31 octubre 2006

Con Uds Matthew Fox...

Hay cosas que no cambian. Hace ocho meses, en México, cuando la segunda temporada de "Lost" estaba recién partiendo en el cable, Matthew Fox (40) era muy cuidadoso con sus palabras y no revelaba mayores detalles de la popular serie que protagoniza. Ahora, sentado en un salón del edificio corporativo de ABC, en Burbank, mantiene las mismas precauciones: "Sé que es un programa difícil de cubrir para los periodistas y para nosotros también lo es hablar de él, porque depende mucho de la trama y de no revelar los secretos". Luego guarda silencio un momento y bromea: "Así que mejor deberíamos irnos a nuestras casas".

Matthew Fox está consciente del éxito que tiene esta historia de un grupo de sobrevivientes en una misteriosa isla. También del fanatismo que ha creado. "La mayoría de las veces siento que, si la persona que pregunta es un fan, realmente no quieren que les diga nada", dice. "Soy un tipo que cuando lee un gran libro jamás miraría la última página. Es más, si el libro me gusta, sólo me permito leer cinco páginas diarias porque estoy disfrutando mucho la experiencia. Y creo que 'Lost' debe ser abordado de la misma manera. Sé que a veces es frustrante, pero estoy seguro de que si alguien les diera las respuestas, después se sentirían mal", agrega.

¿Y sabe algo de cómo evolucionará el triángulo amoroso entre su personaje, Jack, Kate y Sawyer? "La verdad es que no me importa. Yo ansío ver qué va a pasar, y no prefiero algo por sobre otra cosa. Pero, sin duda, eso es algo que se resolverá muy pronto, y las circunstancias jugarán un rol muy importante en esa resolución".

Como todos los personajes en "Lost", el suyo también corre el riesgo de morir. Fox asegura que no piensa mucho en ello, pero también afirma: "Antes de que me contrataran, iban a matar a Jack en el primer episodio. Ése es el tipo de contadores de historias que tenemos en esta serie, así que pensar que Jack es inmune a la muerte no tiene fundamento. Todos los días lidiamos con guionistas atípicos que crearon un lugar donde la vida siempre está en la balanza y esta historia no se sostiene si uno cree que unos personajes tienen el camino más seguro que otros".

De hecho, por estos días en las emisiones estadounidenses, Jack pasa por momentos muy tensos, alejados del resto de sus compañeros sobrevivientes. En ese contexto, hay una cosa que Fox extraña: "Esta temporada no he tenido ninguna escena con Jorge García, así que espero que con el tiempo, vuelva a tenerlas". El actor es vehemente cuando habla de su relación con el personaje que interpreta a Hurley: "No puedo decir suficientes cosas buenas de Jorge, es un tipo increíble y uno de los más graciosos que he conocido en toda mi vida. Realmente extraño esas escenas con él, porque Jack es un personaje súper intenso y los momentos con Hurley lo relajaban y se daba una gran dinámica, como de película de amigos".

También en cine

Además de los nueves meses al año que pasa en la isla de Oahu, Hawai, grabando "Lost", Fox hizo dos películas durante sus vacaciones: el drama deportivo "We are Marshall" , donde actúa junto a Matthew McConaughey, y el thriller "Vantage point", con Sigourney Weaver. No tardaron en surgir rumores sobre sus ganas de dejar la serie para concentrarse en el cine. Pero él es enfático en negarlo: "Hice dos películas de las que me siento profundamente orgulloso y disfruto de las oportunidades que la serie me ha dado. Cuando uno empieza a hacer cine, siempre surgen rumores, pero no es mi caso. Por ahora, 'Lost' es mi base".

EN EE.UU.

"Lost" ya ha emitido cinco episodios de su tercera temporada. Después del sexto, irán a un receso de 13 semanas.

30 octubre 2006

Habla el hombre misterioso de "Lost"

En la ficción es un hombre misterioso de aspecto intimidante, pero cuya apariencia contrasta con una profunda espiritualidad. En la realidad, a Adewale Akinnuoye-Agbaje (39), el actor que interpreta al Sr. Eko en el fenómeno televisivo "Lost", también parece calzarle esa descripción. Sentado en un salón del edificio corporativo de ABC, este actor británico hijo de padres africanos viste de riguroso blanco y no tiene esa barba incipiente que caracteriza a su personaje. Su presencia es imponente, pero su tono de voz es suave y su rostro transmite una calma que en Eko sería imposible.

"Mi personaje aún no sonríe, y sería bueno que lo viéramos hacerlo", dice.El Sr. Eko debutó en el enigmático mundo de "Lost" en septiembre del año pasado, en el segundo episodio de la segunda temporada. Es otro de los sobrevivientes del accidentado vuelo 815, pero él pertenecía al grupo que estaba en la cola del avión y que cayó en otro lado de la isla.

A sus espaldas carga con un pasado trágico y es un hombre relacionado íntimamente con la religión, pero también con el crimen.El actor asegura que aceptar el rol de Eko no fue fácil: "Yo soy budista y cuando los productores me comentaron su idea del personaje me puse nervioso, porque no quería que mis creencias espirituales provocaran algún conflicto con el rol. No sabía si al interpretarlo le estaría mintiendo a mi propia fe. Pero no pasó y este papel me dio la oportunidad de fortalecerla".

El tema lo apasiona, no cabe duda, porque mientras las preguntas sobre la serie las contestaba en una postura relajada, cuando el tema fue la religión enderezó su espalda y frotaba las manos.Su retrato de un sacerdote católico ha tenido recompensas inesperadas. El senado de Hawai lo invitó en febrero pasado a inaugurar una sesión leyendo el Salmo 23, que el actor recita en un episodio de la serie. Él llama a este hecho, la "cúspide" de su carrera.

Sobre el futuro de la serie no revela detalles. Dice que, honestamente, los actores sólo saben qué sucederá con su personaje cuando reciben un nuevo guión. Pero promete algo: "Sin duda volverá a tener un encuentro con ese misterioso humo negro. Habrá otro enfrentamiento".

Como la mayoría de los miembros de elenco de "Lost", Akinnuoye-Agbaje ha creado un hogar en la isla de Oahu, en Hawai, donde se rueda la serie. Pero, a diferencia de colegas como Matthew Fox (Jack) y Evangeline Lilly (Kate), no ha comprado una casa en el lugar: "Soy un actor supersticioso y, más encima, siendo negro nunca puedo dar algo por seguro. Siempre puedes estar sin trabajo al día siguiente". ¿Significa esa respuesta que la muerte de su personaje podría estar cercana? Los productores del programa han asegurado que nadie está a salvo. Su respuesta es escueta: "Prefiero no pensar en esas cosas".

