17 octubre 2006

Sofia Coppola estrena su personal y pop filme "María Antonieta"

Hay un consejo de Francis Ford Coppola que su hija Sofia siempre mantiene presente: las películas que haga, tienen que ser lo más personales posibles. Y su último filme, "María Antonieta", es fiel prueba de ello. La directora y guionista de 35 años decidió contar la historia de la última reina de Francia bajo una perspectiva distinta, que refleja su fascinación por las revistas de moda como "Vogue" y la cultura pop de los ochenta.

María Antonieta, interpretada por Kirsten Dunst (con quien ya había trabajado en su ópera prima "Las vírgenes suicidas"), es presentada como una joven frívola atrapada en un mundo demasiado grande para ella, ignorada por su también muy joven marido Luis XVI (Jason Schwartzman, primo de Sofia), y cuyo único escape son las fiestas, la ropa y la comida. Todo con brillantes colores y una banda sonora que incluye a The Cure y Gang of four.

Inspirado en la biografía escrita por Antonia Fraser, el filme está lejos de ser el drama histórico que esperaban los críticos franceses en el Festival de Cannes, y por ello lo recibieron con un publicitado abucheo. "Sé que la película no es para todos. La gente la ama o la odia", explica su creadora, ya que, a pesar de ese traspié, los críticos estadounidenses la han aplaudido a rabiar. Y Coppola defiende a morir su proyecto más ambicioso a la fecha, uno que empezó a escribir en el año 2000 y que fue postergado porque en el medio nació "Perdidos en Tokio".

"María Antonieta" tiene también la particularidad de ser el primer largometraje centrado en la vida de la reina después de la versión de 1938, con Norma Shearer y Tyrone Power. El presupuesto de US$ 40 millones supera con creces el de sus filmes anteriores, y le permitió al equipo rodar en Francia con un acceso sin precedentes al Palacio de Versalles. También, invertir en el elegante diseño de vestuario: el español Manolo Blahnik diseñó personalmente todos los zapatos utilizados en el filme.

Este viernes 20 se estrena en las salas comerciales de EE.UU. para pasar su última prueba.

"Mi película no es una clase de historia, es una interpretación documentada con muchas libertades".