La ciencia ficción que vale la pena nunca se juega en la superficie. Porque detrás de la parafernalia, las naves espaciales, los extraterrestres y los hechos inexplicables, se esconde un comentario respecto de la actualidad, que puede ser todo lo provocador que los creadores quieran, gracias a su disfraz de entretención pura.
Y, aunque su aporte exacto al género está por verse, es por ahí donde se pueden explorar las lecturas más interesantes en V, la nueva serie sobre una invasión extraterrestre que estrena hoy Warner Channel y que emitirá los martes, a las 21 horas.
A su llegada, los "visitantes", como se autodenominan los extraterrestres, se presentan como una panacea. Ofrecen "dejarnos mejor de como nos encontraron", como define su líder. Pero incluso sin contar las intenciones destructivas secretas de los alienígenas, el costo, que muchos se muestran dispuestos a pagar, queda claro: la obediencia total y el sacrificio de muchas de las libertades y derechos democráticos. En el primer capítulo, de hecho, la primera víctima es la libertad de prensa. Vistas a la luz de la paranoia del terrorismo o de la delincuencia, que tiene a partes de la población dispuestas a sacrificar las libertades y derechos más básicos con tal de evitarse esos males, la metáfora no resulta para nada ajena.
El primer capítulo de V administra bien el clima de tensión y la sensación de que el peligro acecha, alimentando los paralelos con la cultura del miedo y usando un referente común a la serie ochentera en la que está basada esta producción: el aparato fascista pre Segunda Guerra Mundial. Además, contó con una producción envidiable para la TV.
El principal problema es que, entre alegorías, efectos especiales y la cantidad de información que incluyeron, se dejó de lado el desarrollo de los personajes, más allá de unas cuantas líneas que los dibujan a trazos gruesos. Y si eso no mejora con el correr de los capítulos, podría convertirse en el pecado inperdonable de V
Y, aunque su aporte exacto al género está por verse, es por ahí donde se pueden explorar las lecturas más interesantes en V, la nueva serie sobre una invasión extraterrestre que estrena hoy Warner Channel y que emitirá los martes, a las 21 horas.
A su llegada, los "visitantes", como se autodenominan los extraterrestres, se presentan como una panacea. Ofrecen "dejarnos mejor de como nos encontraron", como define su líder. Pero incluso sin contar las intenciones destructivas secretas de los alienígenas, el costo, que muchos se muestran dispuestos a pagar, queda claro: la obediencia total y el sacrificio de muchas de las libertades y derechos democráticos. En el primer capítulo, de hecho, la primera víctima es la libertad de prensa. Vistas a la luz de la paranoia del terrorismo o de la delincuencia, que tiene a partes de la población dispuestas a sacrificar las libertades y derechos más básicos con tal de evitarse esos males, la metáfora no resulta para nada ajena.
El primer capítulo de V administra bien el clima de tensión y la sensación de que el peligro acecha, alimentando los paralelos con la cultura del miedo y usando un referente común a la serie ochentera en la que está basada esta producción: el aparato fascista pre Segunda Guerra Mundial. Además, contó con una producción envidiable para la TV.
El principal problema es que, entre alegorías, efectos especiales y la cantidad de información que incluyeron, se dejó de lado el desarrollo de los personajes, más allá de unas cuantas líneas que los dibujan a trazos gruesos. Y si eso no mejora con el correr de los capítulos, podría convertirse en el pecado inperdonable de V