
Algunos decían que se trataba, al mismo tiempo, de un thriller y un juego de cajas chinas con un retazo del argumento metido en cada una de ellas, que se abría sin respeto alguno por la cronología que enseñan los manuales de escritura de guión. El resultado era fascinante. Y ahora Nolan lo hizo de nuevo. Seis años después de Memento, recuerdos de un crimen y convertido en el director de la renacida saga de Batman, el realizador volvió a dinamitar la estructura de un guión para luego juntar las piezas a su propio aire para obtener El gran truco.

En el acto de apertura de la película truco se mostrará entonces cómo comenzó y cómo terminó esa rivalidad. Y, como corresponde, nada será lo que parece. Pero eso vendrá después, cuando llegue el segundo acto: el cambio, donde lo común se vuelve extraordinario y el público se rasca la cabeza tratando de adivinar qué fue lo que vio. "Nos llevó mucho tiempo convencer al estudio de hacer esta película, porque hasta ese momento nadie había hecho films con la magia como tema central y, a pesar de que les explicamos que acá lo mágico es apenas parte de la narrativa, fue complicado", dice Nolan, e intencionalmente o no, remite al El ilusionista, la otra película sobre magos.

Abracadabra

Uno, Angier, es el hombre sofisticado que disfruta de la "venta" de su truco y del aplauso del público mientras que Borden parece siempre al borde de un ataque de ira y nada le gusta más que crear esas ilusiones, pero no en beneficio de la audiencia, sino en el de su propia arrogancia. "En esa época, los magos eran tan famosos como las estrellas de rock. Competían entre sí y sentían que debían superarse a sí mismos y a los demás todo el tiempo. Estos dos personajes llevan esa carrera demasiado lejos, a lugares demasiado oscuros", cuenta Jackman, sin dar demasiados detalles de una trama que cambiará de punto de vista tan rápido como se mueven las manos de los verdaderos magos.
Adaptado de una novela que el director leyó antes de convertirse en uno de los más buscados de Hollywood, este guión está lleno de pistas, de vueltas de tuerca que exigen tanta atención como la que muchos dedican a descubrir cómo funcionan los trucos de magia. "Cuando terminé de leer el guión, inmediatamente volví a leerlo, pero esta vez con toda la información nueva que tenía. Es atrapante", comenta escueto Bale, al que le faltan unos meses para volver a calzarse el disfraz del hombre murciélago.

La segunda entrega del nuevo Batman volverá a ser protagonizada por él y dirigida por Nolan. Ni los protagonistas ni el director ponen énfasis en los trucos que se ven en la pantalla. No es eso lo que importa, dicen, sino mostrar la lucha de estos dos seres tan complejos insertos en un guión plagado de ilusiones narrativas: puertas trampa, armarios con doble fondo y humo, y espejos que ocultan al espectador la próxima curva dramática. Pero alguien en el rodaje estaba verdaderamente interesado en cómo es eso de cortar a una mujer por la mitad.

"Cuando Nolan hizo Batman inicia volvió a esas bases. Si mirás esa película, te das cuenta de que cada vez que Batman anda por los techos se mueve con un cable; la ingeniería del truco, como usaban los viejos magos, está ahí", dice el hombre que allí era Alfred y aquí es Cutter. Dos personajes que comparten más que su cara. "Creo que en estos dos films estoy ahí para aportar algo de humanidad a esos ambientes llenos de personajes extraños. Porque mi reacción es la misma que la de la audiencia. Hay dos estilos de actuación: existe el actor que todo el tiempo erige a su alrededor una foto, una imagen, y la muestra como diciendo: «Este soy yo. Ahora hago del lindo». Y luego está mi estilo. Yo levanto un espejo y digo: «Este sos vos»", concluye Caine. Y sin embargo, a punto de irse, parece acordarse de algo y, casi de pasada, aporta el cierre de la nota, el último acto del truco, eso que en la película llaman el prestigio. "En El gran truco ves a estos dos chiflados armando los trucos, peleándose, buscando destruirse y de lo que no te das cuenta es de que hay otro mago haciéndote entrar, caer, y ése es Christopher Nolan. Y sólo al final te das cuenta de que todo el film es un gran truco de magia."