El poderoso drama sobre la prisión de Jacques Audiard Un Prophete arrasó anoche en los premios Cesar, llevándose los galardones a mejor película, mejor actor y mejor director en la que es llamada la versión francesa del Oscar.
Un Prophete, uno de los filmes destacados del festival de cine de Cannes del año pasado, fue elegida mejor película extranjera en los premios BAFTA la semana pasada y compite en la misma categoría en los Premios Oscar del 7 de marzo.
Una oscura historia de un joven delincuente analfabeto de poca monta que gradualmente asciende en la brutal jerarquía de la prisión, Un Prophete recibió un total de nueve premios en la noche, dejando poco para los demás competidores.
Audiard, cuyas películas anteriores incluyen De battre mon coeur s'est arrete (El latido que mi corazón se saltó), se llevó el galardón al mejor director, mientras que el protagonista del filme, Tahar Rahim, ganó los premios a mejor actor y mejor debutante.
Niels Arestrup ganó el premio a mejor actor de reparto por su retrato de un clásico jefe de la mafia de Córcega quien ofrece protección al humilde y sumiso joven aprendiz que termina volviéndose en su contra.
Audiard rindió tributo a varios ex prisioneros que figuraron como extras en la película y ayudaron a crear su oscura atmósfera realista.
"Tuvimos un elenco de extras realmente excepcional. Ellos nos obligaron a hacer algo excepcional", afirmó.
El premio a mejor actriz recayó en Isabelle Adjani, una de las mayores estrellas de Francia, quien recibió su quinto Cesar al ir contra su glamorosa imagen para interpretar a una desaliñada profesora que enfrenta un colapso en La journee de la jupe (El día de la falda).
Los premios Cesar dan al cine francés una de sus más importantes noches, llenas de estrellas y efusivos tributos, pero de los que frecuentemente se burlan como el amor de una industria local por filmes artísticos que nadie ve.
Un Prophete, un gran éxito de taquilla en Francia, es una excepción a la norma y el filme también ha logrado triunfar entre la crítica de su país y del exterior.
Con más de 200 millones de boletos, la taquilla del cine en Francia el año pasado alcanzó su mayor nivel desde 1982 y las producciones locales correspondieron al 37 por ciento de total de las películas exhibidas.
Sigourney Weaver y Harrison Ford, quien recibió un premio a logros de una vida, agregaron un toque internacional al evento
Durante la ceremonia del sabbath, un rabino, en un súbito ataque de culpa, se arrodilla gritando: "¡Dios, ante ti no soy nada!". El cantor, conmovido por tal demostración de fe, también se tira al piso al lado del rabí exclamando: "¡Dios, ante tií no soy nada!". Viendo esta escena desde su asiento en primera fila, el administrador de la sinagoga también se arroja al pasillo gritando: "¡Dios, ante tí no soy nada!". El rabino, codeéandolo al cantor, susurra: "Mira quién piensa que no es nada".
Esta vieja historia -conocida por los estudiosos del Talmud como Chiste Judío N° 73- resume, de alguna manera, Un hombre serio , la nueva película de Joel y Ethan Coen. "El chiste juega con lo terrenal de la humildad -dijo Dan Sklar, el rabino consultado para el film-, la vanidad de Un hombre serio, y lo digo en el sentido más literal, es que Dios no tiene nada que ver con el sinsentido de la existencia humana", concluye.
El film, que no cuenta con actores conocidos, podría leerse como una parábola de la angustia judía, en un suburbio del Medio Oeste norteamericano, en los años 60; pero también es una sombría meditación sobre el propósito divino, la certeza de la incertidumbre y los misterios de las letras del grupo Jefferson Airplane (cuyo tema "Somebody to Love" suena insistentemente) . El film comienza con la cita "Acepta con sencillez todo lo que te suceda" y termina con "Ningún judío fue lastimado durante la realización de esta película".
Esta es la película número catorce de los hermanos Coen, ganadores de varios Oscar - dos por Fargo, en 1997, y cuatro por Sin lugar para los débiles , en 2008-, y su trabajo más personal. La película comienza con un prólogo. En un poblado polaco, en el siglo XIX, se escucha un cuento en idish. El cuento no parece tener mucho que ver con lo que sigue a continuación.
"Pensamos que un cuento de fantasmas en idish podía ser un buen presentador de lo que venía", dice Joel. Y Ethan agrega: "Sí, pensamos que quedaba bien".
Un hombre serio trata de las tribulaciones personales y profesionales de Larry Gopnik (interpretado por Michael Stuhlbarg), un profesor de física que necesita desesperadamente algo de metafísica. Su hermano es un vago que lo vive, su hijo fuma marihuana, su hija se pasa el día mirándose al espejo, su esposa está a punto de abandonarlo, un alumno lo trata de sobornar y alguien le envía cartas amenazantes que ponen en peligro su futuro profesional. En medio de ese caos, Gopnik decide buscar guía espiritual en tres rabinos que, piensa, lo convertirán en un hombre serio.
"Larry cree que es una buena persona pero que de una u otra manera siempre lo persigue la mala suerte", dice Fred Melamed, el actor que interpreta a Sy Ableman, el conocido de la familia que le "roba" a su esposa. "No es un bebedor, no es infiel, no saca a su hijo de la escuela para irse a cazar, como su vecino goy (gentil)"
Claro que las verdaderas deidades de Un hombres serio son los Coen, y ya han dado muestras de ser dioses crueles. "Para nosotros -dice Ethan- la diversión pasaba por encontrar nuevas formas de atormentar a Larry."
Ethan, de 52 años, y Joel, de 54, se han metido con temas judíos desde su tercer trabajo, De paseo a la muerte (1990), en el que aparecía John Turturro como Bernie the Shmatte. En Barton Fink (1991) y El gran Lebowski (1998) crearon suficientes personajes judíos como para formar un minyan (término que designa para la fe judía la cantidad mínima de fieles necesarios para poder realizar las oraciones rituales conjuntas).
En la introducción al guión de El gran Lebowski You With the Schnozz . dice que éste ganó en 1998 el premio Bar Kochba Award, "que reconoce los logros en el campo de las artes para desafiar los estereotipos raciales y religiosos y promover la multiplicidad del hombre". El premio fue supuestamente otorgado por el rabino Emmanuel Lev-Tov, autor de las memorias
"Las referencias judías en Lebowski las tomamos de cosas que escuchamos en las sinagogas cuando éramos chicos", dice Ethan. Claro que los Coen han sido acusados de caer en estereotipos étnicos grotescos e incluso de antijudíos. Un crítico de Nueva York les llamó la atención sobre la escena en que Bernie the Shmatte se arrastra y gimotea a los pies de un gángster armado "en un lugar que parece un bosque de abedules en Polonia". Cuando se les consultó si habían intentado evocar el Holocausto, los Coen se mostraron entre divertidos y perplejos. "Eso fue más absurdo que algunas de las cosas que dijeron los críticos franceses", dice Joel.
