"Altman es un maestro como realizador que se merece este honor. Ha redefinido los géneros, ha inventado nuevos modos de utilizar el medio y ha revitalizado los antiguos", explicó Sid Ganis, presidente de la Academia del Cine de Hollywood, cuando notificó que el veterano director recibiría el Oscar honorífico en la ceremonia de febrero pasado. La frase de Ganis cobra aún más significado ahora: Altman falleció el lunes 20, a los 81 años, manteniendo su perfil crítico, pero ya reconciliado con la industria que amó y también cuestionó en cintas como "The player: el pez gordo" (1992).
Altman estaba en un delicado estado de salud por un cáncer. Incluso para su última película, "A prairie home companion", debió tener un director asistente por exigencia de la compañía de seguros. Ese honor correspondió a Paul Thomas Anderson, el realizador de "Magnolia", quien no filmó escenas de la cinta protagonizada por Tommy Lee Jones, Kevin Kline y Meryl Streep, y sin fecha de estreno en nuestro país.
La salud no afectaba los planes del prolífico Altman, director de 86 películas y guionista de 37: según CNN trabajaba en un proyecto para 2007. En la que fue su última noche en los Oscar, Altman bromeó con los rumores de su estado: "Siempre pensé que este tipo de premios significan 'se acabó'. Luego caí en la cuenta de que estaba preparando mi obra de teatro, 'Resurrection Blues', de Arthur Miller, en el Old Vic de Londres. Me di cuenta de que no se ha acabado y me entusiasmó". Esa noche también confesó que en 1995 tuvo un transplante de corazón. Y luego, remató con una frase que hoy suena a epitafio: "Nunca tuve que dirigir un filme que no escogí o desarrollé. Soy muy afortunado en mi carrera".
Altman saldó cuentas con Hollywood: estuvo nominado cinco veces al Oscar a Mejor Director, aunque su nombre siempre fue sinónimo de independencia frente a la industria. "¡Estás contratando problemas!", le dijo un ejecutivo de Fox al productor Ingo Preminger cuando anunció su intención de fichar a Altman para dirigir "M.A.S.H." (1970), a la postre uno de sus mayores éxitos. La sátira sobre la guerra incluso se transformó en una serie para la TV.
La salud no afectaba los planes del prolífico Altman, director de 86 películas y guionista de 37: según CNN trabajaba en un proyecto para 2007. En la que fue su última noche en los Oscar, Altman bromeó con los rumores de su estado: "Siempre pensé que este tipo de premios significan 'se acabó'. Luego caí en la cuenta de que estaba preparando mi obra de teatro, 'Resurrection Blues', de Arthur Miller, en el Old Vic de Londres. Me di cuenta de que no se ha acabado y me entusiasmó". Esa noche también confesó que en 1995 tuvo un transplante de corazón. Y luego, remató con una frase que hoy suena a epitafio: "Nunca tuve que dirigir un filme que no escogí o desarrollé. Soy muy afortunado en mi carrera".
Altman saldó cuentas con Hollywood: estuvo nominado cinco veces al Oscar a Mejor Director, aunque su nombre siempre fue sinónimo de independencia frente a la industria. "¡Estás contratando problemas!", le dijo un ejecutivo de Fox al productor Ingo Preminger cuando anunció su intención de fichar a Altman para dirigir "M.A.S.H." (1970), a la postre uno de sus mayores éxitos. La sátira sobre la guerra incluso se transformó en una serie para la TV.