
Ha pasado mucho del último año ahí, filmando "Australia", una épica romántica de Baz Luhrmann ("Moulin Rouge") ambientada en la Segunda Guerra, donde interpreta a una aristócrata inglesa que se enamora de un rudo australiano (Hugh Jackman). Tras nueve meses, la película sigue en rodaje: "Ha sido extraordinario. Es el tipo de filme que he soñado con hacer desde que era niña", cuenta Kidman. También estuvo filmando "The reader", para Stephen Daldry ("Las horas").
Cuando ambas cintas estén completas, quiere tomarse tiempo libre para estar con su marido, el cantante Keith Urban. Han pasado tiempos difíciles: él estuvo en rehabilitación por su alcoholismo poco después de su boda, en junio de 2006. Pero ahora, insiste Nicole, son felices. "De hecho, no estoy muy interesada en trabajar", agrega. "Creo que mucho de mi deseo de filmar era para evadirme. Tengo una razón para querer estar en el mundo ahora, y esa razón es Keith". La actriz ha dicho que espera empezar una familia con Urban: "Lo que será, será. Está en manos de Dios".

El filme está lleno de efectos especiales, con animales hablantes y paisajes surrealistas. Eso significó mucho trabajo frente a la pantalla verde de CGI. "No es mi cosa favorita", dice. "Me convertí en actriz porque quería actuar con otros actores. Con la pantalla, tienes que usar tu imaginación. Es un desafío diferente, pero es hacia donde se dirigen las películas. 'Australia' es lo último de una especie que está muriendo".
La polémica religiosa
El próximo estreno de "La brújula dorada" no ha estado exento de controversia. En la trilogía original, el autor Philip Pullman va más allá de la aventura fantástica y plantea asuntos profundos y filosóficos sobre la libertad y la individualidad, y presenta a la Iglesia Católica como la gran villana. Eso ha despertado protestas de diferentes grupos cristianos. Particularmente, la Liga Católica llamó a boicotear la película, aunque el director Chris Weitz decidió retirar prácticamente todas las referencias religiosas del filme. Eso le quitaría a la cinta el cariz "ateo" del texto original. Sobre esto, Kidman comenta: "Fui criada estrictamente como católica, y lo último que quiero es hacer que mi abuela dé vueltas en su tumba".