La historia de Un hombre serio también se relaciona con la infancia de los Coen en St. Louis Park, un pueblo con bastante población judía en el borde sur de Minneapolis. Su madre, Rena, venía de una familia ortodoxa y la casa era kosher. "Ella acataba esa disciplina -dice Joel-, y nuestro padre, Ed, simplemente le seguía la corriente. Cuando nos enteramos de que alguna vez en el club universitario había comido un plato con panceta, fue una gran desilusión. Pero para ser justos con Ed y poner las cosas en su lugar, Joel y yo íbamos a escondidas a la casa de un vecino para comer jamón. Así que cuando nos enteramos la sensación fue que en definitiva él no era mejor que nosotros", dice Ethan. Y, aunque Ed estudió economía en la Universidad de Minnesota, ellos aseguran que él no fue el modelo para crear a Larry Gopnik.
No pueden decir lo mismo de Debbie, su hermana mayor, y Sarah, la hija de Gopnik. "Debbie se pasó toda la adolescencia en el baño, lavándose el pelo", recuerda Ethan. También como el hijo de Gopnik, Danny, los Coen fueron a una escuela judía, cuatro días a la semana luego de la escuela común, y los domingos. También como Danny, tuvieron un tutor centroeuropeo que, para tomar una frase de P. G. Wodehouse, parecía tener 150 años bien llevados o 110 mal llevados. "Hace años pensamos en hacer algo corto sobre un chico que para el tiempo del bar mitzvah iba a ver a un rabino anciano", dice Joel. "El rabino estaba parcialmente basado en la figura de un sabio que vimos de niños, un Mago de Oz semítico. Nunca hablaba pero tenía mucho carisma", agrega Ethan.
Como estudiantes de hebreo, los Coen no eran para nada jóvenes serios. "Estábamos toda la clase esperando que termine", dice Ethan. En el film, Danny memoriza el texto de su bar mitzvah escuchando el disco Rabbi Youssele Rosenblatt Chants Your Haftorah Portion , Volume 12. Para Joel y Ethan no fue muy distinto. "El bar mitzvah significaba que te den regalos -dice Joel-. A nuestros ojos, el judaísmo era más ético que religioso."
Y siguen así. Ninguno de los dos es practicante. Joel incluso bromea que con su mujer, la actriz Frances McDormand, han criado a su hijo adoptivo, Pedro, como un pagano.
De todas maneras, el rabino Sklar dice que los Coen son profetas judíos modernos. "El rol del profeta es decir la verdad a la gente. Los Coen ven a través de nuestras debilidades. Enfocan la normalidad y muestran lo mundano a la vez como anormal, hermoso y aterrador."
Christopher Plummer apenas ha tenido un momento libre desde la publicación de su autobiografía en 2008. El actor canadiense -que ya tiene 80 años y una impresionante carrera que incluye cintas como "La novicia rebelde" y "El hombre que quería ser rey"- estuvo el año pasado en cuatro películas. Y tres recibieron la atención de la Academia.
En 2009 protagonizó la fantasía surrealista de Terry Gilliam "El imaginario mundo del Dr. Parnassus" -nominada a Mejor Dirección Artística y Mejor Diseño de Vestuario-; fue la voz de Charles Muntz, el malvado explorador de "Up" (nominada a Mejor Película y Mejor Película Animada, entre otras); y también fue el octogenario autor ruso León Tolstoi en "The last station", rol por el que compite a Mejor Actor Secundario. Es la primera nominación de su carrera y, aunque no es el favorito, es un respaldo que la industria le debía.
"The last station" -sin fecha de estreno en Perú- fue escrita y dirigida por Michael Hoffman. Se ambienta en 1910, el traumático último año en la vida del escritor de "La guerra y la paz". Helen Mirren interpreta a su fuerte esposa, Sofya, quien desesperadamente trata de impedir que su esposo ceda los derechos de sus libros al pueblo ruso.
-Pese a ser un aristócrata y el más famoso novelista de Rusia, en vida Tolstoi renegó de su vida de riqueza.
"Él vivió una vida modesta a propósito. Era un precursor del socialismo en su época. Tenía más de 70 sirvientes y él insistía en comer con ellos en la mesa. Rehusaba a pensar en él como un conde. Él creía que todo el mundo era su igual, era un personaje maravilloso y un revolucionario. Tan humano".
-Usted ha interpretado a varios personajes reales, como a John Barrymore en teatro, Mike Wallace en "El informante" y ahora Tolstoi. ¿Cómo se acerca a ellos?
"Leí cuanto pude sobre Tolstoi y había leído sus libros, aunque no todos. Uno se demora mucho en leerlos. ¡Recién los estoy terminando! También he visto documentales, pero nunca lo hemos escuchado hablar, así que le di una voz muy natural, con un tono bajo. Una vez que has establecido a la persona real, entonces puedes convertirte en el personaje. Una vez que lo haces, como lo hice con Mike Wallace, eres libre de hacer lo que quieras".
La competencia
Matt Damon ("Invictus")
Su papel: Francois Pinnear, capitán de la selección sudafricana de rugby de 1995, que jugó un papel clave en la unión entre blancos y negros.
Por qué sí: La historia humana y verdadera del filme es del gusto de la Academia, que podría consagrar a un actor querido en Hollywood.
Por qué no: La película ha perdido fuerza durante la temporada de premios.
Woody Harrelson ("The messenger")
Su papel: El capitán de ejército Tony Stone, cuya misión es informar a familiares sobre las muertes de soldados en la guerra.
Por qué sí: Luego de una década perdido en roles olvidables, el actor tuvo en 2009 uno de sus mejores años y la Academia podría respaldar su regreso.
Por qué no: Es un favorito de la crítica, pero los premios más mediáticos no le han dado el triunfo.
Stanley Tuccu ("Desde mi cielo")
Su papel: George Harvey, un asesino en serie que intenta escapar de la familia que busca al culpable de su último crimen.
Por qué sí: Es un actor admirado por la industria y un Oscar sería su mayor espaldarazo.
Por qué no: La película fue recibida con tibieza por la crítica y sólo su actuación ha sido alabada.
Christoph Waltz ("Bastardos sin gloria")
Su papel: El carismático y letal coronel Hans Landa, que persigue judíos en la II Guerra Mundial.
Por qué sí: El austríaco es el gran favorito a ganar. Ha cosechado premios desde el Festival de Cannes hasta la presente temporada de premios.
Por qué no: Los votantes podrían optar por premiar a actores estadounidenses con roles más humanos
"FlashForward" -que se estrena hoy a la medianoche en AXN- tuvo su estreno en Estados Unidos el 24 de septiembre pasado, alcanzando 12,5 millones de espectadores. Pero la serie no pudo mantener una historia que se presentaba tan promisoria como "Lost". A los tres meses, los seguidores bajaron hasta los siete millones y la cadena ABC la mandó a reescribir.
