08 setiembre 2005

RED EYE - VUELO NOCTURNO

Aunque a Wes Craven se lo suele ligar, acertadamente, con el terror, tal identificación no es absoluta, ya que inclusive en vehículos como Pesadilla en lo profundo de la noche o La serpiente y el arco iris, el espanto provenía de una estructura de abundante suspenso. Que es el ingrediente principal de Vuelo nocturno, que le debe bastante a Colateral así como ésta podría reconocer su más remoto origen en la obra de Alfred Hitchcock, todas con un elemento común, aquél del inocente envuelto en circunstancias peligrosas que parecen superarlo.

Aquí la desprevenida de turno —y un buen lanzamiento protagónico para la bonita Rachel McAdams, que pronto veremos en Los rompebodas —se llama Lisa Reisert, quien regresa desde Texas hasta Miami luego del funeral de su abuela, para retomar su trabajo como ejecutiva de un hotel de 5 estrellas. En el último avión que sale por la noche —en la jerga aérea Red Eye, también el título original— Lisa tendrá como vecino de asiento a un simpático joven con quien ya entabló cierta simpatía en un bar del aeropuerto. Pero a poco de despegar entre turbulencias, que agravan la ansiedad de Lisa, pasajera temerosa, escucha a su compañero Jack Rippner (el muy convincente Cillian Murphy) confesarle que es un asesino a sueldo y que exige su colaboración a cambio de no matar al padre de la muchacha, Joe Reisert, quien la espera en la casa de Miami. Lisa deberá comunicarse con su hotel y pedirle a la encargada de guardia que cambie a un alto oficial de Seguridad, que arribará a la mañana siguiente, a otra habitación. Que es el sitio elegido por terroristas no identificados como blanco para el crimen político.

Lo demás es el juego eterno y delicioso de gato y ratón, con la mente de Lisa trabajando a gran velocidad para encontrar una salida que proteja a ambas víctimas potenciales. Y con Jack exhibiendo cada vez más su máscara siniestra y despiadada.

Sin que falte ninguno de los ingredientes obligados de intriga y engaño además de apuntes de humor reforzados en un final que gratifica y alivia, Vuelo nocturno se beneficia de la manera inteligente con que Craven maneja la trama, dejando que las situaciones fluyan con naturalidad. Y permitiendo más de una sorpresa en este filme ingenioso: todo podría suceder así y a cualquiera. Lo que da bastante que pensar y disfrutar. Sumamente entretenido