LEONARDO LO SABIA... Y HABRIA ESCONDIDO EN SUS CUADROS LAS CLAVES PARA DESCIFRAR EL SECRETO
Fue María Magdalena la prostituta arrepentida que popularizó el folclore religioso o una de las mujeres más importantes de la historia del cristianismo, cuya influencia fue intencionalmente opacada por la política eclesiástica? Esa es una de las preguntas que guían el documental Los secretos del Código Da Vinci, un estreno de National Geographic, que se emite mañana a las 19, el miércoles 15 a las 19 y el sábado 25, a las 20.
El programa recoge la polémica generada por uno de los best sellers más exitosos de todos los tiempos, la novela El Código Da Vinci, del estadounidense Dan Brown, traducida a más de veinte idiomas y considerada el libro más rápidamente vendido en la historia. Se trata de un policial que reconstruye un crimen ocurrido en el Museo del Louvre, en París, y detrás del cual se escondería un secreto capaz de reescribir la historia de la humanidad: que Jesús estaba casado con María Magdalena —que lejos de ser una mujer humilde y pecadora pertenecía a una familia adinerada y de sangre real— y que juntos concibieron una hija, Sara, que habría iniciado un linaje que sobrevive hasta nuestros días.
Según la novela, este secreto habría sido celosamente negado y ocultado por la Iglesia Católica, pero preservado a través de generaciones por un grupo de hombres entre quienes se encontraban algunos de los pensadores y artistas más importantes de todas las épocas, integrantes de una secta denominada El Priorato de Sión. A esa secta habría pertenecido Leonardo Da Vinci, quien en su famoso cuadro La última cena habría escondido algunas de las claves para descifrar la "verdad" oculta durante siglos.Uno de los mayores atractivos de la novela, según reconstruye de modo convincente el documental —filmado en Londres, París, Jerusalén e Italia, donde se realizaron entrevistas a reconocidos especialistas en el tema— es que se basa en una abundante bibliografía que investiga y sostiene la hipótesis de la descendencia de Jesús.
Durante décadas, historiadores dedicados a la leyenda del Santo Grial —el cáliz que utilizó Cristo en la última cena, una reliquia desaparecida— se detuvieron en documentos como los evangelios apócrifos o los rollos del Mar Muerto para tratar de escribir la historia "no oficial" de Jesús. Según la novela de Brown, el misterio del Santo Grial encuentra su respuesta en el cuadro de Da Vinci: el apóstol que está inclinado a la derecha de Cristo, a quien se atribuye oficialmente la identidad de Juan (aunque tiene una apariencia femenina), sería, en realidad María Magdalena, la discípula preferida de Cristo, su esposa y la elegida por él para continuar su ministerio. Según Dan Brown y las fuentes en las que se inspiró, el Grial —ausente en el cuadro— es, de hecho, la propia Magdalena: quien llevaba en su seno (en su útero) la sangre de Cristo, es decir, su descendencia.
Como prudentemente explica el especial, ninguna de estas hipótesis tiene evidencia histórica que la sostenga. Tampoco que la desmienta, lo que colabora, en todo caso, para que se reproduzca y atrape, gracias a lo poderoso del relato, cada vez más adeptos.