Inspirada en una novela de Robert J. Sawyer, "FlashForward" se desencadena a partir de un "desmayo mundial" que dura dos minutos y 17 segundos. Durante ese lapso, cada persona ve -como si lo viviera-lo que estará haciendo en seis meses más. Al despertar, el caos está en todas partes. Hay quienes tienen visiones de su muerte, de sus amores y rupturas.
El agente del FBI Mark Benford, interpretado por Joseph Fiennes ("Shakespeare apasionado"), se encargará de descubrir quién es el culpable del extraño suceso que muchos interpretarán como acto terrorista. Sus pesquisas las basará en su propio "flashforward", donde ya se vio a cargo de la investigación.
La etiqueta de sucesora de "Lost" no sólo se debe al juego que hay con el tiempo y el espacio, además de estar llena de misterio, suspenso y acción. También hay rostros de la isla que se repiten: Sonya Walger ("Penny"), quien interpreta a la esposa del protagonista, y Dominic Monaghan ("Charlie"), quien encarna al villano.
La cadena ABC espera que "FlashForward" sea una digna sucesora de la historia de los náufragos que, por estos días, emite su temporada final. Pero eso no se sabrá hasta el 18 de marzo, cuando con su regreso a las pantallas de EE.UU. defina su futuro.
Reducción de capítulos
La serie tenía presupuestado hacer 25 capítulos para esta primera temporada, pero debido a su baja sintonía, el primer ciclo de "FlashFoward" se redujo a 22 episodios
Pese a sus logros y reconocimiento, nunca Martin Scorsese había disfrutado de un real éxito de taquilla. Por eso lo conseguido el fin de semana por La isla siniestra es meritorio: alcanzó el primer lugar del boxoffice con U$40 millones en EEUU y Canadá.
El thriller que examina la locura criminal y una investigación d euna desaparición, dejó exactamente 40,2 millones de dólares por venta de entradas, dijo ayer su distribuidor, Paramount Pictures.
Este estreno silenció a los pesimistas que vieron como una señal ominosa que Paramount dijera en agosto pasado que retrasaría cuatro meses el estreno del filme.
El vicepresidente de Paramount, Rob Moore, dijo que aunque hubo "algunos problemas de percepción con la prensa", los asistentes a las salas se entusiasmaron por la sinopsis del filme y los anuncios publicitarios emitidos durante la transmisión de los Globos de Oro y el Super Bowl.
Paramount modificó la fecha planeada de estreno del 3 de octubre porque no tenía suficiente dinero para publicidad en su presupuesto 2009. En lugar de eso decidió concentrarse en Desde mi cielo y Amor sin escalas, lo que supuso un duro golpe para el director de Taxi driver.
Dado que La isla siniestra ha recaudado en tres días tanto como Desde mi cielo (43 millones de dólares) durante un mes en las salas, ¿el estudio habrá apostado al caballo equivocado, especialmente cuando los filmes estrenados a principios de año pocas veces reciben la atención de los Oscar?
Moore dijo que confía en que las buenas cifras en la taquilla y las sólidas reseñas serán una poderosa combinación cuando comience la temporada de premiaciones en el otoño boreal.
CUARTA COLABORACION
En la producción de 75 millones de dólares, DiCaprio interpreta a un alguacil federal retenido en un hospital cárcel para criminales dementes frente a la costa de Massachusetts en 1954. Los expertos habían vaticinado una ganancia inicial en el rango de los 25 a 30 millones de dólares.
El anterior récord de ganancia inicial del actor fue Atrápame si puedes en 2002 (30 millones de dólares), mientras que el de Scorsese fue Los infiltrados en el 2007 (cerca de 27 millones de dólares).
La isla siniestra es la cuarta colaboración del dúo, tras Los infiltrados, El aviador y Pandillas de Nueva York.
Paramount dijo que el público estuvo dividido equitativamente por género, una señal de que DiCaprio ha ido más allá de su sólida base de público femenino. En la película también actúan Mark Ruffalo y sir Ben Kingsley.
El ganador del fin de semana pasado, la comedia romántica del director Garry Marshall Día de los enamorados, cayó al segundo lugar con 17,6 millones de dólares. El filme de Warner Bros. ha recolectado 87,4 millones de dólares tras 10 días de exhibición.
El filme más taquillero de todos los tiempos, Avatar, subió un puesto y quedó tercero con 16,1 millones de dólares, totalizando 687,6 millones de dólares desde su estreno.
El éxito de ciencia ficción de James Cameron debería llegar a los 700 millones de dólares el próximo fin de semana, dijo su distribuidora, 20th Century Fox.
Mientras, The Ghost Writer, el filme de Roman Polansk recientemente premiado en el Festival de Cine de Berlín, disfrutó de un sólido comienzo en exhibición limitada.
La película de suspenso ganó 179.000 dólares en dos salas en Nueva York y Los Angeles, dijo su distribuidor Summit Entertainment. El filme sumará 10 mercados el próximo fin de semana.
Polanski está bajo arresto domiciliario en Suiza, mientras autoridades estadounidenses buscan su extradición para que enfrente la sentencia por haber tenido relaciones sexuales con una chica de 13 años en 1977
Pese a sus 8 nominaciones, resultó sorpresivo que Vivir al límite, la cinta de Kathryn Bigelow ambientada en Irak haya sido la gran triunfadora en la ceremonia con que la Academia de Cine británico (Bafta) premia a lo mejor del año.
Y eso no solo porque obtuvo seis galardones, sino porque Avatar, que llegaba a la ceremonia también con 8 nominaciones, debió conformarse solo con dos premios técnicos.
La cinta de Bigelow ganó en mejor sonido, edición, dirección de fotografía, guión original, dirección y filme del año. Esta abultada diferencia la deja en inmejorable pie para los premios Oscar del 7 de marzo, aunque sabemos que la Academia de Hollywood siempre ha sido más proclive a premiar a los filmes que funcionan mejor en taquilla, como es el caso de la cinta de James Cameron.
El primero en subir al escenario del Royal Opera House para recibir su premio fue el director Duncan Jones, por su trabajo en la cinta de ciencia ficción Moon. El cineasta, hijo de David Bowie, fue elegido el mejor debut del año.
Otros premios incluyeron al actor inglés Colin Firth, mejor actor protagónico por su trabajo en A single man, debut del disñador de modas Tom Ford. También Casey Mulligan, por su aplaudido rol en Enseñanza de vida (An education), el nazi asesino de Bastardos sin gloria, el alemán Christoph Waltz, como mejor actor secundario, y a Mo'nique, por su trabajo en la misma categoría en Preciosa.