29 octubre 2006

Scream!!


Cuando Kevin Williansom escribió la frase "¿Cuál es tu película de terror favorita?" en el guión de lo que posteriormente sería Scream, no podía ni imaginar el éxito que iba a suponer las andanzas de Ghostface en el pequeño pueblo de Woodsboro.

El cine de terror llevaba muerto muchos años, los estudios cinematográficos yano consideraban el género como rentable y las pocas películas que se hacían,iban destinadas principalmente al mercado del video.Sin embargo, la Miramax sabedora de que tenía un guión que podía triunfar entreel público adolescente, contactó con Wes Craven para darle las riendas de un proyecto que se estrenó en los cines a principios de 1996.

El comienzo de Scream pese a parecerse bastante al de When a stranger calls, es brillante. Esa escena inicial en la que el asesino juega con su víctima a través de una llamada telefónica sienta las bases de la película y de sus dosposteriores secuelas.

Wes Craven acierta de pleno colocando a Drew Barrymore como la primera víctima de Ghostface, ya que nadie espera que el rostro más conocido de todo el repartomuera nada más comenzar la película. Este recurso en el que un actor famoso es asesinado en el arranque ha sido usado con posterioridad en varias películas.

Cuentan que a Harvey Weinstein dueño de la Miramax, la máscara que usa Ghostface inspirada en el cuadro El Grito de Munch, le parecía ridícula. Sin embargo, a Craven le gustaba tanto (de hecho la compró el mismo en una tienda de carretera) que la uso en la escena inicial pese a la negativa de su "jefe". Al enseñarle lo que había rodado a Weinstein, éste cambió su postura inicial y acabo porreconocer que la máscara encajaba perfectamente con el asesino. Con el paso del os años, Ghostface se ha convertido en un icono tan popular como Freddy Krueger o Jason Voorhees.

Es normal que un título de terror haga guiños a otras cintas. Sin embargo, Scream es un bombardeo constante de referencias cinéfilas, donde el personaje de Randy es su mayor exponente. Sus teorías sobre las películas de terror, elendiosamiento que profesa a Jamie Lee Curtis, los guiños a películas como Halloween o Pesadilla en Elm Street están a la orden del día.

Si hay algo que reprocho a Scream fue su final tan tramposo. Durante toda la película Craven va dándote pistas (algunas buenas y otras no) para ayudarte a descubrirla identidad del asesino: La única llamada que puede hacer Billy desde la cárcel, un primer plano de los zapatos del sheriff que coinciden con los que calza el asesino... Sin embargo, cuando descubres que no hay uno si no dos asesinos, te da la sensación de que el juego espectador-director está amañado.

Aparte del intenso comienzo, me gustaría destacar la secuencia del video con 30 segundos de retardo y el posterior asesinato del cámara de Gale Weathers.Sencillamente genial.

Scream es una película que nadie debe perderse y que supuso el comienzo de lasaga de terror más popular de los años noventa.

Vuelve a los cines "The Nightmare Before Christmas"

El reestreno del filme de 1993 "The Nightmare before Christmas" se hizo en apenas 168 salas en Estados Unidso, y aun así logró recaudar US$ 3,3 millones, más que otros estrenos masivos. Además, la crítica la adora

Woody Allen : Los 40 años de un cineasta incansable

Woody Allen es un gran privilegiado del cine. Hace las películas que quiere; siempre rueda dentro de los plazos y el presupuesto; las estrellas de Hollywood están dispuestas a rebajar mucho sus sueldos para trabajar con él, y se las arregla para encontrar quien financie sus aventuras.

Ganador de tres premios Oscar, el autor de "Annie Hall" cumple 40 años desde que por primera vez se sentó en la silla del director. O algo así: aprovechando el éxito de "What's new, Pussycat?", escrita por él pero dirigida por Clive Donner, pudo tomar un filme japonés y doblar sus diálogos originales, cambiando la trama. Ese experimento se llamó "What's up, Tiger Lily?" y debutó el 2 de noviembre de 1966.

En un comienzo, Allen Konigsberg -su verdadero nombre- se especializaba en contar historias absurdas, llenas de chistes inteligentes. Con el tiempo se convirtió en una de las máximas autoridades del cine americano, con filmes como "Manhattan", "Hannah y sus hermanas" o "Match point", uno de sus últimos filmes y parte de lo más serio y oscuro de su carrera.

Sus 40 años, sin embargo, tienen el timbre de la tradición: llegan con una comedia, "Scoop", que debutó en EE.UU. en julio y tuvo a su nueva musa, Scarlett Johansson, en un rol escrito para ella. Como una joven periodista, debe averiguar si un encantador aristócrata británico (Hugh Jackman) es o no es un asesino en serie.

En ella, Allen vuelve a usar Londres, la ciudad que ha servido de escenario para sus tres últimas películas desde que abandonó su eternamente adorada Nueva York. Como dato: su motivo de cambio es económico; en los últimos años el financiamiento para sus filmes ha salido de Inglaterra.
Además de "Match point" y "Scoop", rodó allí, a mediados de año, una cinta aún sin título y con elenco de lujo: Ewan McGregor y Colin Farrell.

Pero Allen planea una vez más un cambio de escenario: se va a Barcelona. El director ya confirmó que su próximo proyecto se rodará ahí en 2007.

Aún no hay guión ni elenco, menos título. Pero su acuerdo con la productora catalana Mediapro es un hecho y ya ha dicho que quiere trabajar con actores internacionales y españoles. De momento se sabe que ya se ha reunido con la cada vez más cotizada Penélope Cruz para discutir su probable participación en la cinta.

TRES HITOS

"Annie Hall" (1977)

Cuando ya tenía un nombre como director de comedias disparatadas, Allen sorprendió con esta comedia divertida y a la vez compleja. Él ganó el Oscar a Mejor Director, y Diane Keaton, como una mujer que llega a dar vuelta la vida de un guionista de televisión, ganó como Mejor Actriz.

"Interiores" (1978)

Cuando aún era famoso y premiado como comediante, Allen estrenó esta cinta mucho más cercana al estilo de su maestro, Ingmar Bergman. De paso, se consolidó como cineasta serio. Protagonizada por Diane Keaton, narra los conflictos de tres hermanas.

