suzanne vega
Suzanne Vega creció en el difícil Harlem hispano en el seno de una familia postiza. Su padrastro era un escritor portorriqueño y ella era una niña que se distraia en las calles. Con 12 añitos hizo un poema —no era el primero— titulado Escrito después de una pelea triunfal: «Puedo darte una paliza, Jack/y será mejor que te des la vuelta/cuando veas venir a la Vega».
Suzanne Vega saltó a la fama en 1987 con la publicación de su segundo álbum, Solitude Standing. Allí estaba la canción, Luka, una fea historia de niño apaleado por la vida adulta. Tras su éxito siguió una carrera en la cresta de la ola por la que surfeaban otras cantautoras del movimiento folk pop femenino: Tori Amos, Michelle Shocked, Tracy Chapman...
Sus sucesivos y escasos discos (Days of Open Hands, 99,9 Fº, Nine Objects of Desire) no hicieron sino confirmar la evidencia de su fotográfica poesía, ardientemente gélida, capaz de congelar los instantes cruciales del alma en versos duros, aunque dulcemente expresados. Songs in Red and Gray es su último CD, el sexto.
Literariamente apenas hay diferencia con los demás. Eso es bueno. En lo musical se nota una vuelta a los sonidos más cálidos y desnudos del folk con poca arquitectura instrumental. Probablemente la separación de su marido y productor, Mitchell Froom, tenga que ver en todo ello.
Tampoco debe ser ajeno este trance personal a la temática de algunas canciones, como Widow’s Walk: «Chicos, soy una viuda/y os diré por qué./No es por él, es por el matrimonio/que se hundió». En otras ocasiones reaparece la Vega de su infancia: «Si yo fuera un arma/dices que sería un arma de fuego/supongo que de cerca letal/con silenciador y shock casi fatal» (Si yo fuera un arma de fuego); y a veces es una premonitoria espectadora: «Las penas de antaño brillan rutilantes/llevan un lustre y fulgor que hoy no hay/aquí es sólo sucio y violento y preocupante» (Penas de antaño).
Para completar una visión cabal de esta mujer fuerte de apariencia frágil, conviene leer un libro suyo aunque date de 1999: La mirada apasionada (Celeste). En él se recopilan sus canciones y poemas, los temas que ha escrito para otros artistas —de Joe Jackson a Philip Glass—, artículos de prensa, relatos cortos e incluso una divertida —por lo insolente— entrevista que le realizó ese pícaro seductor llamado Leonard Cohen.