También recogieron premios Up, una aventura de altura, por su música y como mejor filme animado del año, y Avatar por su diseño de producción, efectos especiales y efectos visuales. También Kristen Stewart fue reconocida como mejor figura emergente.
Finalmente, el premio al mejor filme en lengua no inglesa, fue a dar a Un prophete, de Francia
Toronto, septiembre de 2009. Pleno festival de cine. O, en otras palabras, la primera gran plataforma de lucimiento para las películas y los actores que aspiran a tener presencia en la temporada de premios, con miras al más importante de todos, el Oscar. Y Mo'Nique, que en ese certamen recibía las mejores críticas de su carrera, no mostró ni la nariz. Esta comediante de 42 años, principalmente conocida como una deslenguada figura televisiva, decidió no jugar el juego de la promoción. Tampoco se le vio en el Festival de Cine de Nueva York y en la larga lista de eventos mediáticos asociados. "Todo está allá, en la pantalla", es lo que se ha limitado a decir. Y, a decir verdad, al parecer eso ha sido suficiente.
Hasta la fecha, Mo'Nique ha ganado 23 premios -entre ellos el Globo de Oro, y el BAFTA a Mejor Actriz de Reparto que obtuvo ayer- por su actuación en "Precious", por la que es la favorita indiscutida a ganar el Oscar a Mejor Actriz Secundaria el próximo 7 de marzo en la ceremonia que se realizará en el Teatro Kodak de Los Angeles. Y todo sin necesidad de jugar el juego de la promoción.
Con sus orígenes en los populares clubes de comedia de Estados Unidos a mediados de los 90, y famosa por animar varias entregas de premios y concursos de talentos en TV, Mo'Nique realmente tomó un riesgo en su carrera cuando el director Lee Daniels la fichó para interpretar a Mary, una mujer violenta y amargada que maltrata constantemente a su hija Precious, una adolescente embarazada de su segundo hijo y portadora del virus del sida. Los hijos de la joven son producto de los abusos de la propia pareja de la mujer, pero ella no siente pavor ante el panorama, sino odio por haber engendrado a la mujer que le quita los afectos de su hombre.
Es un papel duro, claro está, pero ella en repetidas ocasiones ha señalado que no la juzga, que se trata de una mujer mentalmente enferma y no se cansa de alabar a su director y sus compañeros de elenco (Gabourey Sidibe y los cantantes Mariah Carey y Lenny Kravitz, entre ellos). "Está loca. ¿Acaso no quiere ganar el Oscar?", replicaba el diario Los Angeles Times a comienzos de mes. Pero Mo'Nique sí ha asistido a las ceremonias más mediáticas, como los Globos de Oro y los SAG, y sus discursos de agradecimientos han sido emotivos y respetuosos. Pero de por qué ha estado tan alejada de la temporada de premios no dice nada. Cuando esa pregunta llega a sus oídos, la deriva a su esposo y socio, Sidney Hicks. "Ella tiene un talk show diario, además de madre de dos hijos. No ha asistido a todos los eventos, pero ha ido a algunos", dice. De hecho, el matrimonio señala siempre con orgullo que ella es la primera mujer de color en tener un talk show nocturno, que se transmite en el canal de cable BET.
Sin embargo, todo el mundo la espera en la ceremonia del teatro Kodak, donde se debería dar la lógica y llevarse el Oscar, demostrando que la Academia todavía privilegia las actuaciones por sobre las campañas millonarias. Habrá que ver.
Si en la trama de su última película el primer ministro británico contrata a un "autor fantasma" para que termine de escribir sus memorias, ayer, durante la gala de premación de la Berlinale 2010, Roman Polanski se convirtió en el "ganador fantasma" del certamen.
Pese a no estar presente en la ceremonia que dio término a la edición número 60 del Festival de Cine de Berlín, el director franco-polaco fue el protagonista de la velada, quedándose con el Oso de Plata a la Mejor Dirección por "The ghost writer", la película que terminó desde su casa en los Alpes, donde aún cumple arresto domiciliario. "De haber podido, tampoco habría venido a Berlín a recoger el premio. La última vez que fui a un festival a buscar un premio acabé en la cárcel", dijo el cineasta por boca de los productores del filme, Alain Sarde y Robert Benmussa, quienes recibieron el galardón en su nombre.
Con ese mensaje, el director de "Chinatown" revivía su detención en el aeropuerto de Zurich en septiembre del año pasado, cuando se dirigía a recibir un premio honorífico por su trayectoria. En aquella ocasión, Polanski fue detenido por la violación de una menor de 13 años en Estados Unidos durante 1977.
De esta manera, el ganador de un Oscar por "El pianista" vuelve a ser premiado en el festival alemán, donde en 1965 obtuvo el Oso de Plata por "Repulsión", y dos años después el de Oro por "Cul-de-Sac".
Ganadores del Este
Si en 2009 los latinos fueron los triunfadores de la Berlinale -con el filme peruano "La teta asustada"-, este año el jurado del certamen, presidido por Werner Herzog y que incluía a la actriz Renée Zellweger, se inclinó por el cine facturado en los países de Europa del Este.
El Oso de Oro para la Mejor Película fue para el drama turco "Bal" ("Honey"), de Semih Kaplanoglu, mientras que el Gran Premio del Jurado recayó en la rumana "If I want to whistle, I whistle", dirigida por el joven Florin Urban. La Plata a la Mejor Actriz fue para la japonesa Shinobu Terajima, por su papel en el crudo filme "Caterpillar", y el de Mejor Actor fue compartido por el dúo de actores formado por Grigoru Dobrygin y Sergei Puskepalis, de la cinta rusa "Kak ya provel etim letom" ("How I ended this summer").
La política de la corrección FESTIVAL DE BERLÍN:
A sus 60 años, el Festival de Berlín ha premiado con la galantería de un adulto mayor la corrección política más que la calidad de las películas, pero eso no es cosa nueva en este tipo de gigantescos certámenes que, además de cine, quieren mandar mensajes con ecos sociales y discursos políticos.
El jurado presidido por el venerado director alemán Werner Herzog inclinó la balanza hacia el lado menos probable de esta selección, la película turca "Bal" ("Honey)", una contemplativa historia sobre un niño que se interna en un bosque con rasgos mágicos para buscar a su padre. Tal vez la explicación de este inesperado premio sea un intento por llamar la atención sobre Turquía y limpiar conciencias en el gran tema que significa la inclusión de ese país en la Unión Europea y la siempre polémica inmigración.
Segundas lecturas menos, lo que es claro es el apoyo cerrado del jurado de Herzog hacia su colega el cineasta Roman Polanski, quien sin duda merecía un premio por su correcto desempeño en el thriller "The ghost writer", una película hecha con la moral de los clásicos de la vieja escuela y en la que el director polaco, pese a los derroteros de algunas secciones del filme, muestra notable estado y talento para salir adelante. Premiar a Polanski es un acto político, claro, pero más justificado en el arte que en un simple gesto.
