
Con la versión clásica cantada por Gardel arranca Luces de los suburbios, la nueva y encantadora película de Aki Kaurismäki. A la gran película de Kaurismäki se le sumó ayer la esperada y controvertida sátira sobre Berlusconi, El Caimán, dirigida por Nanni Moretti. Sin ser un gran filme, logra combinar lo personal y lo público, lo íntimo y lo social, sin perder el humor ácido que caracteriza al director de Caro Diario.
En el filme de Kaurismäki, la música es un elemento clave y aquí aparecerá en los créditos finales otro tango de Gardel y Le Pera, que no adelantaremos para no arruinar la sorpresa y la emoción que la canción le otorga al bello y luminoso cierre de esta película, cuyo tono de comedia no esconde que se trata de una historia oscura y bastante triste.

Con el estilo y la economía de recursos de siempre, con esas actuaciones secas y distanciadas que provocan la sonrisa y la melancolía a la vez, el gran Aki se muestra en plena forma. "El tema de Luces... es la soledad —dijo el director—. Es un personaje chaplinesco que trata de conseguir un lugar en un mundo que se le presenta difícil y que destruye sus ilusiones una y otra vez. Pero como yo soy un tipo de corazón blando, no pude dejarlo sin darle una luz de esperanza.

Es el filme dentro del filme el que se centra en el acceso al poder de El Caimán, y allí sí Moretti lanza su furia contra el hombre que rigió por años el destino de Italia. "Berlusconi casi vuelve a ganar porque maneja todos los canales de información —dijo Moretti—. En mi país no existe la opinión pública. En otros, si el Primer Ministro dice que los chinos hervían a sus hijos para hacer fertilizantes, la gente se reiría. En Italia, lo votan.