23 noviembre 2006

Romance a la antigua y acción trae el nuevo 007

Apenas US$ 700 mil separaron a "Casino Royale", la última entrega de la saga de James Bond, de la película que le arrebató el primer lugar de la taquilla estadounidense el pasado fin de semana, la animada "Happy feet". Eso no afecta el asunto de fondo: el debut de Daniel Craig como el implacable agente es todo un éxito. En una semana ha recaudado US$ 88 millones en todo el mundo.


Como el nuevo Bond, Craig es un personaje más joven que el de Pierce Brosnan, su antecesor, e incluso menor que el de Sean Connery. Es mal genio, conquistador y desobediente. "Casino Royale" cuenta sus inicios al interior del selecto grupo de agentes "00" -aquellos con liciencia para matar- en MI-6. M (Judi Dench), su jefa, en más de una oportunidad frunce el ceño ante sus "travesuras".

En la cinta, Bond es enviado a un lujoso casino de Montecarlo para jugar una millonaria partida de póker con Le Chiffre, un criminal conocido por financiar grupos terroristas del mundo. M lo elige por sus habilidades para el juego: es tan bueno que incluso en una partida gana el clásico Aston Martin del 64 que se ha transformado en símbolo.

La cinta tiene escenas de acción acordes a los US$ 150 millones de su presupuesto. En un edificio en construcción, en los pasillos del casino y en una antigua casa en Venecia que colapsa y cae a uno de los canales de la ciudad.Sin embargo, el gran atractivo de la película es su buena cuota de sensualidad. El director Martin Campbell aprovecha al atlético Craig en varias tomas en traje de baño y hasta desnudo. Aunque el contexto de esa escena no es sexy: Le Chiffre lo está torturando.

También saca chispas su relación con Vesper Lynd, que vuelve a la clave de las cintas originales, cuando a nadie le espantaba que Bond tratara a las mujeres como objetos. El obstáculo es que el personaje de Lynd ha sido adaptado a los tiempos, así que su personalidad está a la altura de la del agente. Con toques de comedia romántica, sus escenas combinan amor y odio. Sin embargo, la relación de ambos tendrá trágicas consecuencias, suficientes como para hacer que este James Bond nunca más crea en el amor.