Si hay películas que merecían mejores galardones, como la rusa "How I ended this summer" y sobre todo la rumana "If I want to whistle, I whistle", se tuvieron que conformar con el consuelo de los premios secundarios.
Este año, la Berlinale ha tratado de ser lo más balanceada posible, dejar a todos contentos y satisfechos con la conciencia más liviana. Pero si de cine puro se trata, se echó de menos una mención a la gran labor de la directora argentina Natalia Smirnoff en la notable "Rompecabezas" y a la comedia de buena ley protagonizada por Gérard Depardieu en "Mammuth". Y eso sí que hubiera sido rupturista y más sorpresivo. Galardonar una comedia en una Berlinale seria que entra pontificando a su tercera edad.
El drama sobre la guerra de Irak "The Hurt Locker" se perfila cada vez más como favorita para los Oscar de Hollywood después de ganar el sábado el premio del Sindicato de guionistas de Estados Unidos (WGA, por sus siglas en inglés).
La película sobre el día a día de un escuadrón estadounidense de desactivadores de minas en Irak ganó el galardón al Mejor Guión Original en la gala anual de los guionistas de Hollywood, dos semanas antes de la ceremonia de entrega de los premios de la Academia, el 7 de marzo.
Con nueve nominaciones al Oscar, "The Hurt Locker" es considerada como la favorita para ganar la preciada estatuilla a Mejor Película. Hasta ahora, la cinta dirigida por Kathryn Bigelow ganó los máximos galardones del gremio de directores estadounidenses (DGA) y del Sindicato de Productores de América (PGA), indicadores clave en la competencia por los premios Oscar.
Mark Boal, quien escribió "The Hurt Locker" después de pasar varias semanas con una unidad militar en Irak, recibió el sábado el premio del WGA.
Boal le ganó a James Cameron por "Avatar", a Joel y Ethan Coen por "A Serious Man", a Neustadter Scott y Michael H. Weber por la comedia romántica "500 Days of Summer", y a Jon Lucas y Scott Moore por la taquillera "The Hangover".
El premio al Mejor Guión Adaptado fue para Jason Reitman y Sheldon Turner por el drama sobre los despidos corporativos "Up in the Air".
Esta especie de thriller sobrenatural que aspira a una reflexión sobre el más allá y apunta al examen de los vínculos afectivos y el dolor de la pérdida propone una rara mezcla en la que caben fantasías adolescentes, percepciones extrasensoriales, pedófilos asesinos e investigadores frustrados, además de un improbable y colorido limbo desde donde puede observarse lo que sucede acá abajo. También hay personajes que se entretienen con sus hobbies: el papá de la protagonista arma barcos en botellas; un vecino solitario construye casas de muñecas. Y Peter Jackson, como ellos, atiende a su juego: el suyo consiste en probar que ningún efecto es imposible para los cerebros electrónicos de su compañía WETA, con los que se empeña en imaginar la antesala del paraíso desde la cual una chica asesinada en 1973, a los 14 años, nos contará su historia antes del crimen y la de sus desconsolados familiares después. Sólo cuando ellos (en especial su padre) recuperen la paz (y cuando se castigue al culpable) podrá la chica abandonar esa especie de curso de ingreso celestial en el que tiene como compañeras a otras víctimas del mismo psicópata.
El limbo (como lo concebiría una adolescente) es como un calidoscopio imparable: colores y paisajes siempre cambiantes, mares de plata centelleante, montañas nevadas, horizontes infinitos, insólitos atardeceres: una interminable sucesión de posters que hablan muy bien de los recursos de la tecnología, pero no tanto de la imaginación de Jackson. Por otro lado, más de una vez tanto empalago visual distrae de la historia, incluso al propio realizador.
Los principales aciertos están en la primera parte: la pintura familiar, las escenas que preceden al crimen, la del ataque (que Jackson trata con elogiable discreción) y en especial la que sugiere cómo la víctima llega a comprender que ha muerto. Después el relato se dispersa bastante entre la búsqueda del asesino, algún tramo de suspenso, unos paréntesis cómicos a cargo de Susan Sarandon (incluida una vertiginosa secuencia que es puro cliché), cierto fugaz e incomprensible regreso de la chica y otros detalles próximos el ridículo.
Lo mejor está en el elenco: sobre todo en Saoirse Ronan, que sale indemne de un compromiso riesgoso y con su convicción otorga alguna cohesión al relato. Marc Wahlberg y Rachel Weiszdefienden como pueden personajes que sólo al principio resultan convincentes
Ayer salió el sol en la nevada capital alemana y muchos encontraron la explicación: apareció Julianne Moore en la paleta de estrellas que forman parte de los 60 años de la Berlinale. La glamorosa actriz norteamericana es una de las protagonistas de la polémica cinta "The kids are all right", una audaz apuesta que se presentó fuera de concurso y que muestra cómo dos hermanos adolescentes (Mia Wasikowska, de "Alicia en el país de las maravillas", y Josh Hutcherson) comienzan a investigar cuál es la identidad del donante que fue su progenitor. Y esto se debe a que ambos son los hijos de una pareja de lesbianas interpretadas por Annette Bening y Julianne Moore.
La pelirroja actriz dice que desde hace cinco años buscaba actuar en este papel, pues admira a la realizadora Lisa Cholodenko ("High art"), la gestora de esta inusual historia. "Hemos estado junto a Lisa luchando por realizar esta cinta durante los últimos años y creo que eso ayudó a que el guión resultara algo especial".
El conflicto narrativo estalla cuando el padre biológico (Mark Ruffalo) de los chicos, interrumpe la rutina de esta familia distinta y atípica. Algo que cambia radicalmente el curso de los acontecimientos y que hace que el personaje de Moore se sienta atraída por este intruso. Sobre su rol, ultra destacado por la prensa acreditada, la estrella señaló: "El mejor cumplido es cuando la gente se identifica con tu personaje".
Sin sentirse necesariamente una defensora de los derechos gay, Moore bajó el tenor de cualquier polémica. "No creo que importe cuál sea tu sexualidad. Tanto Annette como yo hemos estado casadas, tenemos hijos, sabemos lo que significa ser padres y sabemos lo que es estar en una relación de años".
En tanto, ayer Irán hizo noticia acá en Berlín y no sólo porque se estrenó la cinta de ese país "The hunter", de Rafi Pitts, sobre un francotirador que asesina a dos agentes porque su mujer y su hija murieron en una manifestación callejera. La polémica estalló porque el gobierno de Irán decidió no autorizar el viaje del cineasta Jafar Panahi, quien debía participar en la Berlinale como parte de un foro cultural.
