24 noviembre 2006

A Scanner Darkly

Fui a ver este largometraje con cierto temor pues, aun en manos de uno de mis directores favoritos, temí que la legendaria novela de Philip K. Dick no fuera adecuadamente adaptada a la gran pantalla, como ha ocurrido con prácticamente todas las películas basadas en su obra (entre las peores, "Minority report", "Impostor" y "Paycheck"). En el caso de "A scanner darkly", el resultado es fiel al libro, aunque no del todo satisfactorio como producción cinematográfica. "Una mirada a la oscuridad" y "Valis" son los títulos de Philip K. Dick que más me gustan, pues no sólo cuentan historias de inusual fuerza e inteligencia, sino que adoptan un tono delirante que nos envuelve en el inestable estado mental del protagonista. Con esto, simultáneamente experimentamos su "realidad alternativa" y nos sumergimos en el contexto del libro, permitiendo una mayor identificación aun si el personaje es altamente disfuncional o si la situación es increíblemente bizarra. A pesar de mi fanatismo, trataré de ser tan objetivo como sea posible. No esperen mucho.

"A scanner darkly" se desarrolla en el futuro cercano, cuando la adicción de moda es la Sustancia D, una droga psicotrópica con extraños efectos bipolares. Ahí encontramos al agente Fred (Keanu Reeves) y seguimos la investigación que realiza en torno a un traficante de bajo nivel llamado Bob Arctor, quien pasa el día en su escuálida casa, consumiendo drogas y platicando incoherencias con sus amigos. Sin embargo, por trabajar en ese bajo mundo, Fred quizás sea ya adicto a la Sustancia D, lo cual hará mucho más difícil su investigación... a pesar de que Arctor está más cerca de lo que Fred imagina.

Entiendo la enorme dificultad de llevar a la pantalla los libros de Philip K. Dick. Sus argumentos son brillantes, pero por lo general tan exuberantemente originales que si no fuera por su único estilo narrativo (simultáneamente profundo y prosaico), parecerían ridículos o hasta incomprensibles. El punto es que esa "voz" del autor es lo primero que se pierde al adaptar una novela a cine, por lo que el director Richard Linklater tuvo que encontrar el balance entre forma y fondo... entre las situaciones que narra el libro y el modo como Dick las cuenta y reinterpreta. Creo que esa es la justificación del estilo visual que Linklater utiliza para esta película. A primera vista parece que el rotoscopio (trazar dibujos sobre metraje videograbado) es un simple truco para adornar la cinta, pero en realidad es una emulación de la fracturada percepción del protagonista, donde nunca podemos estar seguros de la supuesta "realidad".

Y, claro, la técnica del rotoscopio es tan antigua como el cine mismo, pero su interpretación digital se ha vuelto más económica y eficiente, permitiendo a Linklater generar exóticos paisajes e inusuales imágenes que, de otra forma, hubieran costado demasiado para esta experimental producción semiindependiente. No obstante, una consecuencia negativa de esta técnica es que de algún modo atenúa las actuaciones del elenco, y sólo los intérpretes más frenéticos (Robert Downey Jr., desde luego) logran dar vida a sus personajes. Keanu Reeves, Winona Ryder y hasta Woody Harrelson pierden considerable capacidad expresiva (bueno, quizás Keanu no tanto), lo cual definitivamente afecta el nivel emocional de la película. En otras palabras, si no "sentimos" lo mismo que los personajes es difícil compenetrarnos en la trama.

Hablando de la trama, creo que la adaptación del libro es en ocasiones demasiado fiel, dejando intactas escenas que cambian de tono sin la mencionada "voz" omnisciente del escritor. Por ejemplo, la discusión que surge cuando un automóvil se descompone queda como simple comedia, en vez de adquirir la demencial atmósfera de una de esas repetitivas e inescapables pesadillas que la fiebre produce. Quizás Linklater debió impulsar más la creatividad de sus animadores en algunos de esos momentos, para enfatizar con imágenes lo que el guión y las enmudecidas actuaciones no lograron generar.

Me cuesta trabajo hacer una evaluación objetiva de "A scanner darkly" Por un lado, es una diestra y fiel adaptación del libro que da vida a los bizarros conceptos de Philip K. Dick y a sus enigmáticos personajes. Por otro lado, tiende a ser tan confusa que no estoy seguro de que transmita el elocuente mensaje de la novela. Como cinta psicodélica seguramente será disfrutada por muchas personas en estados "alternativos" de conciencia, pero como discurso intelectual sobre paranoia, adicción y control gubernamental creo que se quedó corta. Sin embargo, tengo que recomendarla aunque sea tan sólo como un fascinante experimento (quizás continuación estilística de "Waking life") que cumple parcialmente sus posibles objetivos. Y si uno de ellos fue promover el libro para que más gente lo lea... se puede ya considerar que el experimento tuvo un muy importante éxito.