TORONTO INTERNATIONAL FILM FESTIVAL :Una fábula y un provocador
No podían haber sido más diferentes los dos últimos títulos importantes en darse a conocer mundialmente en Toronto. Se trata de lo nuevo del irlandés Neil Jordan, Ondine, y del estadounidense Harmony Korine, Trash Humpers. Mientras el primero es una fábula realista sobre pescadores, niños y criaturas marinas, el segundo es el filme más provocativo y perturbador visto en mucho tiempo. Protagonizada por Colin Farrell, Ondine cuenta la historia de Syracuse, un pescador irlandés que se recupera de su alcoholismo, vive separado y tiene una hija con un severo problema renal que la obliga a andar en silla de ruedas. Un día, pesca del mar algo inusual: una hermosa chica rubia que no da explicaciones sobre su origen.
Su hija cree que es una criatura que vino del mar, un "selkie", que según la tradición folclórica de la zona es una foca que se convierte en humano y que actúa en formas muy específicas (esconden su piel, se contactan con una sola persona, sus voz encanta a los peces) que son las mismas en las que actúa Ondine, el nombre que la niña le pone a la criatura. Y Syracuse -y todo el pueblo- cree la historia.
Con un arranque en forma de fábula para niños que se rompe a los 45 minutos con una adulta escena de sexo -y luego, más aún, con las complicadas revelaciones de la trama-, Ondine es extraño e irregular, al que le será difícil encontrar un público adecuado. No es un filme para niños, sino uno que usa la mitología del lugar para hablar de relaciones entre padres e hijos y de la posibilidad de abrirse a los otros. El filme va mejorando, pero no alcanza para que Jordan (El juego de las lágrimas) recupere el camino de su mejor cine, que parece que perdió hace tiempo.
Diametralmente opuesta es la apuesta de Harmony Korine. El guionista de Kids y director de Gummo lanza su película más arriesgada de su carrera con Trash Humpers, especie de falso documental filmado en VHS y centrado en las delirantes actividades de tres extravagantes y enmascarados personajes.
El trío anda por las calles de una ciudad que no se nombra como si fuera parte de una versión de aún peor gusto del programa Jackass: van desde masturbarse con tachos de basura, plantas y árboles, hasta torturar muñecas (y personas), comer panqueques con detergente o juguetear con obesas prostitutas. Hay algo entre inocente e infantil en sus desventuras, aunque su repulsivo aspecto los convierte en monstruosos. A eso hay que sumarle la calidad del video: no sólo no permite que veamos bien sus rostros, si no que la pobreza de la imagen le agrega una cuota "documental" aún más perturbadora.
Korine deja saber, indirectamente, que lo que se está viendo es falso, pero no sabemos nunca hasta qué punto, o si el resto de los "actores" -además de los tres protagonistas, uno de los cuales es la esposa de Korine- son tan conscientes del juego en el que están participando. Trash Humpers es fascinante y repulsiva a la vez, ubicada en un lugar en el que se juntan David Lynch, John Waters, Werner Herzog y los Tres Chiflados después de bajarse unos litros de alcohol y estupefacientes.