiene que ver más con analizar a otras personas. ¡Al diablo!", suelta.
¿Cuál es tu próximo desafío?
¿Qué viene después? No lo sé. Me gustaría hacer algo en los Estados Unidos. En cuanto a enfrentar desafíos. Podría ser cualquier cosa. Creo que hacer una película contemporánea sería un desafío. Lo que me gusta es escapar en los personajes, como dije, pero no es que estoy buscando una forma de autoexpresión, no busco material autobiográfico. Me siento mucho más cómoda y de alguna manera me relajo en un personaje si está muy alejado de mí. Supongo que cuanto más cercano es el personaje, mayor me parecería el desafío, de una manera divertida. Así que tal vez haga algo contemporáneo.
Tampoco Keira se mostró muy a gusto ante la pregunta si pensaba en tener un hijo. "Estoy sola. No quiero, aunque nunca hay que decir nunca. En algún momento... pero no en este momento. Estoy bien", sintetizó, se levantó de su silla de época, se arregló el cabello y dejó el salón, cual una dama de otra época. Pero bien, bien actual.
El Clarín - Argentina
La inglesa de 23 años luce espléndida, con el maquillaje recién terminado que resaltan sus labios perfectos. El motivo es bien terrenal: presentaba La duquesa en su première americana, en la que se pone el corset que perteneció a Georgiana, la duquesa de Devonshire, a la cual despecha su marido (Ralph Fiennes) porque no puede darle un hijo varón, y el duque termina llevándose a la mansión, a la mesa y a la cama a la mejor amiga de la duquesa.
¿Los famosos de Hollywood se parecen a los aristócratas de otros tiempos?
No sé. Tal vez los miembros de la realeza tenían más guardias de seguridad
La Princesa Diana, precisamente, descendió de la duquesa de Devonshire. ¿Las similitudes entre ellas te ayudaron a trabajar tu interpretación?
No, en absoluto. Creo que tenía 11 años cuando Diana murió, y soy muy consciente de la imagen de ella, pero no soy realmente consciente de cuál es su historia. Y sería absolutamente incapaz de tomarla como referencia. No fue una inspiración para el personaje, esencialmente porque nos basamos en una biografía fantástica. Toda la información estaba ahí. La intención era definitivamente hacer una película sobre Georgina Devonshire, no sobre Diana.
De todas maneras, la publicidad de la película remarca, hace hincapié en las similitudes de los personajes reales.
Ahí ves la diferencia entre la gente de marketing y la gente que hace la película...
En fin, ya en los afiches de Piratas del Caribe habían agrandado su busto. Pero Keira insiste en que esta vez no pasó eso. "No recuerdo que nadie me preguntara si quería hacer un retoque para agrandar las tetas en el afiche. Me alegra que no lo hicieran", dice risueña.
¿Sabías algo sobre la duquesa?
Nunca había oído hablar de ella. El guión entró por mi puerta con tres grandes plumas blancas muy grandes de avestruz pegadas, y con una cinta dorada. Así me propusieron actuar en la película. Fue fantástico. Ella me pareció fabulosa. La idea de esta mujer que es políticamente tan influyente, ese ícono de la moda, esa fuerza de la naturaleza y que, sin embargo, a nivel íntimo es una mujer tan intensamente vulnerable, y está increíblemente sola. La combinación de esas dos cosas me resultó fascinante.
La obsesión que existía por aquel entonces con las celebridades, ¿se parece a la actual?
Me pareció llamativo que ese culto por las celebridades existiera hace trescientos años. Me atrapó la manera en que ella manipulaba su imagen justamente en el momento en el que se destrozaba su matrimonio.
Hablando de obsesión, tienes una en particular por los filmes de época.
Aparte de que ahora una película de época va de hace diez años hasta el comienzo de los tiempos... Personalmente, me encantan las películas de época. Me encanta poder escapar a una realidad completamente distinta. Lo que me gusta del cine es el completo escapismo. Y encuentro que esos trajes, esas pelucas me ayudan a olvidar mi vida y zambullirme en esas historias, un mundo fantástico de fantasía.
Al margen del miriñaque y el corset, en la escena en la que a la duquesa se le prende fuego la peluca, no utilizaste un doble...
El director Saul Dibb quería que la hiciera yo, pero la compañía aseguradora me dijo: ya hiciste la mitad de la película y si se quema de verdad, no vas a poder terminarla... O sea que lo que ves son todos gráficos realizados por computadora.
Siendo uno de los temas de fondo la infidelidad, no faltó en su encuentro con la prensa internacional la pregunta sobre si perdonaría a su pareja si la descubriera infiel. "No pienso contestar esa pregunta. Es ridícula", despachó.
Y se mostró igualmente firme en cuanto a tener un posible fracaso en su carrera. "Siempre me preocupo mucho. Pero mi posición es que hay que enfrentar el fracaso, porque hay veces en que las cosas no salen como uno lo esperaba, pero precisamente eso es lo excitante de mi trabajo como actriz".
Se sobrepuso a su dislexia, es rostro de una fragancia de Chanel, tiene debilidad por coleccionar zapatos y es fan del West Ham United, el equipo de fútbol en el que jugó Carlos Tevez. Y por su pasión por la actuación, que le viene de familia -es hija del actor Will Knightley y la autora Sharman Macdonald- dejó los estudios. ¿Lo siente como una deuda que tiene pendiente?
"No tengo idea. Honestamente, no sé. ¿Qué hago para expresarme? La actuación, supongo. No estoy segura de que sea para mi autoanálisis. Tiene que ver más con analizar a otras personas. ¡Al diablo!", suelta.
¿Cuál es tu próximo desafío?
¿Qué viene después? No lo sé. Me gustaría hacer algo en los Estados Unidos. En cuanto a enfrentar desafíos. Podría ser cualquier cosa. Creo que hacer una película contemporánea sería un desafío. Lo que me gusta es escapar en los personajes, como dije, pero no es que estoy buscando una forma de autoexpresión, no busco material autobiográfico. Me siento mucho más cómoda y de alguna manera me relajo en un personaje si está muy alejado de mí. Supongo que cuanto más cercano es el personaje, mayor me parecería el desafío, de una manera divertida. Así que tal vez haga algo contemporáneo.
Tampoco Keira se mostró muy a gusto ante la pregunta si pensaba en tener un hijo. "Estoy sola. No quiero, aunque nunca hay que decir nunca. En algún momento... pero no en este momento. Estoy bien", sintetizó, se levantó de su silla de época, se arregló el cabello y dejó el salón, cual una dama de otra época. Pero bien, bien actual.
El Clarín - Argentina