Sí, era un triunfo histórico, la primera mujer de raza negra en ganar el Oscar a Mejor Actriz. Pero Halle Berry , premiada por su actuación en "Cambio de vida", es recordada por las lágrimas que derramó durante todo su discurso. "Este momento es mucho más grande que yo", dijo. Ese mismo año, ella también ganó el Emmy y el Globo de Oro. E igualmente hubo lágrimas. Hattie McDaniel, Nicole Kidman, Adrien Brody y Tom Hanks tampoco contuvieron las lágrimas al aceptar sus estatuillas.El impertinente
Es uno de los discursos más emotivos de los que se tiene memoria, pero cuando Tom Hanks ganó el Oscar por "Filadelfia", el actor cometió una impertinencia. Dedicó su triunfo a Rawley Farnsworth, su profesor de actuación en Oakland, California: "Uno de los más brillantes gays que he conocido". Farnsworth, que no compartía aquel dato con todo el mundo, se vio "sacado del clóset" por Hanks en un programa visto por 2 mil millones de personas.
Los récords
El discurso más largo en la historia del premio Oscar lo dio Greer Garson en 1943, cuando ganó a la Mejor Actriz por "Rosa de abolengo". Sus agradecimientos duraron seis minutos.
El más corto es de Alfred Hitchcock en 1968, cuando sólo dijo "Gracias" por el premio Irving G. Thalberg. Pero también se lo pelean Clark Gable (en 1935, por "Sucedió una noche") y la diseñadora de vestuario Alexandra Byrne (en 2008, por "Elizabeth, la edad de oro").
Los polémicos
Como un genuino adolescente sonreía Marlon Brando cuando ganó su primer Oscar en 1955 por "Nido de ratas". Sin embargo, cuando se llevó el segundo, por "El padrino" en 1973, la historia fue muy diferente. La activista indígena Sacheen Littlefeather (su nombre real era Marie Cruz) subió al escenario y, en nombre del actor, leyó una carta donde rechazó el premio debido al "pobre tratamiento a los nativos americanos en la industria cinematográfica".
Hay más. En 1978, cuando ganó el Oscar por "Julia", Vanessa Redgrave , una férrea defensora de la Organización por la Liberación de Palestina, proclamó que no sería "intimidada por una pequeña pandilla sionista cuyo comportamiento es un insulto a la estatura de los judíos en el mundo". Se escucharon abucheos en el público, pero la cosa no terminó ahí. Minutos después, el guionista Paddy Chayefsky, respondió: "Estoy harto de las personas que ocupan esta ceremonia para esparcir su propaganda. Me gustaría decirle a la señorita Redgrave que ganar un Oscar no es un momento clave en la historia, no necesita proclamación y un simple 'gracias' habría sido suficiente".
Otro que se ganó abucheos y aplausos fue Michael Moore , cuando ganó el Oscar por su documental "Bowling for Columbine" y, en plena ceremonia, le decía al entonces Presidente de EE.UU.: "¡Debería darle vergüenza, señor Bush!".
El soberbio
Tal vez lo hizo sin pensarlo mucho, citando a la misma película que ya le había dado el Oscar a Mejor Edición. Pero cuando James Cameron obtuvo la estatuilla a Mejor Director por la taquillera "Titanic", abrió los brazos y proclamó: "Soy el rey del mundo". Tal cual lo hizo Leonardo DiCaprio en la ficción. Sin embargo, el momento le jugó en contra. "Soberbio", "prepotente", fueron algunos de los adjetivos que se leyeron en la prensa norteamericana al día siguiente. Hoy postula por "Avatar".
El histriónico
Más que sus palabras -aunque los excesivos "¡Te amo!" para Tom Cruise son recordados hasta hoy-, el agradecimiento por el Oscar a Mejor Actor Secundario de Cuba Gooding Jr. , obtenido en 1997 por "Jerry Maguire", pasó a la historia por sus saltos y piruetas de felicidad, en el mismo escenario del Dorothy Chandler Pavillion. Otras piruetas inolvidables, las de Robert Benigni , cuando ganó Mejor Actor por "La vida es bella" en 1998
Preciosa, la tocante historia de una chica de 150 kilos, analfabeta, que tiene sida, está embarazada por segunda vez de su padre y es abusada por su madre, está filmada en un estilo documental mezclado con secuencias de fantasía. Cuando Precious llega a una escuela especial, ella empieza a brillar y el rechazo que la audiencia le tiene al principio, va dando paso a la identificación.
En Cannes la película recibió una ovación de 15 minutos. "No paraban de aplaudir", dice Daniels, de 50 años. Unos meses antes, Preciosa había ganado tres premios en el Festival de Sundance, incluyendo uno especial para Mo'Nique, que interpreta a la monstruosa madre (está nominada al Oscar).
Si bien la película es gráfica, es menos que Push, la novela de 1996 en la que se basa. Escrita por una poeta afroamericana conocida como Sapphire, la novela es extrema al punto de que la madre la obliga a Precious a tener sexo oral con ella y está convencida de que va a morir. La película es más optimista: ella no ignora su enfermedad, pero él la libera. Precious es como cualquier persona -blanca, negra, hombre o mujer- que ha sido devaluada o maltratada en la vida.
Sin embargo, eso no evitó que muchas personas consideren que Preciosa refuerza estereotipos racistas. Es una crítica que Daniels ya escuchó. "Como afroamericanos estamos en un lugar interesante -dice-. Obama es el presidente y aspiramos a ser como él. Pero parte de esa aspiración es distanciarnos de personas como Precious. No me interesa explotar a la gente negra. No tengo que mentir. Estoy orgulloso de donde vengo y Precious es parte de ese mundo".
Como productor, Daniels había estado en Cannes con El hombre del bosque, un drama con Kevin Bacon. En 2001 produjo también Cambio de vida, por la que Halle Berry ganó el Oscar en un rol nada glamoroso en la que pocos la imaginaban. En esta película tiene a Mariah Carey, como una trabajadora social y a Lenny Kravitz encarnando a un enfermero.
Después de producir dos películas, Daniels estaba frustrado por no tener el completo control de sus películas. "Medio que codirigí Cambio de vida -dice-. La ayudé a Halle con sus diálogos. Sabía como hacer eso, como entrar en su alma. Me cansé de producir y de transformar a directores en estrellas monstruosas. Quería dirigir yo".
Su primera película, Shadowboxer, es un drama con Cuba Gooding Jr. y Helen Mirren como un asesino que tiene un affaire con su madrastra a punto de morir y con la que crían a un niño. Es violenta, sexualmente explícita y muy rara. Daniels leyó Push cuando se publicó. "Dormí con el libro por tres meses -dice-. Al principio, Sapphire no quería venderme los derechos. Tenía muchas ofertas. Después vio Shadowboxer, lloró en mis brazos y me los vendió".