"Maridos y esposas" (1992)

Fue casi profético. En medio del estreno de esta película donde Allen y Mia Farrow interpretan a un matrimonio en crisis, estalló la batalla de ambos por la custodia de sus hijos. La pelea fue muy dura y extraordinariamente mediática: se destapó el romance que Allen tenía con una de las hijas que Farrow adoptó con André Previn y hubo hasta acusaciones de abuso sexual

28 octubre 2006

Lost in Translation, un clásico moderno

Muy pocos directores norteamericanos contemporáneos son capaces de explorar y develar en toda su amplitud la riqueza interior, las contradicciones más íntimas de sus personajes. La guionista y directora Sofia Coppola es, sin dudas, una de esas excepciones.

Dueña de un fascinante mundo personal, de una sensibilidad que no sabe de excesos y de una gran elegancia para la puesta en escena, esta joven de 32 años consigue con su segundo largometraje una agridulce e inclasificable mirada sobre las relaciones humanas que es, al mismo tiempo, una comedia de enredos y un melodrama romántico, pero sin caer jamás en los lugares comunes ni en las convenciones fundacionales de ambos géneros.

"Perdidos en Tokio" ha sido comparada con otros films sobre encuentros casuales cargados de nostalgia, seducción y exotismo como "Antes del amanecer", de Richard Linklater, o "Con ánimo de amar", de Wong Kar-wai, pero Sofia Coppola evita el intelectualismo del primero y la carga romántica del segundo. Mucho más lejos aún queda la impronta sexual del "Ultimo tango en París", de Bernardo Bertolucci.

La directora confía en su poder de observación, en el poder sugestivo de la cámara manejada por el exquisito fotógrafo Lance Acord ("¿Quieres ser John Malkovich?", "Buffalo 66", "El ladrón de orquídeas") y en la ductilidad expresiva de sus dos protagonistas para dotar de verdad a cada mirada, a cada mínimo gesto y a cada silencio, y evitar así refugiarse en un típico guión made in Hollywood lleno de complicaciones, vueltas de tuerca y fuertes revelaciones.

El film es una pequeña obra de cámara sobre los distintos encuentros entre dos personajes tan atribulados como opuestos entre sí que alcanzan una extraña conexión, pero ambientada en medio de la artificialidad de un hotel cinco estrellas y de la inmensidad desoladora y alienante de una jungla de neón, cultura pop e insólitas costumbres, como la que a cada momento ofrece esa inmensa y desconcertante urbe que es Tokio.

Bob (el eximio Bill Murray) es una estrella de Hollywood que llega a Japón para ganarse con facilidad dos millones de dólares por encabezar la campaña publicitaria de un whisky y, según confesará, también para descansar de su desgastado matrimonio y de un hijo al que no le presta demasiada atención. Charlotte (la ascendente Scarlett Johansson), en cambio, es una joven graduada en Filosofía en Yale que arriba al mismo hotel acompañando a su desagradable marido (Giovanni Ribisi), un fotógrafo más interesado en retratar a estrellas de rock que de preocuparse por las cavilaciones de su esposa.

Las dos criaturas de Coppola se cruzan en el ascensor y en el bar del hotel, y pronto descubrirán que tienen mucho más en común que el jet lag, el insomnio y las horas que pasan haciendo zapping entre patéticos shows de la tevé japonesa: mientras ella atraviesa una crisis vocacional típica de los veinteañeros, él pasa por una más existencial propia de los hombres de 50 y pico, y mientras ella descubre cuán vacuos han sido sus dos años de casada él convive con las miserias y las hipocresías acumuladas durante 25 años de matrimonio.

No todos los pasajes ni las distintas aristas de "Perdidos en Tokio" alcanzan el mismo interés. Hay algunos gags físicos geniales pero innecesarios (como las desventuras de Bob en una sala de aparatos gimnásticos), hay algunos personajes secundarios que rozan el estereotipo caricaturesco (como el de la joven actriz californiana, una rubia tonta que remite a Britney Spears y Cameron Diaz) y ciertas ironías burlonas respecto de la sociedad japonesa que, si bien no llegan al prejuicio, caen por momentos en el pintoresquismo.

De todas formas, hay en "Perdidos en Tokio" algunos picos de un cine que llega a gran altura, como la escena en que Bob y Charlotte comparten la cama, pero no para caer en el facilismo de un fugaz encuentro sexual, sino para compartir una noche de complicidades, para confesarse los secretos y mentiras más profundos, para intentar encontrar un lugar en el mundo en el lugar más insólito del mundo. La realizadora prefiere la intensidad emocional al erotismo (sus manos apenas se rozan) para retratar toda la desesperación y la soledad de estas dos almas perdidas.

Esta historia de amor, que no necesita consumarse para emocionar, está trabajada con toda la delicadeza y ese refinado tono suave y sin efectismos que Coppola le imprime a su narración.

Murray logra otro de sus extraordinarios trabajos (como en "Hechizo del tiempo" o "Tres es multitud") para transmitir la vulnerabilidad y la frustración de su personaje, ya sea con una introvertida mirada o con su extravertida y sublime interpretación en un karaoke de "More than this", el melancólico himno de Roxy Music.

Aunque indudablemente es Murray el gran soporte y atractivo de la película, el trabajo de Johansson es también encomiable. Llena de matices y de pequeñas sorpresas, esta actriz de apenas 19 años consigue evitar -en favor del resultado final- que la película se convierta en un show unipersonal de Murray.

La fascinación y el desconcierto con que la cámara de Lance Acord descubre los exteriores de Tokio sintonizan a la perfección con la perplejidad que sienten las dos criaturas frente al estado de las cosas que les toca vivir, mientras que la exquisita banda sonora, que recorre canciones de pop, rock, música electrónica y melodías ambient, según los diferentes estados de ánimo de los protagonistas, es otro hallazgo de esta pequeña gema.

Así, tras su logrado debut con "Las vírgenes suicidas" y con esta notable continuación, esta cineasta demuestra que ya hace mucho tiempo dejó de ser "la hija de", incluso cuando su padre sea nada menos que Francis Ford Coppola

Wild at Heart

Escrita y dirigida por David Lynch, se basa en la novela "Wild At Heart: The Story Of Sailor And Lula", de Barry Gifford. Rodada en San Fernando Valley durante 9semanas, contó con un presupuesto de 10 M. dólares. Ganó la Palma de oro de Cannes. Obtuvo el Independent Spirit Award a la mejor fotografía. Fue nominada al Oscar a la mejor actriz secundaria (Diane Ladd) y a otros premios.

