Cuando hace un par de meses se estrenó The Ice Harvest, comentamos con deleite la capacidad de Robert Benton y Richard Russo para crear diálogos brillantes, inteligentes e imprevisibles. El segundo de ellos regresa a la cartelera como escritor de la estimable Keeping Mum, cinta que hunde sus raíces en la mala uva y la desfachatez de algunas de las mejores comedias de la productora Ealing.
Como en las desternillantes, ácidas y mezquinas Ocho sentencias de muerte (Robert Hamer, 1949) y El quinteto de la muerte (Alexander MacKendrick, 1955), Keeping Mum basa su estructura y su espíritu en una serie de malsanos asesinatos guiados por un alma aparentemente cándida. Russo confirma su poderío gracias a unos personajes trazados con tiralíneas y a una evolución dramática que dirige a sus criaturas hacia un destino muy distinto del marcado en principio para ellos.
Irónica y cruel, la película engancha desde el excelente prólogo. No obstante, la elegante dirección de Niall Johnson no acaba de redondearse por culpa de un par de secuencias en las que tanto Russo como el realizador aprietan demasiado al personaje más peligroso narrativamente, el del playboy americano, interpretado por Patrick Swayze. En las escenas de la conversación telefónica equivocada y en la de la instrucción con el palo de golf, el temible trazo grueso hace acto de aparición dejando de lado la sutileza y la perspicacia. Sin embargo, salvados ese par de escollos, la historia tira hacia delante con locuacidad, suavidad y excelentes interpretaciones.