Después vino el problema de la financiación. "Fue muy difícil -explica-. Los estudios no querían hacer una película sobre una chica negra abusada de 150 kilos". Finalmente Lee logró financiarla gracias a una pareja de empresarios de Denver. Ellos pusieron 8 de los 10 millones que costó el filme.
¿Siguiente problema? Encontrar a Precious. "No podía llamar a Hollywood y pedirles que me enviaran chicas negras de 150 kilos. Se me reirían en la cara". Hicieron sesiones abiertas de castings, fueron a Mc Donald's, visitaron Detroit y Chicago, recorrieron escuelas secundarias. Vieron 500 chicas y eligieron diez finalistas. "Hicieron un entrenamiento tipo American Idol -dice-. Pero no me convencía ninguna. Estábamos a semanas de empezar a filmar y todavía no había encontrado a la protagonista".
Gabourey Sidibe (26) escuchó del filme por su madre. "Me dijo de la audición. Ella cree que soy capaz de hacer cualquier cosa. Cumplía con los requerimientos físicos y me animé. Después de unas pruebas, Lee me dio el papel. En dos días me cambió la vida".
A diferencia de Precious, Sidibe es articulada y alegre. "No soy como ella, pero cuando tenía 15 me veía mal. Pero me liberé de esa sensación y decidí ser feliz conmigo misma, más allá de lo que la gente pueda pensar." Esa actitud convenció a Daniels. "Mi hermana era obesa y adicta al crack -dice-. En una mano tenía una ala de pollo y en la otra una pipa de crack. Y los hombres hacían fila por ella. La gente asume cosas equivocadas de los obesos. Como mi hermana, Gabby está cómoda con su cuerpo".
La actriz que encarna a la madre, Mo'nique, no participa de la promoción y ello le generó conflictos con la prensa y ha dañado su imagen. Ella cree que el trabajo es suficiente y que la autopromoción no tiene sentido ni le genera beneficios. Muchos se quejan de que su personaje da una imagen terrible de las madres afroamericanas. "Ven la película como negativa con la mujer negra. Le dije a Mo'Nique que la iban a odiar por el rol. Y me dijo: Que me odien. No le importó en lo más mínimo".«
Información
"Preciosa" está nominada a seis premios Oscar: mejor película, mejor director (Lee Daniels), mejor actriz (Gabourey Sidibe), mejor actriz de reparto (Mo'Nique), mejor guión adaptado (Geoffrey Fletcher) y mejor edición
Nick Hornby, que en Enseñanza de vida (fea traducción, con aires de autoayuda, de An Education) adapta las memorias de la periodista Lynn Barber, se caracteriza por su estilo literario basado en la fresca perspicacia, el sentido del humor, la aparente levedad, la ausencia de academicismo, aunque él sea egresado de la carrera de Letras de Cambridge. Ese tono -con un humor más cálido que irónico- y esa contraposición -educación de claustro vs. educación sentimental- dominan esta película de Lone Scherfig (Italiano para principiantes), candidata al Oscar a mejor película.
Enseñanza ... está ambientada en Inglaterra, a principios de los '60. Aunque sería más justo hablar de los últimos reflejos de los '50: de una sociedad, satisfecha en su conservadurismo, austera en su recuperación de la Segunda Guerra. Jenny (extraordinaria Carey Mulligan, también candidata al Oscar) es una estudiante, de 16 años, con futuro de Oxford. Pero sus fantasías están en otro lugar, menos estructurado, más vital, menos conformista. Geográficamente, en Francia: ella sueña con conocer París; admira a Jacques Brel, la Nouvelle vague, Albert Camus. "El libro trata sobre un hombre que no se conmueve ni por la muerte de la madre ni por asesinar a otro", les explica, a sus pueblerinas compañeras, lejanas al existencialismo, para acercarlas a El extranjero.
Falta poco para el Mayo del '68. Pero el mundo de Jenny -que vive con sus padres; interpretados por Alfred Molina y Cara Seymour- se revuelve y estalla -ideológica y hormonalmente- cuando conoce a David (Peter Sarsgaard): un bon vivant que la dobla en edad, un seductor despreocupado, capaz de impostar con encantadora naturalidad -como todo seductor-, un tipo que sólo deja ver -y esto lo hace más interesante- la punta de un iceberg. Su extrema facilidad para mentir, simpática a la hora en que seduce a los padres de ella, se va volviendo cada vez más misteriosa e inquietante.
El ambiguo David -siempre acompañado por una pareja de su edad: sofisticada, sibarita, extraña- es un tipo al que muchísimas mujeres le perdonarían casi todo, incluso los pequeños delitos. En una secuencia notable, tratada con deliberada ligereza, él y sus amigos -que se dedican al negocio del arte- roban un cuadro. Jenny amaga con indignarse y separarse. Pero un rato después le dice a David: "No sabes lo aburrida que era mi vida antes de conocerte. Acción es carácter: sé lo que significa, pero nunca hice nada de mi vida".
Sin personajes maniqueos, ni diálogos forzados, ni contrastes extremos, Enseñanza ... es una delicada historia iniciática, un fresco de época, un filme romántico que no tensa en extremo su dramatismo. Mantiene un predominante tono luminoso (estilo La felicidad trae suerte), aunque con necesarias dosis de desencanto y amargura. Las (muy) buenas actuaciones, la recreación -poco ornamentada- de época y la ausencia de giros pretenciosos la convierten en una película sensible, pero no enfática, elegantemente británica, para el goce cosmopolita.
"Debería haberte abortado, hija de puta": el insulto materno no tiene nada de regaño amoroso ni de amor filial. La hija, una adolescente que pesa 130 kilos, esquiva el sartenazo que mamá le tira por la cabeza después de la puteada. Y mientras la directora del colegio cuestione su precocidad ("tienes 16 años y estás embarazada de tu segundo hijo, ¿qué pasó, Precious?"), la respuesta de ella será tan obvia como naturalista: "Tuve sexo".
Con su propio padre, se debería aclarar (y también con su madre). Si es cierto que en las películas de Hollywood una negra obesa suele ser Eddie Murphy disfrazado, Preciosa ( tiene seis nominaciones al Oscar, entre ellas, como Mejor Película), es un dramón que compila las penurias de la adolescente en peligro, casi una Wikipedia del conflicto teen: gordura, abuso, embarazo, droga, bully, sida. Basada en la novela Push, de la poeta afro Sapphire, y ligeramente inspirada en hechos reales, ubica la acción en el Harlem de 1987, cuando la Nueva York pre "tolerancia cero" era un antro sórdido muy distinto al emporio del stiletto que mostró Sex & the City. En un mísero departamento subvencionado por la Seguridad Social, Precious está presa de la ironía de su propio nombre porque todo el mundo le dice que es horrible y, en su tragedia, se aguanta los abusos de su madre y las visitas higiénicas de su padre, el embarazo de su hijo/hermano, la maternidad de una bebé con síndrome de Down (a la que bautizó "Mongo"), las injusticias del sistema educativo. Pero anhela para ella una vida mejor aunque, en su ignorancia, la negra se quede ante cada letra impresa, literalmente: en blanco.