La acción tiene lugar en un viaje en cohe hacia California desde una localidadde la frontera entre las dos Carolinas. Narra la historia de amor de Sailor Ripley (Nicolas Cage) y Lula Peace Fortune (Laura Dern). Ante la violenta oposición de la madre, Marietta Fortune (Diane Ladd), emprenden viaje en coche hacia California. Será un viaje de huída y de aventuras, a través de un mundo absurdo e infernal. Se incluyen escenas de sexo de gran belleza, que traspiran amor a la vida y profundos sentimientos de alegría, en contraste con un mundotriste y enfermo.

Sobresalen varias escenas: algunas incorporadas a laiconografía legendaria del cine. La más trágica es la de de la pareja que ha sufrido un accidente: el chico ha muerto y la chica (Sherylin Fenn), con el cráneo abierto, busca las trajetas de crédito, mientras suena "Dark Lolita". Varias mujeres increiblemente obesas y semidesnudas cortan el paso al coche. El secuestro de Johnny Farragut (Harry Dean Stanton) a cargo de una sádica y perversa Perdita Durango (Isabella Rossellini). La secuencia del "di fóllame",que contiene una desgarradora violación moral (no física) de Lula.

El atraco al "Ramos Food Store", de una violencia terrorífica: la cabeza de Bobby Perú (Willem Dafoe) vuela por los aires. Son frecuentes las referencias al fuego(símbolo del dramatismo y los arrebatos de la pareja), a Elvis Presley y a laversión fílmica de la fábula "El mago de Oz".

La historia de amor de Sailor y Lula tiene algún parecido con la que podría haber sido la de Elvis y Dorothy. En todo caso, el relato recuerda vagamente el de "El mago de Oz".

La música aporta una partitura excelente que anima las incidencias de la accióne incorpora melodías de Richard Strauss, Glenn Miller, Ellington y Presley. La fotografía desarrolla una narración visual excelente, que subraya el acentotrágico y absurdo del mundo.

El guión, del propio director, escrito en 6 días y complementado con improvisaciones y aportaciones de los actores (la chaqueta depiel de cocodrilo es una idea de N. Cage), destila imaginación, fantasía yfrescura. Incluye dos relatos sobrecogedores: el asesinato del padre de Lula y la extraña afición por la Navidad del primo Dell (Crispin Glover).

La interpretación es excelente: entre los secundarios sobresalen Dafoe y Diane Ladd. La dirección, en un momento de gracia, crea una historia sorprendente deamor en un mundo devastado por el horror.

Película polémica, que se han de mirar desde la distancia, con el ánimo másabierto a las emociones que a la racionalidad que lo invade todo. Es buena, divertida y gratificante.
Para ver el trailer:

27 octubre 2006

Una historia de magos

Este año no hubo estreno de Harry Potter, pero la pantalla grande ha mantenido su toque de magia. La diferencia es que no ha sido con historias de fantasía, sino con dramas de misterio sobre personajes que se dedican a crear ilusiones en forma profesional.

El ejemplo más reciente es "El gran truco", que se estrenó el viernes 20 en Estados Unidos, liderando la taquilla en su primer fin de semana. A las salas peruanas llegará aproximadamente en el mes de noviembre.

Dirigida por Christopher Nolan ("Batman inicia"), presenta a dos magos profesionales, Alfred Borden (Christian Bale) y Robert Angier (Hugh Jackman), que comienzan un juego de rivalidades en el que están dispuestos a todo por superar al otro sobre el escenario. En el elenco también está Michael Caine, Scarlett Johansson y David Bowie. La historia, relatada de manera no lineal, salta constantemente de presente a pasado y la trama da inesperados giros que buscan sorprender al espectador con sus revelaciones.

Dos meses antes que "El gran truco", la cartelera internacional tuvo otra visita mágica de la mano de Edward Norton y "The illusionist". La película, basada en un cuento del ganador del Pulitzer Steven Millhauser, partió como una modesta producción independiente estrenada en apenas 144 salas, comparadas con otras cintas "grandes" que superan las 3.000. Sorpresivamente, el filme se convirtió en un éxito y se mantuvo por más de un mes entre los diez más vistos en Estados Unidos, recaudando el triple de su presupuesto de US$ 16 millones sólo en Estados Unidos. Todavía no hay fecha de estreno confirmada en Perú.
Ambas películas tienen más en común que la profesión de sus protagonistas. Las dos están ambientadas en Europa de fines del siglo XIX, tienen un crimen como hilo central y un final inesperado. Y no sólo el público ha sido generoso con ambas producciones; los exigentes críticos también han estado de su parte. Y en el corto período entre sus debuts, han dejado en claro que la magia no es sólo gusto de niños.
Para confirmar que los magos están marcando una nueva tendencia en el cine, la compañía Walden Media (productores de "Las crónicas de Narnia", entre otras) anunció que hará una película sobre el ilusionista más famoso de todos los tiempos: Harry Houdini. Pero, a diferencia de los dramas con toque de thriller, ésta será una historia de aventuras para un público familiar, en la que un adolescente de 14 años descubre que es descendiente del gran mago y emprende un viaje para descubrir sus secretos. El director será Mark Waters ("Viernes de locos").

26 octubre 2006

SCOOP

Situación: Estudiante de periodismo recibe un 'soplo' que puede ser la exclusiva de su vida: Peter Lyman (Hugh Jackman), un joven, rico y atractivo aristócrata, a la sazón político en ciernes, es el 'Asesino del Tarot', un criminal 'aficionado' a matar prostitutas que tiene atemorizado al país.

Antecedentes: La 'afortunada' receptora de la exclusiva es Sondra Pransky (Scarlett Johansson), una joven estadounidense que se encuentra de vacaciones en Londres. Y Sondra tiene un problema: su fuente está muerta. Y no es que ésta le diera la exclusiva antes de fallecer. No. El problema es que lo hizo cuando ya estaba en el 'más allá'.

Contextualización: ¿Cómo? Sondra acude a un espectáculo de magia del ilusionista Splendini, que no es otro que Woody Allen. Éste le hace subir al escenario para realizar el típico truco de hacerla desaparecer. Cuando la joven se encuentra encerrada en una caja, esperando para "desmaterializarse", recibe la visita del fantasma del reputado reportero Joe Strombel (Ian McShane), recientemente fallecido. Es él quien le da el 'scoop', la que promete ser la exclusiva del año.

