07 diciembre 2007

Vuelve el sexo en la ciudad de Nueva York

Hace poco, Bettiann Fishman se subió a una escalera frente a la Biblioteca Pública de Nueva York, en la Quinta Avenida, y se llevó un megáfono a la boca. "Hola a todos", dijo, dirigiéndose a la multitud congregada en las escalinatas de la biblioteca. "Vamos a filmar ahora, así que por favor no entorpezcan la escena y no saquen fotos." A su alrededor, decenas de miembros del equipo de rodaje se preparaban para lo que debía ser una escena sencilla de Sex and the City, la película . Pero el rodaje de la secuencia, de 60 segundos -en el que las estrellas llegan en una limusina y ascienden los peldaños-, llevó horas, en parte debido a la constante aparición de curiosos armados con cámaras de video, celulares y un enorme atrevimiento. (Un diálogo de muestra: "¡No me toque! ¿Quiere que le vuele la cabeza?".)

Los fanáticos enfervorizados sacaban fotos de las sillas de director vacías. "¿Puedo sentarme?", dijo un turista italiano. "Sólo por un momento... es una foto para mis amigos." Un publicista le concedió su pedido.

Al lado, un asistente traía un carrito colmado de idénticos ramos de rosas blancas y rojas y orquídeas violetas. Y balanceándose sobre altísimos tacos y con aspecto demasiado glamoroso para el día, aparecieron Samantha (Kim Catrall, con un vestido tubo de color azul marino), Charlotte (Kristin Davis, de negro) y finalmente Carrie (Sarah Jessica Parker, embutida en un vaporoso vestido de Vivienne Westwwod). Las chicas -Dios mío- iban a una boda. Cuando se empezó a rodar Sex and the City, la película , en el otoño boreal, era habitual ver a sus estrellas detener el tránsito y ser sujeto de eternas columnas de blogs y chismes. Cada escena al aire libre inspiró perversas especulaciones sobre el argumento.

Desde la planta baja del Bryant Park Hotel, donde se ocultó de la multitud después del rodaje, Parker dice: "Básicamente, miro para abajo entre cada toma, porque resulta muy difícil levantar la vista y ver que lo que me rodea es una locura".

Aunque la serie terminó en 2004, muchos espectadores la siguen en DVD. Para ellos, Sex and the City es algo que continúa, que envuelve a Nueva York con una promesa de liberación, lecciones de trapecio, infinitos cócteles Cosmopolitan y sexo en todos los casos.

Volver

Una advertencia para cualquiera que no haya seguido obsesivamente la cobertura de prensa del film: es posible que haya sorpresas en él. A pesar de la presencia casi constante de las cámaras y las obvias pistas que entregan las fotos (el vestido de boda de Parker, Davis con pancita de embarazada), los realizadores se han preocupado por ocultar el argumento a las fans.

"En realidad, no pueden escuchar el diálogo", dijo Michael Patrick King, el guionista y director. "No saben cómo interactuarán los personajes. En el film hay cuestiones emocionales que nadie conoce." Pero la reacción del público fue una de sus preocupaciones centrales durante los siete meses en los que escribió el guión, especialmente porque los personajes han madurado. "Quiero que el público salga de ver el film satisfecho y exhausto", dijo.

La última vez que vimos a nuestras heroínas -Miranda, la pragmática abogada y madre convertida en reticente habitante de Brooklyn; Samantha, la aventurera reina de las relaciones públicas y sobreviviente de cáncer; Charlotte, la dulce esposa, y Carrie, la columnista y fetichista de Manolo Blahnik- parecían a punto de dejar atrás a los solteros tóxicos y las noches de alto voltaje erótico de Manhattan. "Esa clase de concupiscencia licenciosa ya no nos surge", dijo Parker. "Lo importante para mí es que Carrie no es frívola y tonta, que hay sofisticación en ella. Está intentando tomar decisiones maduras sobre el amor y sobre la vida." En el film, Carrie va por su tercer libro, Samantha se ha mudado a Los Angeles, Charlotte florece con su nueva familia y Miranda sigue viviendo en Brooklyn, y lo sigue odiando.

Promesas

El film de Sex and the City se puso en marcha inmediatamente después de que terminó la serie, pero el proyecto naufragó cuando Catrall se negó a rodarlo. "Lo que me asustaba de hacer una película es que nos habíamos retirado en un momento tan alto", dijo en una entrevista en su trailer, al que se retiró inmediatamente después de la escena de la biblioteca. "Si íbamos a volver, el dinero era un factor importante."

La demora, junto con la persistencia de la manía por Sex and the City -es casi imposible hablar de la mujer contemporánea y urbana sin hacer referencia a la serie-, ha hecho que el film resultara aún más difícil, dijeron Parker y King. Sólo un puñado de ciclos han logrado una transición exitosa de la pantalla de TV a la de cine con el mismo elenco. "Me siento como Spock", dijo Nixon.

Como reconocida actriz teatral, ¿echó de menos encarnar a Miranda? "Extrañé todo. Los personajes de ficción. Las personas reales. Extrañé al equipo y el rodaje cotidiano de la serie." En el hotel, Parker se mostró bastante circunspecta respecto de la atención que concitará la película. "Realmente trato de no pensar demasiado en lo que le parecerá a la gente, de no pensar, por ejemplo: ¿les causará náuseas a los homosexuales? ¿Se desilusionarán las mujeres con la historia?, porque no se puede trabajar de esa manera -explica-. Para mí, el film es la calle. Porque allí, en las calles de Nueva York, es donde están todas las promesas. Allí está el romance. Allí está la esperanza. Allí es por donde caminan todos los días las solteras, y no saben con qué se encontrarán dos pasos más allá."