El deseo. El motor de la vida para muchos es, para Pedro Almodóvar, el principal engranaje de sus personajes. Incontenible, apasionado, cumplir lo que dicta el corazón, sienta lo que sienta, implique lo que sea, suele encauzar o desbarrancar las vidas de sus criaturas.
Que así les va.
Almodóvar se siente plácido, cómodo abreviando en el melodrama clásico. Sus mejores películas (La ley del deseo, Matador, Todo sobre mi madre y hasta la vertiente de comedia en Mujeres al borde de un ataque de nervios) se nutrieron del género. Y ahora que decidió regresar con una de sus primeras musas, Carmen Maura, y reincidir con Penélope Cruz, el manchego atacó de lleno con el melodrama.
Cuenten, si no, la cantidad de lágrimas que brotan de los ojos de la madrileña Cruz.
Por más que Raimunda sea una mujer sensible, porosa, no es para menos. Su madre murió "abrazada" con su padre en un confuso incendio, el mismo día que desapareció la madre de una amiga, también vecina del pueblo en el que el viento hace de las suyas. Raimunda tiene una hija casi adolescente y secretos que resguardar. Como todos en esta película que se llevó dos premios en Cannes, al elenco femenino y al guión.
Con un ensamble mayoritariamente femenino, personajes masculinos tan pérfidos como secundarios, y débiles de corazón, Volver queda centrada en las relaciones maternofiliales como una nueva marca almodovariana. La familia de tronco materno puede atravesarlo todo —infidelidades, muertes, enfermedades, resquemores... y deseos— y saldrá adelante. Cueste lo que cueste.Y si Almodóvar vuelve a demostrar su ojo clínico a la hora de marcar a sus actrices —que están perfectas dentro del esquema que plantea—, Volver no termina de cerrar con sus reiteraciones, sus vueltas sobre sí misma, como un perro que se muerde la cola una y otra vez.
Pero Almodóvar no sólo demuestra cuánto le gustan las mujeres al enhebrar sus historias de amor, sino que le agrega tintes de thriller y hasta fantásticos —el personaje de Maura vuelve de la muerte—. Sus dardos a la telebasura son tan certeros como al conformismo.Porque si los personajes de Volver mienten, lo hacen porque no tienen remedio. ¿O será que Almodóvar no pudo ofrecérselo?
Cuenten, si no, la cantidad de lágrimas que brotan de los ojos de la madrileña Cruz.
Por más que Raimunda sea una mujer sensible, porosa, no es para menos. Su madre murió "abrazada" con su padre en un confuso incendio, el mismo día que desapareció la madre de una amiga, también vecina del pueblo en el que el viento hace de las suyas. Raimunda tiene una hija casi adolescente y secretos que resguardar. Como todos en esta película que se llevó dos premios en Cannes, al elenco femenino y al guión.
Con un ensamble mayoritariamente femenino, personajes masculinos tan pérfidos como secundarios, y débiles de corazón, Volver queda centrada en las relaciones maternofiliales como una nueva marca almodovariana. La familia de tronco materno puede atravesarlo todo —infidelidades, muertes, enfermedades, resquemores... y deseos— y saldrá adelante. Cueste lo que cueste.Y si Almodóvar vuelve a demostrar su ojo clínico a la hora de marcar a sus actrices —que están perfectas dentro del esquema que plantea—, Volver no termina de cerrar con sus reiteraciones, sus vueltas sobre sí misma, como un perro que se muerde la cola una y otra vez.
Pero Almodóvar no sólo demuestra cuánto le gustan las mujeres al enhebrar sus historias de amor, sino que le agrega tintes de thriller y hasta fantásticos —el personaje de Maura vuelve de la muerte—. Sus dardos a la telebasura son tan certeros como al conformismo.Porque si los personajes de Volver mienten, lo hacen porque no tienen remedio. ¿O será que Almodóvar no pudo ofrecérselo?