Desarrollo: A partir de entonces, hará tándem con el extravagante mago, dando lugar a una extraña pareja, en la línea de las que protagonizan algunos filmes clásicos. En este caso la componen la periodista inexperta pero no por ello carente de profesionalidad, vehemente, llena de frescura, en ocasiones ingenua y con una gran capacidad para explotar sus armas de mujer. A su lado, un mago "barato de vodevil" —en palabras del propio Allen—, que encarna al típico personaje inocente de las películas de suspense que se ve arrastrado por una historia que le es ajena y en la que acabará metido hasta las cejas

Género: 'Scoop' es una película de suspense pero, ante todo, es una comedia, desenfadada, en ocasiones incluso facilona, pero con gran habilidad para arrancar la carcajada del espectador. Con ella Woody Allen ha querido hacer un homenaje al "buen periodismo de investigación", aquél que no se basa exclusivamente en indicios, soplos o elucubraciones, y que cada vez abunda menos.

Ubicación: El director neoyorquino le ha sido infiel a Nueva York por segunda vez, y además ha repetido con la misma 'amante': la capital británica. Como 'Match Point', 'Scoop' está rodada íntegramente en Londres, prácticamente en los mismos lugares que la primera, y por las mismas razones: el cielo encapotado favorece una luz idónea para la textura de película que quiere el director, hay buenos equipos artísticos, y "además es más barato". Tanto que el 'genio de Manhattan' repetirá una tercera vez

Personajes: También ha repetido el realizador con la protagonista. Scarlett Johansson va camino de convertirse en musa del realizador, como en su tiempo lo fuera Diane Keaton. Tras mostrar su faceta dramática en 'Match Point', la actriz, escondida tras unas enormes gafas, muestra su lado cómico y no se acobarda lo más mínimo a la hora de dar la réplica al Woody Allen-actor típico de las películas del Woody Allen-director, en unos diálogos rápidos y muy ocurrentes. "Es hermosa, sexy, muy lista, divertida, maja, ocurrente y buena compañera de trabajo", afirma el director.

Reparto: El rostro del 'villano' del filme es el de Hugh Jackman, un actor australiano de padres ingleses que interpreta con gran acierto a Peter Lyman, al que imprime la elegancia, el tono enigmático y la ambigüedad que el personaje requiere. Precisamente serán estas virtudes las que provoquen que Sondra se enamore irremediablemente de él pese a sus sospechas de que se trata de un asesino. Completa el reparto el actor Ian McShane, conocido sobre todo por sus interpretaciones en la televisión británica, y que borda el papel del periodista canalla Joe Strombel.

Conclusión: 'Scoop', trae al Woody Allen más puro, en una comedia que, sin grandes pretensiones, garantiza hora y media de diversión

24 octubre 2006

Almodovar arranca aplausos con "Volver"

Pese a que Pedro Almodóvar suele esforzarse por armar relatos de trama compleja o, incluso, enrevesada, sus películas al final resultan memorables porque evocan emociones muy básicas, relacionadas con el amor filial, la humillación, la añoranza, el deseo, la reconciliación con el pasado. La prueba está en que con el paso del tiempo el recuerdo del espectador guarda poco de la artificiosa complejidad de sus tramas y, en cambio, no olvida tan fácilmente el clima, la atmósfera, el sentimiento asociado a cada cinta.

Visto así, "Kika", "La mala educación" o "Hable con ella" eran algo fallidas porque, pese a los giros inesperados de la trama, no lograban dar con la expresión justa de un sentimiento y, en cambio, parecían engolosinadas con la peripecia. Es difícil determinar cuál es la emoción dura de "Volver", quizás no la tiene, pero sí se puede decir que le sobra encanto, una cualidad que no se puede despreciar fácilmente. Claro, ello la aleja de la arrebatadora intensidad de "La flor de mi secreto" o de "Tacones lejanos", pero también se puede decir a su favor que no es un registro en el que se propone entrar.

Retomando la vena más contenida y menos sarcástica de Almodóvar, más norteamericana si se quiere, "Volver" cuenta la historia de la deliciosa y brava Raimunda (Penélope Cruz), enérgica trabajadora de un aeropuerto que ve cambiar radicalmente su vida cuando mueren simultáneamente dos familiares cercanos. En este viaje la acompaña su hija (Yohana Cobo), su hermana (Lola Dueñas) y la aparición fantasmal de su madre (Carmen Maura). Es un territorio exclusivamente femenino y se nota la comodidad del director español en él. Son mujeres asesinas, encubridoras, mentirosas, pero al final y al cabo mujeres unidas en su desencanto de los hombres, en su sobrevivencia, en la necesidad de ajustar el mundo a su medida.

El tono, a medio filo entre la comedia y el melodrama, muy a la Almodóvar, está en su punto, y ayuda a que la película resulte seductora y fácil a un nivel que no veíamos hace años en el director español. Este Almodóvar, menos desgarrado, menos rabioso, puede demostrarnos que la autoridad cinematográfica no requiere necesariamente desgarro ni rabia. La justa levedad también puede ser un logro

Scissor Sisters "Ta-Dah"

Palabra precisa. Pastiche. Scissor Sisters revuelve el armario, vitrinea en los recuerdos pop bailables de los 70 y los 80, y escoge las piezas que sabe modelar con elegancia. Cortes y estilos que crearon otros, pero que en el cuerpo de la banda neoyorquina lucen como propios.

El primer single, "I don't feel like dancin'", es un tributo a uno de los himnos disco más ñoños: "You make me feel like dancing", exitazo de Leo Sayer hace ya 30 años. Y así marchan las citas en "Ta-Dah", tal como pasó en el debut de 2004.

Falsetos untados en Bee Gees. Pianos cortesía del manual Elton John. Ambiente de cabaret ("Intermission"), imperioso deseo de disfrutar la pista como si la noche fuera eterna ("Oh", "Paul McCartney").

Scissor Sisters sigue envolviendo su música de un áurea dúctil y melodramática ("Land of a thousand words"), empapada de luces y sombras con Liza Minnelli como reflejo e intención. "Ta-Dah" no contiene la sorpresa del primer disco, pero afina el oficio y la artesanía ("The other side") para componer música grata y seductora

23 octubre 2006

Penélope Cruz premiada por "Volver" con un "Hollywood Award"

La actriz española Penélope Cruz fue galardonada por el Festival de Cine de Hollywood con un "Hollywood Award" por su interpretación en "Volver", de Pedro Almodóvar, en una ceremonia celebrada el lunes por la noche.

