El británico Sacha Baron Cohen superó con "Bruno", su última provocación, las cifras de taquilla de su predecesora en los cines, "Borat", a la que igualó a la hora de sembrar risas y polémicas.
Los 30,4 millones de dólares obtenidos por "Bruno" en su primer fin de semana en Estados Unidos mejoran los 26,5 millones logrados por "Borat" en noviembre de 2006, aunque todo apunta a que las andanzas del modisto austríaco homosexual tendrán menos recorrido que las del intrépido reportero kazajo.
"Borat", un falso documental en el que Cohen interpretaba a un periodista misógino, racista y entusiasta, se convirtió en una de las grandes sorpresas de ese año, que recaudó cerca de 130 millones en Estados Unidos y logró la candidatura al Óscar al mejor guión adaptado.
En cambio "Bruno" sufrió el sábado un declive en los ingresos del 39% respecto al viernes, fecha de su estreno, lo que indica, según la prensa especializada, que la mayoría de los grandes admiradores del personaje acudió a la cita justo en el día de su desembarco en las salas.
Por su parte, el periódico Los Angeles Times, que apunta a la profusión de primeros planos de unos animados (están hechos por computadora y aparecen en movimiento) órganos reproductores masculinos como causa de que el filme no haya tenido buena acogida en el "boca a boca" popular, considera que el filme tendrá dificultades para alcanzar la barrera de los 100 millones de dólares.
El diario también considera excesiva la cantidad de desnudos del filme, incluido el de un trabajador mexicano que sirve como mesa en un lugar donde ofrecen sushi a celebridades como Paula Abdul LaToya Jackson.
Sin embargo, los estudios Universal no pueden estar más satisfechos. “Tuvo un rendimiento fantástico en términos globales", manifestó Nikki Rocco, presidenta de distribución doméstica de Universal.
El rostro que se esconde tras “Bruno” y “Borat” es el del británico Sacha Baron Cohen, de 37 años, licenciado en Historia por la Universidad de Cambridge y autor de una tesis doctoral sobre el papel de los judíos en los movimientos de defensa de los derechos civiles.
La fama le llegó en 1998, caracterizado como Ali G, un rapero con inglés jamaicano que realizaba entrevistas en "El show de las 11 en punto", en el Canal 4.
Aquel programa fue la semilla de “El Show de Ali G", en el que, además del rapero, introdujo a los personajes por los que ahora se le conoce en todo el mundo: Borat y Bruno.
"Queríamos que esta película fuera mejor que 'Borat'", dijo Cohen en el programa "Late Show” de David Letterman. “Queríamos enseñar algo que nunca se hubiera visto en una película, como por ejemplo que un comediante entrevistase a un terrorista", añadió el británico.
El actor se refería así a uno de los pasajes del filme, donde Bruno no duda en departir con uno de los líderes de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa.
"Es difícil dar con uno. Su Gobierno lo sabe, que lleva buscando a uno en concreto nueve años. No hay ’Craigslist’ en Beirut,” dijo entre risas el actor, que por una vez dejó el disfraz al lado y habló como él mismo, algo inusual en sus entrevistas.
La intención de la película es criticar la fama efímera que buscan muchos en el mundo actual, y para ello ataca a homosexuales, afroamericanos, inmigrantes o judíos conservadores, e incluso llega a insinuarse sexualmente frente al legislador republicano Ron Paul.
La polémica que arrastra Cohen en cada una de sus obras ya se pudo comprobar con anterioridad en “Borat,” que suscitó grandes críticas en Kazajistán, ya que sus dirigentes consideraban que su población era ridiculizada por el personaje principal del filme.
Dirigentes de esa república amenazaron con demandar a Cohen por la imagen que se daba de ella, con personajes racistas, salvajes, antisemitas, misóginos e incestuosos.
Los 30,4 millones de dólares obtenidos por "Bruno" en su primer fin de semana en Estados Unidos mejoran los 26,5 millones logrados por "Borat" en noviembre de 2006, aunque todo apunta a que las andanzas del modisto austríaco homosexual tendrán menos recorrido que las del intrépido reportero kazajo.
"Borat", un falso documental en el que Cohen interpretaba a un periodista misógino, racista y entusiasta, se convirtió en una de las grandes sorpresas de ese año, que recaudó cerca de 130 millones en Estados Unidos y logró la candidatura al Óscar al mejor guión adaptado.
En cambio "Bruno" sufrió el sábado un declive en los ingresos del 39% respecto al viernes, fecha de su estreno, lo que indica, según la prensa especializada, que la mayoría de los grandes admiradores del personaje acudió a la cita justo en el día de su desembarco en las salas.
Por su parte, el periódico Los Angeles Times, que apunta a la profusión de primeros planos de unos animados (están hechos por computadora y aparecen en movimiento) órganos reproductores masculinos como causa de que el filme no haya tenido buena acogida en el "boca a boca" popular, considera que el filme tendrá dificultades para alcanzar la barrera de los 100 millones de dólares.
El diario también considera excesiva la cantidad de desnudos del filme, incluido el de un trabajador mexicano que sirve como mesa en un lugar donde ofrecen sushi a celebridades como Paula Abdul LaToya Jackson.
Sin embargo, los estudios Universal no pueden estar más satisfechos. “Tuvo un rendimiento fantástico en términos globales", manifestó Nikki Rocco, presidenta de distribución doméstica de Universal.
El rostro que se esconde tras “Bruno” y “Borat” es el del británico Sacha Baron Cohen, de 37 años, licenciado en Historia por la Universidad de Cambridge y autor de una tesis doctoral sobre el papel de los judíos en los movimientos de defensa de los derechos civiles.
La fama le llegó en 1998, caracterizado como Ali G, un rapero con inglés jamaicano que realizaba entrevistas en "El show de las 11 en punto", en el Canal 4.
Aquel programa fue la semilla de “El Show de Ali G", en el que, además del rapero, introdujo a los personajes por los que ahora se le conoce en todo el mundo: Borat y Bruno.
"Queríamos que esta película fuera mejor que 'Borat'", dijo Cohen en el programa "Late Show” de David Letterman. “Queríamos enseñar algo que nunca se hubiera visto en una película, como por ejemplo que un comediante entrevistase a un terrorista", añadió el británico.
El actor se refería así a uno de los pasajes del filme, donde Bruno no duda en departir con uno de los líderes de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa.
"Es difícil dar con uno. Su Gobierno lo sabe, que lleva buscando a uno en concreto nueve años. No hay ’Craigslist’ en Beirut,” dijo entre risas el actor, que por una vez dejó el disfraz al lado y habló como él mismo, algo inusual en sus entrevistas.
La intención de la película es criticar la fama efímera que buscan muchos en el mundo actual, y para ello ataca a homosexuales, afroamericanos, inmigrantes o judíos conservadores, e incluso llega a insinuarse sexualmente frente al legislador republicano Ron Paul.
La polémica que arrastra Cohen en cada una de sus obras ya se pudo comprobar con anterioridad en “Borat,” que suscitó grandes críticas en Kazajistán, ya que sus dirigentes consideraban que su población era ridiculizada por el personaje principal del filme.
Dirigentes de esa república amenazaron con demandar a Cohen por la imagen que se daba de ella, con personajes racistas, salvajes, antisemitas, misóginos e incestuosos.