Con una mirada tan impiadosa sobre el ser humano, Preciosa es revulsiva, tan admirada como defenestrada. "Las películas van y vienen, pero unas pocas llegan como regalos, enviadas por algún mensajero cósmico para sacudir los sentidos y despertar la compasión", escribió la crítica Ann Hornaday en el Washington Post: "Es la película más dolorosa, poética y extrañamente bella del año". No hay que verla como un drama realista tipo La película de la semana (¡nadie podría soportar tanto!): más bien, es una fábula sobre Todo lo Malo. Pocas adolescentes de la vida real tienen la ocasión de ser atendidas por una asistente social con la cara de Mariah Carey o por un enfermero parecido a Lenny Kravitz (lo más seguro es que las manden a casa porque no tienen obra social). "Desde El nacimiento de una nación (1915), no ha habido ninguna película que deshonrara tanto la idea de la vida negra estadounidense como Preciosa", se indignó Armond White, presidente del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York: "Está llena de lugares comunes del racismo más desvergonzado y es un espectáculo de terror sociológico".
Pero más que ensayito sobre las diferencias de clase, Preciosa es casi un manifiesto sobre el aislamiento adolescente. Si Elefante (la película de Gus Van Sant, a quien el director Lee Daniels le debe la crudeza estética y el panegírico sobre el conflicto púber) hacía referencia en su título a un problema que de tan pero tan grande se vuelve invisible, Precious es una persona enorme y encorvada, con la voz, la cara, el porte tan impenetrables que parece invisible a pesar de su tamaño elefantiásico. Y mientras las páginas de informaciones generales del diario publican "Que los adolescentes hablen poco es beneficioso", el mutismo es síntoma de un confinamiento involuntario, del desprecio del mundo por la que es gorda, pobre y negra. "Que existo", responde Precious cuando la maestra le pregunta qué siente después de hablar en voz alta por primera vez en clase: "Me hace sentir que existo".
Como tantas otras chicas en sus súper tristes 16, Precious imagina su propia fuga, modelada según los mandatos de la cultura pop: peinar una cabellera rubia, convertirse en superstar, pisar una alfombra roja, conseguir un novio de piel clara, compartir cartel con Sophia Loren (¡!) en una película italiana. Si la virtud más celebrada por psicólogos y gurúes ahora es la resiliencia ("la capacidad de los sujetos para sobreponerse a las adversidades"), Precious debería ser caso de estudio o parábola de redención: aun en el monoblock y adicta a McDonald's, ella no está frita y es la reencarnación de una criatura tipo de la historia gótica clásica: ni más ni menos, una pequeña de enorme coraje, atormentada por la crueldad de los mayores.
Gracias a su taquillera competencia en los premios Oscar, la directora Kathryn Bigelow es referida por estos días como la ex esposa de James Cameron. Sus respectivas películas, "Vivir al límite" y "Avatar", comparten la mayor cantidad de nominaciones a la codiciada estatuilla, con nueve para cada una. Y desde el pasado martes 2, cuando se anunció que era candidata a Mejor Director, también se le comenzó a llamar verdadero hito viviente, al ser apenas la cuarta mujer -en 82 años de Oscar- en integrar esa categoría y la primera en ganar el premio del Sindicato de Directores, la semana pasada. La primera etiqueta la asocia a un importante hombre de su pasado, y la segunda la lleva directo a un selecto grupo dominado por el sexo opuesto.
Pero esta cineasta de 58 años está acostumbrada a abrirse paso entre hombres. Su carrera de casi 30 años la ha desarrollado principalmente en el masculino género de la acción. Aunque sus orígenes están en la pintura y en el estudio de la teoría del arte, su faceta como directora la impulsó por el lado de los puños y la adrenalina.
Su ópera prima, "Los amantes" (1982), se ambientaba en un grupo de motociclistas pandilleros. "Enamorándose de un asesino" (1990) era un thriller sobre una policía que se involucra con un criminal, y "Punto de quiebre" (1991), su primer éxito, mostraba a un policía enfrentado a una banda de asaltantes de bancos.
Hoy, es favorita a ganar el Oscar con una cinta bélica. "Vivir al límite" y la gala del Premio de la Academia se hará el 7 de marzo. Ahí se despejarán las dudas y se verá si ella logrará lo que antes no pudieron Lina Wertmüller, Jane Campion y Sofia Coppola, las tres mujeres directoras que dieron la cara en el machista mundo de los Oscar.
La droga de la guerra
"La impetuosidad de la batalla es una adicción potente y a veces legal, porque la guerra es una droga". Con esta frase, del periodista Chris Hedges, comienza el impactante viaje de 131 minutos de "Vivir al límite". Y esa característica es, precisamente, la que mueve a su protagonista, el sargento William James, interpretado por el nominado al Oscar Jeremy Renner. Se trata del líder recién llegado a un escuadrón de élite, cuya misión es desactivar bombas en el Irak post invasión, en 2004. Se trata de un hombre impetuoso, que rompe todos los protocolos que sus nuevos subalternos están acostumbrados a seguir: se supone que hay que enviar primero un robot al lugar donde se ubica el supuesto explosivo y luego mantener un diálogo permanente. Pero James es impulsivo y él prefiere ir directamente y no duda en remover su aparato de comunicación cuando siente que las voces al otro lado lo exasperan.
Pero al poco tiempo, James se revela como un hombre complejo, que crea lazos afectivos con los iraquíes a su alrededor y constantemente ligado a su esposa en EE.UU., interpretada por Evangeline Lily, de "Lost". Ralph Fiennes también tiene un cameo.
La competencia por Mejor Director
JAMES CAMERON ("AVATAR")
El éxito de taquilla y el aplauso a su pericia técnica podrían conquistar a los votantes. Pero Bigelow ganó el premio del Sindicato de Directores, un antecedente que perjudica las posibilidades de su ex esposo.
QUENTIN TARANTINO ("BASTARDOS SIN GLORIA")
El cineasta nunca había estado tan cerca del Oscar como ahora, sin embargo, su triunfo es improbable porque el peso de los favoritos es demasiado potente.
LEE DANIELS ("PRECIOUS")
La suya es la película independiente más exitosa de la temporada y uno de los filmes más aplaudidos Pero la cinta tiene un carácter demasiado oscuro y alternativo, que podría alejarlo del triunfo.
JASON REITMAN ("AMOR SIN ESCALAS")
La película ha recibido todos los elogios del mundo, pero los premios le han sido esquivos. Tiene más posibilidades de obtener un reconocimiento actoral o de guión, que a la dirección