La entrega de premios fue el colofón del Festival de Cine de Hollywood, que se celebró del 18 al 22 de octubre y durante el cual se exhibieron 80 películas.

Además de Penélope Cruz, cuya última película con el director español Pedro Almodóvar, "Volver", está en carrera para los próximos Oscar, también fueron premiados los actores estadounidenses Forest Whitaker, Ben Affleck y Sandra Bullock.

El actor Robin Williams recibió un premio por su carrera cinematográfica, mientras que el realizador Oliver Stone fue galardonado por su papel detrás de la cámara.

La revista "Variety" señaló que muchas "caras famosas, tanto de ganadores como presentadores, se aprovechan de los Hollywood Award para iniciar sus campañas de los Oscar".

Este año, 15 actores de la película "Bobby", dirigida por Emilio Estévez y centrada en el asesinato de Robert F. Kennedy, entre ellos Anthony Hopkins, Helen Hunt, Ashton Kutcher, Demi Moore, Sharon Stone o Elijah Wood, asistieron a la ceremonia de entrega de premios.
La revista informó de que los estudios tienen peso a la hora de decidir los ganadores de los Hollywood Award.

"Variety" recogió las declaraciones del publicista Murray Weissman quien señaló que los "Hollywood Award" "realmente no son votados. Tomamos las opiniones de varias personas en el sector

Clint Eastwood logra elogios con "Flags of our fathers"

Si hay alguien que sabe lo que es empezar desde abajo en Hollywood, ése es Clint Eastwood. Partió como secundario en películas de clase B y llegó a transformarse en un taquillero héroe de acción. Luego, en una maniobra milagrosa para alguien vinculado a un género mal mirado, llegó a consolidarse como uno de los mejores directores de Hollywood. En los últimos años, sus logros han sido varios: "Los imperdonables" (1992), "Río místico" (2003) y "Million dollar baby" (2004). Ya tiene dos Oscar a Mejor Director y, por las reacciones a su última película, un tercero podría ser realidad.

El pasado fin de semana debutó en Estados Unidos "La conquista del honor" ("Flags of our fathers"), tuvo una buena partida en la taquilla (tercer lugar con US$ 19,2 millones) y las críticas han sido auspiciosas. Stephen Hunter, del "Washington Post", dice: "Es una de las mejores películas de este joven siglo y del que lo precedió". Y Richard Roeper, del "Chicago Sun-Times", agrega: "Es una obra maestra americana. El trabajo poderoso de un cineasta de 76 años que permanece en su mejor forma".

La cinta narra la historia de los seis soldados estadounidenses fotografiados por el corresponsal de Associated Press, Joe Rosenthal, izando su bandera en la punta del monte Suribachi, en la isla japonesa de Iwo Jima, el 23 de febrero de 1945. Ese fue el momento más famoso de una batalla de más de un mes para apoderarse de ese punto estratégico durante la Segunda Guerra Mundial. Los tres sobrevivientes de esa foto volvieron a su país y fueron tratados como héroes. Sin embargo, la fama les hizo mirar sus vidas de manera diferente.

Esta cinta estaba dando vuelta hace años en la cabeza de Eastwood, desde que leyó la novela escrita por Ron Powers y James Bradley, hijo de uno de los sobrevivientes. Sin embargo, cuando quiso comprar los derechos descubrió que éstos eran propiedad de Dreamworks, el estudio de Steven Spielberg. El asunto salió a colación cuando ambos coincidieron en un evento. "Entonces, un par de años atrás, Steven me dijo: '¿Por qué no haces el proyecto con nosotros? Tú lo diriges y entre los dos lo producimos'. Y le dije que sí", ha dicho Eastwood.

La cinta, que costó US$ 55 millones, llega a nuestro país en el mes de diciembre

22 octubre 2006

El mundo de David Lynch

Mientras las primeras hojas del otoño caen sobre Manhattan, en un teatro del Lincoln Center alguien nos recuerda que esa realidad es apacible sólo en su apariencia. El responsable de tal desconcierto entre el público es David Lynch, quien se encuentra en el New York Film Festival mostrando su monumental "INLAND EMPIRE". Todo lo que se sabía de él desde el debut de su brillante "Mullholland drive" (2001) era que llevaba dos años filmando "algo" y, lo más sorprendente, lo estaba haciendo en video.

"INLAND EMPIRE", cuyo título se escribe en mayúscula, es su primera aventura digital, dura tres horas y tiene a Laura Dern de protagonista. "Es una chica que tiene muchos problemas", dice tras el estreno con ironía. Fin de la sinopsis.

Posiblemente sólo David Lynch puede decirnos cómo ese niño criado entre los tranquilos bosques de Montana terminó creando una de las filmografías más perturbadoras y fascinantes del cine americano.

"Mi familia era muy normal y estable. Eso y el hecho de que nadie me regalara cuadernos para colorear o cosas por estilo, me sacaron de mí mismo", declaró en una ocasión. Aunque lleva 30 años detrás de las cámaras, además de carpintero, se considera un artista visual (estudió la carrera de Arte en Filadelfia y exhibe sus pinturas en galerías). Vive en Los Angeles, ciudad que dice amar, pero su filmografía ha sido financiada fuera de Hollywood, con productores independientes, especialmente franceses.

"En la industria americana te ponen demasiadas trabas, no te dejan crear con autonomía, y terminas perdiendo mucho tiempo en hablar con gente acá y allá", ha afirmado.
Desde su ópera prima, "Cabeza borradora" (1978), su carrera ha sido un emblema para las nuevas generaciones de creadores que ven en él un inigualable autor. Si bien "El Hombre Elefante" (1980, varias nominaciones al Oscar) lo dio a conocer a la luz pública, el culto Lynch se expandió con "Duna" (1984) y se profundizó con la sádica y elegante "Terciopelo Azul" (1989, otra vez nominada al Oscar). Le siguieron "Corazón Salvaje" (que se llevó la Palma de Oro del Festival de Cannes en 1990) y la serial "Twin peaks" (1992), un fenómeno televisivo después convertido en película.

Con la popular saga de Laura Palmer terminó por definirse lo que hoy conocemos como el universo lynchiano: dualidad y trastornos de la personalidad, infierno familiar y retrato de una América profunda y embrujada, sólo normal en su superficie, con enanos y cowboys metafísicos, madres desquiciadas, rubias sádicas, cortinas rojas que abren a otras dimensiones y carreteras tenebrosas.

Excéntrico, hermético y aislado en su casa de L.A., la vida de Lynch también se convirtió en un misterio. Con tres hijos de tres relaciones distintas (la última de 15 años con su editora legendaria Mary Sweeney), se especuló que el personaje de Laura Palmer estaba inspirado en su hija Jennifer Lynch, autora por lo demás de "El diario de Laura Palmer". También se habló mucho sobre su romance con Isabella Rossellini a finales de lo 80, insinuando que su relación era tan sádica como la que ella y Dennis Hopper tenían en "Terciopelo Azul". La actriz y modelo hija de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini lo desmintió categóricamente: "Dave no es como los personajes de sus películas, eso es absurdo".

El descubrimiento del video.

El camino más fácil para explicar de qué van las tres horas de "INLAND EMPIRE" es recordar los últimos 40 minutos delirantes de su anterior "Mullholland Drive", aclamada por la crítica y el público. Aunque vuelve a contar la historia de una pesadilla salida de la tierra de los sueños, Hollywood (también hay dos mujeres relacionadas entre sí), esta vez Lynch se toma una libertad formal sin límites, apoyada por las innumerables posibilidades que le da el formato DV.

Hipnótica, vertiginosa y con un homenaje claro a la era de oro del cine hollywoodense, es quizás el ejercicio visual y narrativo más extremo de su filmografía.

Nada es convencional en "INLAND EMPIRE". Aceptando eso, no es difícil sentirse chupado por su universo. Desde la primera línea de diálogo (" ¿Dónde estoy? Busco una entrada") vemos asomarse la fisura de un hoyo negro. Nikki, una joven actriz deseosa de obtener el papel de su vida (Laura Dern), es contratada por un director (Jeremy Irons) para hacer el remake de una película polaca que nunca se terminó por culpa de un maleficio. La maldición recae sobre Nikki, quien se transforma en su personaje de Sue, se enamora de su coprotagonista Billy (Justin Theroux) y se ve transportada a una dimensión paralela de la cual no puede salir. Y nosotros tampoco.

Tras la proyección y un teatro sumido en un shock sensorial, se encienden las luces y Lynch aparece con Laura Dern, con quien no trabajaba hace 17 años.Con 60 años y su clásico pelo desordenado a lo Principito, el director americano agradece cordialmente que nadie le pregunte de qué trata su película. El hombre irradia una serenidad y una simpatía asombrosas. "Explicar con palabras algo es un grave problema", confiesa. Cuenta que al momento de rodar, sólo tenía escrito un monólogo de 14 páginas "No es que no crea en la necesidad de una historia, pero ésta debe soportar cierto grado de - y repite su palabra clave- abstracción".

La decisión arriesgada de filmar en digital tiene varias explicaciones. La primera, creativa. Su encuentro con la creación numérica data del año 2001, cuando estrenó su sitio web davidlynch.com y rodó unos cortometrajes llamados "Experiments".

"Al armar mi página web me enamoré de la textura de la imagen digital porque me recordaba la de las viejas cintas de 8 milímetros", recuerda. "Para que una película funcione tiene que basarse en una sola idea. Una idea es una escena condensada, el resto es experimentación. Por esto el futuro es digital. Es un mundo maravilloso y cada día mejora más". La segunda, económica. "El cine en 35 milímetros murió, al menos para mí. Su calidad es muy linda, pero se rompe, el equipo es pesado y los costos son altos. Con mi SONY PD-150 hago lo que quiero".

A diferencia de "Mullholland Drive", "INLAND EMPIRE" nunca estuvo a punto de quedarse en el cajón por falta de financiamiento. Studio Canal, su inversionista francés, le dio dinero ("menos de un millón de dólares", dice, no se sabe si en broma) y le reservaron los derechos de distribución.Y por último, la autonomía. Además de dirigir, Lynch se lleva los créditos del guión, la dirección de foto, edición y decorado y diseño de sonido en esta cinta. "Es la ventaja del video digital. Tienes el control sobre todo y puedes experimentar como se te da la gana".

El reencuentro con su musa.

Es la tercera vez que Laura Dern y David Lynch trabajan juntos, desde "Terciopelo Azul" y "Corazón salvaje". "Todo lo que David me dio fue el monólogo de 14 páginas. Me dejó en claro que estaba interesado en mi compromiso con la experimentación. Ese fue el inicio", cuenta la actriz.

"Eran 14 páginas sueltas, sin orden", se ríe Lynch. "Improvisé un set en la parte de atrás de mi casa y estaba listo para trabajar ese monólogo la noche entera. Pero ¡sorpresa! Laura no sólo lo había memorizado entero, además lo había interiorizado. Fue muy mágico. La película creció en mí escuchándola".

Una vez en el set, Dern no tenía idea qué le ocurriría a su personaje. "Abría muchas puertas y no sabía lo que había al otro lado, mi única guía para trabajar mis emociones era ese monólogo".

Lynch está seguro de que el video digital produce un tipo de performance distinto en los actores. "Cuando filmas con celuloide hay demasiadas pausas. Tienes que cargar la cámara, volver a medir la luz, etc., lo cual hace que el calor de la actuación baje. Al filmar todo el rato, eso no sucede".Ver a Laura Dern delirando mientras deambula por el Paseo de la Fama de Los Angeles es uno de los gustitos que sólo Lynch se puede dar. Y lo sabe. "Es una actriz increíble. Me gusta su fragilidad. Espero que este año su talento sea celebrado como se debe", dice a la vez que hace un guiño con el ojo.¿Estará pensando en un Oscar? Nadie sabe si esta vez Hollywood se animará a premiar a su musa tal como el último Festival de Venecia ya compensó con un León de Oro la carrera de uno de los más grandes directores americanos.

Sus mejores filmes

"El hombre elefante"

Lynch recreó la verdadera historia de Joseph Merrick, quien sufrió elefantiasis en la Inglaterra victoriana. Es uno de sus relatos más lineales. Ojo con la fotografía en blanco y negro y la actuación de John Hurt detrás de un elaborado maquillaje.

"Terciopelo azul"

Con este filme el director comienza su reflexión sobre la pesadilla del sueño americano. Kyle MacLahaln, uno de los actores fetiches de Lynch, interpreta a un joven que se introduce en el sub- mundo criminal con el mejor villano: Dennis Hooper.

"Corazón salvaje"

Consagra su propuesta visual en el Festival de Cannes cuando este filme sorpresivamente gana la Palma de Oro. Haciendo guiños al "Mago de Oz", la historia de dos amantes en fuga, Lula y Sailor, es cruda, altamente erótica y violenta.

"Carretera perdida"

Comienza el Lynch más críptico. Ésta es una película mayor y compleja sobre el desdoblamiento de la personalidad y con un historia pesadillesca ambientada en Los Angeles. De nuevo, Lynch se esmera en el villano: Robert Blake como un irreconocible malo está perturbador.

"Una historia sencilla"

La más normal de sus cintas es un enternecedor y emotivo relato que sigue a un anciano a bordo de un mini tractor camino a reconciliarse con su hermano

"El camino de los sueños"

Hay varias apuestas sobre qué diablos significa este filme con Naomi Watts. Lo cierto es que se trata de una gran película que sigue la lógica de los sueños y su historia relata los esfuerzos de una aspirante a actriz por convertirse en estrella en Hollywood.

21 octubre 2006

El cine viste a la moda

Cuando Pedro Almodóvar iba a hacer "Mujeres al borde de un ataque", no tenía un peso. Fue a un mercado en Madrid, "El rastro", compró ropa de los 50 y se la puso a Carmen Maura. Fue la primera vez que veíamos la moda retro, que tanto se usa ahora. Años después, cuando él se hizo más importante y estaba preparando "Tacones lejanos", Armani y Karl Lagerfeld diseñaron la ropa para la película.

En esta anécdota queda clara la importancia del cine como medio de comunicación masiva: tú empiezas creando una moda al comprar ropa en "El rastro" y, si creces, trabajas con gente como Valentino o Armani

La moda en el cine ha sido vital porque, desde que el cine es cine, gracias a ella se han marcado tendencias, ya sea por cómo se visten las actrices con ciertos diseñadores o por cómo se sacan temáticas de las películas para las creaciones. En los años 50, por ejemplo, toda la moda nacía del glamour de actrices como Rita Hayworth o la nadadora Esther Williams.

Pero ésa era una cosa más indirecta, porque ellas tenían diseñadores propios y la gente imitaba un poco su glamour. Con el tiempo la relación fue mucho más directa. Una película fundamental fue "Blow up" (1966), de Antonioni, donde estaban Vanessa Redgrave y la modelo Veruschka, sobre un paparazzi. Notoriamente ahí se marcó una tendencia: la gente empezó a darse cuenta de que hay un movimiento y de su relación con el cine.

Después vino "El Gran Gatsby" (1974), con los vestidos flap: en los 70 se vivió la máxima tendencia de la ropa de los años 20. A partir de ahí empezaron a hacerse los grandes lanzamientos y la gente se vestía como en el cine; la gente se vistió como en "El Gran Gatsby" para ir al estreno y se produjo un movimiento retro. Audrey Hepburn en "Desayuno en Tiffany's" marcó un estilo que llevó al cine la mujer elegante, sofisticada, la que todo el mundo quiso copiar.

Personajes como Diane Keaton en "Annie Hall" (1977) representan otra época maravillosa: cuando la vi no lo podía creer, ¡iba vestida de hombre!; después todas las mujeres empezaron a vestirse así. Lo mismo pasó con "Víctor Victoria" (1982).

En las últimas décadas surgen cintas como "Pret a porter" (1994), con el mundo de los diseñadores, de los desfiles. Ahora "El diablo viste a la moda" muestra cómo la moda influye en la tendencia y la actitud de las personas.

El cine está tan presente, porque a pesar de que los medios de comunicación han cambiado, desde las películas de Greta Garbo hasta ahora, la gente sigue viendo que es importante mostrar una imagen. Es una reciprocidad. El cine ayuda a la moda, para sacar un estilo, y la moda ayuda al cine para poder imponer estilos.

19 octubre 2006

El Laberinto del Fauno

No deja de resultar sorprendente que, varias décadas y docenas de películas después, la Guerra Civil Española y su inmediata posguerra puedan ser aún objeto de acercamientos impensados. Y todavía más lo es que quien haya abierto una inquietante, extraordinaria (en todos los sentidos) ventana fantástica sobre aquel mundo y aquellos tiempos sea un cineasta mexicano, sin duda alguna, el más capaz con que cuenta hoy el género para dotar a sus ficciones y sus personajes de un peculiar, persistente, hálito poético. Y si El espinazo del diablo ya resultaba la revisitación más sorprendente jamás realizada de la contienda civil, con su aire de absorbente western gótico poblado de fantasmas, ahora el maquis y sus represores se erigen en la excusa para un discurso no muy diferente, aunque indudablemente más ambicioso: aquí se trata de casar, sin fisura alguna, un tratamiento realista (la cruda represión a la guerrilla en los montes del norte español, a la altura de 1944) con el universo onírico en que vive una niña imaginativa (Ivana Baquero, un descubrimiento), a la que la presión de lo real le resulta sencillamente insoportable.

Desde ahí, Del Toro hilvana un cuento cruel por el que, como en El espinazo..., también campa un ogro terriblemente malvado (y no es el fauno del título, sino el impulsivo, siniestro capitán Vidal, un Sergi López que borda su papel de desalmado torturador), y en el que realidad y onirismo se funden en una comunión deslumbrante: el desparpajo con que Del Toro hace transitar a sus personajes de uno a otro mundo tiene algo de milagroso. Su imaginería visual, bien que en algún momento ligeramente pasada de registro (lo es casi todo lo que rodea la aparición del fauno), resulta no obstante casi siempre deslumbrante, desbordante; y su lección, impecable: en un mundo recorrido por la violencia, advierte Del Toro, ni siquiera existe la posibilidad de la reclusión en realidades paralelas... una sorprendente, negra premonición viniendo de quien viene.

Y a la postre, la película se erige en una soberana lección de cine bien hecho y medido, en el que los excesos quedan siempre a buen resguardo bajo el paraguas de la fábula, y donde el director jamás hace trampa: conviene no olvidar ninguno de los momentos que en el filme se van dando, porque en una coherencia que se antoja casi suicida, Del Toro no dejará de sorprender hasta el último, coherente, estremecedor plano de una película tocada indudablemente por la inspiración de un director en el mejor momento de su carrera.